Conversamos con Jonathan Aravena, director y dramaturgo; quien prepara su nuevo montaje: “Los perros de la Constitución”

“Al igual que Portales, Alessandri y Pinochet; Michelle Bachelet cocinará la Constitución entre cuatro paredes

​ En pleno proceso de ensayos se encuentra Jonathan Aravena junto a la Compañía La Temporera (“El Operador”, Trópico de Santiago”)

Por Arturo Ledezma

20/05/2015

Publicado en

Artes / Teatro

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Los perros de la constitución


En pleno proceso de ensayos se encuentra Jonathan Aravena junto a la Compañía La Temporera (“El Operador”, Trópico de Santiago”). El montaje teatral que preparan es una “fábula política”, que advierte a la ciudadanía sobre la traición a la voluntad del pueblo, como la constante histórica que ha construido todas nuestras Cartas Fundamentales.

La obra se titula “Los Perros de la Constitución” y cruza dos narraciones: la matanza de los quiltros que vivían en la Plaza de la Constitución en la fiesta ciudadana que celebró la primera entrada a la Moneda de Michel Bachelet, y el movimiento popular que hoy impulsa la Asamblea Constituyente. Ambos hechos son vistos por la mirada del perro quiltro, una designación con la cual se ha identificado al mundo popular.

perros teatro

Es por esto que decidimos conversar con Aravena para que nos cuente del proceso:

¿Por qué decidiste tocar este tema desde los perros, los quiltros?

La palabra “quiltro” ha sido históricamente aplicada a las mujeres y hombres populares, para designar todos esos adjetivos con que la elite ha buscado denigrar este mundo: desorden, indecencia, borrachez, suciedad, libertinaje, entre otros. Sin embargo, en la hibridación misma del término, surge toda la potencialidad emancipadora, en cuanto designa aquello que no es posible de contener, el dinamismo y vitalidad que es característico de quienes deben ingeniárselas para subsistir y crear identidades al margen del sistema, o sea, el pueblo chileno.

¿Por qué una asamblea constituyente para cambiar la Constitución?

Antes de cambiar la Constitución pensamos que debe “constituirse nuevamente el Pueblo, y superar la atomización en que lo encerró el Holding Dictadura/Concertación. Para que ello ocurra, cada mujer y hombre de nuestro país debe “constituirse” en ciudadano, en animal político; o sea, entender que hay un fondo de justicia e igualdad común que hoy debemos conquistar y superar el rol de clientes o usuarios de un sistema sobre el que no influimos y que a través de nuestra ignorancia y  desidia le damos una absurda validez”

¿Por qué decir esto a través del teatro?

Porque es una forma singular de convocar, que supera con creces la declamación unidireccional. Hoy en día, donde la palabra pública está muerta y nadie confía en ella, la palabra en el teatro adquiere otro potencial, pues trae la experiencia de vida de sus ciudadanos y se manifiesta desde ella. No es palabra hueca o retorcida en intereses que se ocultan, es sinceridad y peso de lo real que nos afecta; además es una forma de abrir el acceso a esta fiesta, en la que el pueblo se convoca, se piensa así mismo y busca su real Independencia.

¿Chile no es independiente?

No somos un país ni un pueblo independientes, nunca lo hemos sido. Esa es la gran farsa que todos actuamos.  Hoy estamos siendo saqueados en nuestras riquezas, tanto desde fuera como por nuestros mismos compatriotas encumbrados en los cargos de poder.

¿Cómo ves el proceso que propone el gobierno para cambiar la constitución?

Tengo el miedo que al igual que Portales, Alessandri y Pinochet; Michelle Bachelet cocinará la Constitución entre cuatro paredes…

¿Qué esperas con la obra?

El destino que la obra tenga será el valor que le entregue la propia ciudadanía. Su construcción misma usa el método de reunir, de hibridar lo disperso: vestuario, escenografía, la música y el texto, aplican esto.

Esta obra es un ejercicio de “demostración de poder”, nuestros perros en escena despliegan toda su energía para hacerse del lugar donde sus compañeros fueron asesinados: La Plaza de la Constitución. Su experiencia, pues ellos recuerdan que ya son varias las derrotas, que le han costado mucha sangre a su manada, les ha agudizado el olfato; ellos saben que el hueso no lo deben soltar, porque el perro traidor busca el momento justo para volver a engañarlos.  El teatro tiene el potencial de construir su propia realidad, establecer su propio marco de reglas; esta singularidad poética de nuestro oficio es la prueba que todo espacio es posible de transformar.    

Jonathan Aravena se encuentra ahora con su compañía La Temporera, en un proceso de recaudación de fondos para poder realizar el estreno en el Anfiteatro del Bellas Artes desde el 03 hasta el 27 de Septiembre.

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