Septiembre azul: La urgencia de derogar el Código de Aguas y establecer el recurso como derecho humano y de la naturaleza

El actual Código de Aguas fue impuesto en 1981, iniciando así una serie de entregas gratuitas a manos privadas, y convirtiéndose en un eje articulador del extractivismo.

Hace 47 años que septiembre duele en Chile. Es un mes marcado por la memoria y por el recuerdo de la resistencia contra la dictadura que instauró el actual régimen extractivista neoliberal impuesto a sangre y fuego, y que consolidó normas jurídicas obsoletas favorables a los intereses privados como es el Código de Aguas y que terminaron por construir un Estado subsidiario para las empresas.

Como ha venido haciendo el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT) todos los meses de este 2020, este 22 de septiembre envió un saludo de memoria a los miles que dieron la vida, que estuvieron exiliados y dentro de Chile haciendo la resistencia contra la dictadura cívico-militar pinochetista. Y en este ejercicio de memoria, recuerda que el Código de Aguas fue impuesto en 1981 e inició una serie de entregas gratuitas a manos privadas, y es un eje articulador entre el extractivismo, la privación de los derechos vitales como es el derecho humano al agua, y el derecho de la naturaleza.

Como MAT hemos trabajado más de ocho años para la derogación del Código de Aguas por ser el eje privatizador con que en este país las empresas y privados han lucrado con un bien natural que debiera ser de gestión comunitaria, tal como lo establecimos en el decálogo redactado tras un ejercicio de cientos de personas que participaron en los Cabildos por el Agua de Arica a Magallanes.

A continuación presentamos los 10 puntos de nuestro decálogo:

1-. Reconocer el agua como un derecho humano, y un bien común inapropiable, asociado al derecho a la vida y a vivir en un medioambiente libre de contaminación.

2-. Que el agua y la naturaleza, sean reconocidas como sujetas de derechos.

3-. Proteger todos los cuerpos de agua de los ecosistemas: ríos, lagos, lagunas, glaciares, turberas, bofedales, humedales, mares, aguas subterráneas, salares.

4-. Garantizar la restauración de los ecosistemas como forma de defensa de las aguas, mediante un cambio de la matriz energética, productiva y de consumo.

5-. Derogar el código de aguas y reemplazarlo por un nuevo marco normativo, basado en la gestión comunitaria.

6-. Que el uso y gestión de las aguas sea comunitaria, territorial y sustentable, por cuencas y sub-cuencas hidrográficas.

7-. Que las prioridades de uso sean para el equilibrio de los ecosistemas y el consumo humano.

8-. Que la gestión comunitaria del agua sea plurinacional, basada en la articulación entre pueblos, comunidades y territorios

9-. Garantizar su uso ancestral por parte de los pueblos que habitan el país, considerando la importancia de la dimensión espiritual.

10-. Que la gestión comunitaria del agua se base en el fomento de la agroecología y las economías territoriales, que permitan garantizar la soberanía alimentaria, y con esto la autodeterminación de los pueblos.

Es sumamente importante considerar para su defensa, cuidado y protección los diversos cuerpos de agua: tanto humedales, ríos, mares, glaciares, lagos, lagunas, etc.

La lucha por la desprivatización de las aguas comenzó hace tiempo en cada territorio y ya no hay vuelta atrás. Las comunidades y los territorios exigen que el agua sea un derecho humano y de la naturaleza.

Movimiento por el Agua y los Territorios

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