Reportaje: La emergencia de la literatura feminista 

Protestas y tomas universitarias son parte de un movimiento que está generando su literatura

Por Grado Cero

27/07/2018

Publicado en

Grado Cero / Letras

0 0


Protestas y tomas universitarias son parte de un movimiento que está generando su literatura. Mujeres activan lecturas y escrituras que deconstruyen el patriarcado en la disciplina y práctica

Por Cristóbal Gaete

 

Catalina Ríos: matar a la madre

Fotografía de Ismael Burgos.

 

Catalina Ríos (1995) es una joven poeta y editora en la revista Palimpesto -disponible online-, Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica. Publicó la plaquette “Las aguas” (2016), becaria de la Fundación Neruda e incluida en “Halo [19 poetas nacidos en los noventa]” (2014).

En el último número de Palimpesto replica el ensayo “Poeta/poetisa, la apropiación femenina de la palabra poética”, escrito junto a Emilia Pequeño y antes publicado en Jámpster.cl. Pequeño, es otra joven poeta que está desarrollando labor de crítica sobre la escritura de mujeres en medios online. Ambas firman, tras una acabada revisión de posturas:

“Con la creación de una denominación diferente se concreta un acto de separación de los sujetos y sus identidades, como si se tratase de una escritura aparte de la de los poetas. La poetisa no tiene el mismo status que el poeta: el sufijo –isa, como menciona Eltit, la aparta aún más del canon masculino. La escritura, además, siempre será acompañada de la especificación “femenina” o “de mujer”, insistiendo aún más en la separación. Si bien la categorización de las escrituras femeninas y su denominación propia han sido de gran ayuda para su visibilización dentro del panorama de los estudios literarios, nos parece necesario remarcar que la línea entre la visibilización y segregación es muy delgada y fácilmente permeable”.

Machismo en la literatura chilena

La visibilidad en términos cuantitativos, un ejemplo fácil, es la diferencia entre hombres y mujeres que se han ganado el Premio Nacional de Literatura o los postulantes en poesía en su última versión. Esa misma invisibilidad cuantitativa se ve reflejada en los currículos escolares también, la cantidad de escritoras que se estudian es muchísimo menor que la cantidad de hombres, pasa lo mismo en las universidades. Se refleja en la participación en festivales de poesía, en lecturas, hasta en los fondos de creación. El año pasado revisé las ganadoras, las mujeres eran un número muy inferior respecto de los hombres.

Otro punto es el Nobel, no podemos hablar de paridad entre Neruda y Mistral, pasa algo injusto en la manipulación de la figura de ella, transformarla en la madre de Chile la aleja de ser la primera premio Nobel latinoamericano. Innegable el contrapunto con la figura de un  Pablo Neruda muy político, muy activo; se le niega ese espacio en el que sin duda también tuvo parte Mistral. Parece más cómodo llevarla al rol de educadora, o madre, más pasivo y privado.

Literatura en movimiento feminista

Todavía no se ha creado una red de escritoras feministas como sí ha pasado en el plano audiovisual o en la música. Como escritoras, unirse es importante y urgente, sabiendo un montón de cosas que pasan dentro del círculo literario, de las violencias que se viven en los talleres, en las lecturas, en las universidades, en fundaciones. Es necesaria la creación de una red que nos una en la lucha como sujetas que estamos escribiendo. Organizamos una lectura de poesía de Licenciatura de Literatura en la Chile, en la toma de la Facultad de Derecho, y ellas estaban creando un círculo de escritoras que están leyéndose. Son esos pequeños gestos los que van creando redes, por qué no hacer algo más global.

Una literatura feminista

Primero que nada llevo mucho tiempo sin llegar a una conclusión si es que existe o no una escritura de mujeres y una escritura de hombres, y eso llevándolo a un segundo nivel si es que existe una escritura feminista o una escritura no feminista. Por una parte tendría que definir si son o no feministas los temas dentro de una escritura. Creo que ocupar palabras como vagina, útero, patriarcado o igualdad en un texto no hacen que sea feminista, así como que una mujer escriba poesía no la hacen una poeta feminista. Va por otro lado, tiene que haber un posicionamiento de las escritoras en tanto es una sujeta crítica. En ese sentido mi escritura se adapta a mi posición como sujeta pensante y de ahí mismo se van desprendiendo mis intereses a partir de mis temas recurrentes y la forma de presentarlos en mi escritura. Por añadidura empieza a salir de las cosas que voy escribiendo un matiz feminista. Hace poco, en el ensayo acerca de la diferencia entre poeta y poetisa, ahora estoy pensando también en relación al último texto de Lina Meruane, “Contra los hijos”, el rol de la mujer/madre en la literatura chilena. Estos mismos temas se van a ir permeando en mi escritura creativa.

Literatura joven e independiente

Creo que la literatura joven, sub 25, se viene con una mentalidad distinta. Si bien el entorno propicia que las conductas machistas se sigan repitiendo, hay un ojo que está leyendo y es crítico. Lo veo al nivel de publicaciones, de lecturas que se están haciendo. Nos estamos leyendo mucho más entre nosotras. Se me vienen a la cabeza muchos nombres de mujeres secas que están escribiendo y dirigiendo editoriales. De los poetas jóvenes e independientes se nota indignación, se está haciendo visible que hay algo que está fallando. Una anécdota: el año pasado fui seleccionada para el Festival de Poesía de Rosario, Argentina, eran todos poetas sub 25; me llevé la sorpresa de que éramos pares, hombres y mujeres. Días después, hablando con los organizadores de la residencia, poetas de 29 o 30 años, nos decían que su propósito era tener la misma cantidad para romper con el esquema que siempre se da en los talleres o residencias en donde la cantidad de mujeres es mínima. No se trata de que no existan mujeres que escriban, sino de que son invisibilizadas. Existen manifestaciones, pero los poetas jóvenes le hacen frente con acciones como esas.

Autoras feministas chilenas

Es súper importante partir con una reivindicación de la Mistral, salirnos de este molde «Piececitos de niños/azulosos de frío…”, de la educadora o madre de Chile, que son roles patriarcales unidos a la mujer, que es pasiva en sus acciones. Demostrarla como la mujer política, crítica, que amó a otra mujer. Casi no hay ensayos, casi no hay ediciones críticas en ese sentido, en cambio sí abundan de Neruda. Sacarla del encasillamiento que la deja sin posibilidades de ser una figura más crítica dentro de la literatura chilena. Algo pasa con las poetas de las ochenta, como Carmen Berenguer, Elvira Hernández o Soledad Fariña que estaban en la lucha política, que realizan acciones súper importantes en esos tiempos, yo creo que la lectura de escritoras chilenas que recuperaría partirían por ahí: Mistral, las poetas de los ochenta, y narradoras y ensayistas que están tocando temas relacionados con el feminismo como Diamela Eltit o Lina Meruane. Y también escrituras jóvenes como la de Julieta Marchant o Gladys González que además de ser escritoras están jugando un rol de editoras. No es menor el peso del sector independiente que te van mostrando editoriales que tengan otra mentalidad.

 

Círculo de Lectura Feminista UCV: el territorio es el cuerpo

Fotografía de John Uberuaga

 

Nicole Pinos y Fernanda Campos son las coordinadoras de esta instancia, nacida de la Asamblea de Castellano y Comunicación PUCV, con apoyo de profesoras feministas. Con tres sesiones ya ejecutadas, va progresando y articulando un espacio abierto que mezcla literatura, feminismo y contingencia. Desde un fanpage de Facebook se convoca a estos encuentros no separatistas mensualmente; desde la plataforma se puede acceder gratuitamente a textos fundamentales y actas de las sesiones pasadas.

Nicole y Fernanda destacan también el Club de Lectura Feminista, que lo maneja una estudiante de Periodismo, con una asistencia que obliga a dos sesiones por cada lectura para inscritos y que se realiza en espacios fuera de la universidad.

Origen

La necesidad de aprender de feminismo y de autoformarse desde una metodología diferente, salir del protocolo de la sala, de tener un profesor que te enseñe todo, de tener que escuchar pasivamente, de no poder preguntar porque da vergüenza, de tener que leer porque está en el plan de estudios y sacarse una buena nota. Casi siempre se lee feminismo europeo, al final de alguna asignatura, a Virginia Wolff.

Lecturas

Partimos leyendo a Nelly Richard y “Por la patria” de Diamela Eltit, porque venían a un conversatorio en Valparaíso. En él Nelly Richard dijo que pese a que el movimiento fuera universitario y muy potente no teníamos que olvidar nuestra situación de privilegio, entonces estamos intentando leer otro feminismo que hable de Colonialismo y otras temáticas. Hace poco fue el caso de “La Manada”, entonces hicimos la segunda sesión de violación y prostitución a partir de Virginie Despentes y “Teoría King Kong”. Esa sesión fue delicada, porque muchas veces nosotras mismas nos sentimos expuestas a vivir esa situación, fue bastante emocional. Uno lo ve en las noticias pero en la misma universidad se ve el abuso sexual y la violación, por lo mismo estamos trabajando en el tema del protocolo. La tercera, fue acerca de la pornografía a partir de Beatriz Preciado, “Pornotopia”. Tenemos curiosidad, buscamos ciertos textos y los discutimos en conjunto. Al final de cada círculo se puede plantear lo que se quiere leer, a partir de lo que leyó cada una, aterrizado a las temáticas.

Espacio abierto

El círculo es un espacio en construcción horizontal. No es separatista, es una oportunidad para los hombres. No participan muchos, se sienten dudosos, se sienten interpelados por  temáticas como la pornografía. Este año ha sido bastante movido, entonces estamos en un proceso de interpelarnos por todo. A veces no hablan porque el Círculo va mucho a la emocionalidad, tratan de no apoderarse del espacio.

Feminismo como producto

Con esto van a buscar más atención en las clases, también en los temas como la metodología e investigación. Los medios de comunicación y las noticias le dan espacio al feminismo porque es políticamente correcto y porque vende. Hay que intentar desligarse de las jerarquías de la sociedad capitalista de los jefes y los subordinados, tiene que romperse. Darle voz a las mujeres que no tienen privilegios, mujeres que nos pueden entregar testimonios de conocimiento. Ampliar este espectro, escuchar todas las voces posibles y no tratar de hablar por el otro, ni siquiera dar las herramientas, no llegar y tirar teorías, escuchar voces sin intermediarios.

Feminismo en la literatura

Una literatura feminista debe considerar a todo el espectro de mujeres, incluso creemos, a las que no se consideran feministas, porque ellas tiene circunstancias que no les permiten leer sobre feminismo, pensar sobre feminismo, que no puedan movilizarse sobre feminismo. No es lo mismo hablar de feminismo con madres que han dejado de estudiar acerca de que el trabajo doméstico debería ser remunerado y no solamente un papel de ellas. Hay muchas autoras que se declaran feministas y yo no estoy de  acuerdo. La otra vez hablábamos sobre cómo se escribe ahora, la modalidad del blog, como “Confesiones de una soltera”, que creemos que no hacen una crítica dura. No es que nosotros digamos estudiamos Castellano o leemos libros muy largos, pero la mayoría facilita la lectura del facebook que también es una forma de vender. Hay una especie de canon de literatura feminista de acuerdo con estos libros que se declaran feminista, que denuncian en forma de anécdotas de manera que se toma con cierta liviandad, y que en este momento tienen que tener un peso crítico.

Generación de escritura feminista

Llevar la investigación fuera de la academia. Nos hacen investigar con tesis, con ensayos, pero a veces una investigación más fructífera es poder hablar con nuestras madres o abuelas o nuestros padres también, que son las personas que nos han inculcado formas patriarcales de relacionarlos y que ahora nos hemos cuestionado. Preguntar por experiencias fuertes de violencia machista, preguntar si está bien o mal, cómo lo vivieron en esa época, como lo viven ahora, y cómo ha repercutido todas esas circunstancias en la propia crianza. Por nuestra propia violencia nos hacen vigilar la conducta para prevenir ataques de los hombres hacia nosotras. Es una forma de entender y de crecer. Esta compilación de relatos, nos sirve a nosotros en el círculo de lecturas para entender a nuestras madres. La idea es que cada una hiciera preguntas modelo y las llevara a la conversación y la persona que la quiera escribir elija cómo hacerlo. Hay ciertos diálogos y temáticas que nos repercuten mucho por nuestra condición física, por el tema de la precaución, y las mujeres nos vamos pasando la sabiduría. Hay otros territorios que hay que conquistar, el cuerpo de uno misma frente a la violencia en la ginecología.

 

Territorio feminista / Poesía en Tomacontra el lenguaje patriarcal 

Fotografía de John Uberuaga

 

La poeta Fanny Campos ha llevado a cabo en los últimos años distintas actividades de literatura y feminismo. Desde su traslado a la V Región ha organizado Descerrajando y Territorio feminista, con lecturas en distintos espacios y en el transporte público. Siempre acompañada de la poeta y docente Rosa Alcayaga, integró la poesía a las movilizaciones con Poesía en Toma, donde acercan escritura feminista actual a universidades públicas y privadas. Esta acción se ha replicado con otras escritoras en otras regiones. En este momento está en acopio de material para el libro antológico de la iniciativa.

Su escritura también es parte de la emergencia del feminismo. En su propia editorial, Punto G, autoeditó plaquettes de cortas tiradas con cada uno de los 45 casos de femicidio del 2015, bajo una óptica que expande la ley -exclusiva para convivientes- a pololeos y clientes sexuales, como también lo hace el Servicio Nacional de la Mujer. “Trato de hacerme cargo de ciertos tópicos o problemas que se relacionan con el género, el aborto, la maternidad, la libertad sexual y reproductiva, los femicidios, las sacralización”, explica Campos.

Experiencia Poesía en Toma

A veces nos contactan, al principio escribía yo. De las primeras lecturas hubo una en la que había poca gente, las que se había quedado a cuidar y la que me había dicho sí. Cuando terminamos me dijeron: nosotros no sabíamos que la poesía era esto, pensábamos que era algo fome que no tenía nada qué ver, vengan de nuevo para avisarle a todas las compañeras. Ha derribado ciertos prejuicios. Cada toma tiene sus reglas, hay abiertas, otras separatistas que dejan entrar sólo a no binarios. A mí me gustó la de la FACSO, no era separatista, abrieron y tenían inflables para los niños, mesa de la maternidad, de la diversidad sexual.

Lectoría y escritura en mujeres

El género que más lee son mujeres, está la estadística en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Leen cosas escritas por hombres. Ni siquiera puedo dar un diagnóstico preciso, porque no se sabe cuántos libros son escritos por mujeres, los datos que se manejan son la diferencia en los géneros de los premios. Las mujeres no te catetean para publicar, pero los hombres sí, siempre andan mostrando su manuscrito. Las mujeres no, hay que buscarlas.

Literatura independiente

Se replica lo mismo en un nivel micro, carezco de cifras para comparar grandes con independientes, pero a mí me parece que es parecido. Organicé un ciclo que se llamaba Evas inmorales en que la idea era invitar editoras o editores a presentar libros de mujeres. A muchos de mis amigos no los pude invitar, porque en su catálogo no había mujeres.

Caminos para una literatura femenina

Más que cómo debería ser, es lo que veo, que tiene que ver más con las temáticas, una primera etapa de denuncia muy necesaria, estamos escribiendo en una jaula. Tiene que haber otra etapa, que logre desestructurar el propio lenguaje patriarcal, es una etapa que no sé si alcance a vivir. Hay gente que ya sale de la escritura a la performance, o la poesía experimental, con imágenes. Creo que hay otras formas, nosotros trabajamos con el lenguaje patriarcal, a no ser que lo vayamos modificando con el género de las palabras. Las mujeres mexicanas hablan todo en femenino, que es una forma de cuestionarse el lenguaje mismo.

Lecturas separatistas

Participé en una de la Colectiva del interior. Hicieron un encuentro territorial en Salamanca, al interior de la IV Región. Fuimos, hubo lecturas, talleres. La verdad me he sometido a las reglas, yo no impongo esas reglas, porque creo que el feminismo es para todos, todes y todas, y si no es así no va a haber posibilidad de cambio. He sentido, eso sí, que se genera un ambiente especial, un espacio muy rico entre puros sujetos femeninos, porque resulta que los hombres son muy hombres, demasiado masculinos, no falta el hombre que siempre quiere tener la palabra, lucirse. Entre mujeres eso no se da.

Panorámica de autoras chilenas feministas

Hay muchas, desde Gabriela Mistral hasta nuestros días, algunas de ellas declaradamente feministas, pero a diferencia de lo que ocurre en otros países como México o Argentina, hay muy pocas propuestas poéticas que realmente se hagan cargo de los tópicos feministas o de los problemas de género, hasta este auge que vengo notando hace pocos años, y que esta experiencia Poesía en Toma me corrobora. Mistral tiene algunos versos feministas notables como » bendito sea mi vientre, en el que muere mi raza», y mucha prosa feminista. Algunos pocos versos feministas encuentro en Winétt de Rokha, y su aliento a las madres a luchar contra el fascismo. Menos versos feministas, pero una vida que sí podría decirse en cierto modo que lo fue, de Teresa Wilms Montt, etc. Es muy distinto hablar de “poesía femenina” que de “poesía feminista”, un poema feminista es aquel que comulga con las ideas antipatriarcales, y un poema así, paradójicamente, puede nacer incluso de sujetos que siquiera tienen una autoconciencia de su velado feminismo. Stella Díaz Varín escribió el poema “La Casa”, que a mí me parece muy feminista, pero ella declaraba fervorosamente estar en contra del feminismo, intentando escribir desde una “universalidad”, que ya todos, todas y todes sabemos que no existe, pues se ha pretendido que lo heteromasculino blanco lo sea. Algunos poemas de Teresa Calderón, Cecilia Vicuña, Verónica Zóndek, Rosabetty Muñoz, Damaris Calderón me parecen también feministas. Poemas de Priscilla Cajales, de Gladys González, Amanda Durán, por mencionar algunas poetas de mi rango etario, también me lo parecen; las dos primeras abordan la violencia económica sufrida por las mujeres como pocas poéticas lo hacen, y de la última, no hay ni que explicar de qué modo pudieran considerarse feministas sus textos. No obstante, ninguna de las citadas ha concretado su concurrencia a leer a las tomas feministas, aunque Gladys me ha manifestado encontrarse a favor de la iniciativa, y me consta que ha sido una gran promotora de la literatura de mujeres, desde sus encuentros Conrimel, lo que ya es algo muy feminista en sí. Elvira Hernández que escribe poesía política (pero no derechamente feminista) sí ha estado leyendo para las estudiantes movilizadas; Carmen Berenguer también ha estado de algún modo presente apoyando el movimiento, y ambas han prestado su venia al Poesía en Toma. También ha estado interesada Verónica Quense, Alejandra del Río, y las jóvenes Daniela Catrileo y Catalina Ríos, feministas que sin tener poéticas decididamente feministas, también han estado apoyando las tomas, pero no han querido sumarse a este ciclo colectivo de lecturas al cual fueron invitadas a sumar esfuerzos. No me gusta mencionar, porque siempre se van nombres, pero en lo personal, creo que dentro de lo que he podido escuchar de quienes han adherido al ciclo, literariamente se pueden destacar las propuestas de Marcela Parra, Joan Mijail, Gonzalo Azalasar, en las lecturas en tomas de la Región Metropolitana, que han estado bajo la coordinación de otras comprometidas creadoras feministas como Cote Avello o Lourdes Montenegro. Rosa Alcayaga, Victoria Herreros, Lilith Herreros y varias otras poetas con las que compartimos habitualmente instancias poéticas feministas en la V región, seguida de nuevas voces como Karimme Morales o las poetas que hemos conocido más recientemente como las jóvenes Valery Rojas y Tania Lagos. En la VIII región, al alero de Puño y Letra, adhirieron Rosy Saez y Amanda Varín, y en la IV región, coordinadas por María José Rivera, se sumaron varias otras, entre ellas la joven Anais Lua, con un interesante trabajo que me ha llegado para la antología y del que antes no había tenido noticia.

 

 

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones