Cuentos Ciudadanos: «Intérprete de angustias» de Natalia Berbelagua

Natalia Berbelagua (Santiago, 1985)

Por Francisco Ide

05/04/2017

Publicado en

Artes / Cuentos / Cultura / Letras / Literatura

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Natalia Berbelagua (Santiago, 1985). Ha publicado los libros de relatos Valporno (2012), La Bella Muerte (2013), Domingo (2015) y el poemario La marca blanca en el piso de un cuerpo baleado (2016). Valporno fue traducido al italiano por Edicola Ediciones. Ha publicado en diversas antologías, entre ellas We rock de Ediciones B y El arte de la sonrisa, de Suburbano ediciones, Miami. Actualmente imparte talleres literarios experimentales como narrativa autobiográfica y genealogía.

La carrera literaria de Natalia Berbelagua la ha posicionado como una de las narradoras jóvenes más notables de esta generación de escritores. Su libro Valporno se ha vuelto un libro mítico del under chileno.

Hoy en Cuentos Ciudadanos compartimos el relato inédito  «Intérprete de angustias».

Interprete de angustias

Mantengo la página abierta, es un portal de sueños. Hace unos siete años que entré a cazar material a la red. Antes me dedicaba a espiar. La variación de ahora, es que me decido a interpretarlos. La página tiene una amplia gama de personas que ingresan de manera ocasional. Uno tiene un sueño y entra con la esperanza de ser leído por otro, un (a) ocioso (a) como yo. No estoy en un buen momento, para decir verdad ayer me quedé todo el día llorando. Incluso cuando salí de la casa no dejé llorar.

Estábamos en un restaurant. El amigo H, que estaba sentado a mi lado, comenzó en voz baja a contarme una historia. El relato de una mujer con la que sale, que supuestamente había besado a un hombre del otro lado de la pared. Solo dice haber visto una sombra que desapareció y el sonido de un beso. Unas tres o cuatro semanas antes, me comentaba justo lo contrario, la supuesta distancia emocional que pretendía mantener. Lo escuché y le dije lo siguiente: La sombra en realidad es eso, una sombra, un fantasma tuyo. Ese supuesto beso que puede que haya sido verdad, dice solo a una cosa: no sabías que te gustaba tanto. Él me escuchó y movió la cabeza hacia un lado, como de no querer saber más. Otro amigo le dijo: la sombra eres tú mismo, y lo que te duele es que quisiste ser tú el que le diera ese beso. El amigo H volvió a dar vuelta la cara. Me dieron una puñalada con ajo, señaló utilizando las palabras de un preso y volteando por tercera vez la cabeza.

La comida fue más bien silenciosa. Yo comía pescado frito sin preocupación por las espinas sino por la angustia que sentía en el momento y que me tenía cercana al pánico. Un niño se acercó a unos cantantes de boleros y se puso a revolotear como si fuera una paloma comiéndose las migas. Tomé unos sorbos de vino, sin ninguna gana. El amigo H,  triste por la sombra y el beso, bebía un té. El amigo argentino saboreaba una empanada de queso.

Al pagar la cuenta me vino un llanto explosivo. El amigo argentino me grabó con su celular, dijo que estaba filmando una película. Angustia viene de angosto, dije, y a todos les pareció sensato. Ordenamos las sillas y salimos.

De camino mi llanto se agudizó y me obligó a parar en la escalera donde antiguamente los piratas guardaban los botines. Vi que en la vereda de enfrente había una tienda de artículos chinos y entré como sonámbula a comprar dos velas blancas. Me repetí en voz baja: vas a ponerlas en un plato con agua, en la punta le pondrás sal de mar, les vas a escribir tu nombre y las vas a prender cuando llegues a la casa.

Seguimos caminando todos juntos y nos despedimos en el taxi. Al llegar a la casa sentía el cuerpo apaleado, molesto. No pude hacer el truco de las velas. Me dormí. Soñé que lloraba por el cuerpo. Que la cama estaba empapada con las lágrimas que me salían por los poros. Soñé más tarde que el corazón tenía un rasguño, algo parecido a una alergia, que ahí estaba la causa de mi problema.  Por la mañana me quedé pensando en los sueños, y luego de ir al supermercado bajo una lluvia que no parecía lluvia, caminé cerro abajo con el fin de cruzar la puerta del supermercado. No vi nada extraño ni absurdo en el camino, lo que me pareció bastante raro. Llegué a la casa sin problemas, miré la lluvia por la ventana, que ahí sí mojaba de verdad. Cociné una sopa de mal aspecto. Entré a la página de sueños.

Gatos y panteras:

Soñé que estaba en peligro, gente mala me perseguía y querían lastimarme. Una pantera negra se hizo a lo lejos. Pensé que me atacaría pero no lo hizo, por el contrario hizo que varios gatos hicieran un círculo alrededor mío y ellos me protegían de la gente mala. Realmente fue extraño. Al despertar mi gata estaba durmiendo a mi lado. No sé realmente que significa, espero que sea algo bueno o de protección.

Le di esta respuesta:

Todo lo que te parece amenazante no lo es en realidad, no tengas miedo.

Después apareció este:

Ataúd

Soñé que estaba en una casa y solo veía a mi hermano mayor junto a un ataúd y me dice unos números para que los anote en la lotería y dice que son los números de la difunta, pero ella no se ve en el sueño.

Nota: ha ocurrido dos veces seguidas pero los números son diferentes.

Respuesta: El ataúd tiene una difunta que no conoces, o que no ves. Solo está la muerte. Tu hermano mayor está al lado del ataúd y te dicta los números de la lotería. La información se repite con diferentes números. La muerte implica una transformación. A tu hermano mayor seguro lo respetas mucho, lo ves con sabiduría. Los números de la lotería son las claves de tu propia transformación personal. Los números cambian, pero él mismo te los aconseja. Son los de esa persona que ya murió. No te resistas al cambio. Escucha y conversa con tu hermano. Él tiene la clave de tu propia lotería espiritual. En caso de que esté muerto averigua sobre episodios de su vida que te hayas perdido. Suerte.

No sé qué pasó conmigo, pero algo de vicio tenía este nuevo trabajo no remunerado. Si pudiera hacer una lista de la cantidad de oficios truchos que me han caído desde que comencé a escribir ya tendría material suficiente para la novela que nunca he escrito.

Decapitación japonesa

Yo era una especie de justiciera ninja mala, tenía una armadura negra con rojo, mi cabello estaba súper oscuro y mi arma era una katana y según mi familia mi destino era ser malvada, y a pesar de todo eso no me lo quería creer, yo quería ser buena ante todo, con un gran alma y un buen corazón. Yo era una especia de rusa-alemana-mexicana, bien tosca, ya estaba bien golpeada y cansada. Cuando maté al papá ya me había decidido que no iba a matar a nadie más. «Esto no se va a reparar de ninguna manera, ella no recuperará su vida, soy una mala persona» Pensaba. Y sentía muchas ganas de llorar, pensaba que Dios no me iba a permitir ir al reino de los cielos, mientras que la cabeza caía rodando frente a mí.

Respuesta

Me parece que viste una película de aventuras o que comiste demasiado por la noche. Mis mayores sueños de Ciencia ficción han ocurrido después de un atracón de comida. Ahora. Esa necesidad tuya o fijación por ser buena persona es un asunto bastante molesto. No te compres más esa tontera de ser buena, para qué hablar del reino de los cielos. Por más que creas en lo creas, nadie es bueno totalmente.

Dejé de leer por un rato. Ese sueño de la decapitación japonesa era demasiado estúpido. Además la angustia estaba intacta. Fui y prendí las velas, les puse mi nombre detrás unas fotos, de mí sentada tras un mostrador en una feria, y otra de cuando era niña y estaba parada afuera de la que entonces era mi casa. Me puse a cocinar. El amigo argentino llegó a prender un tabaco y mirar cómo hacía sopaipillas. Otro amigo llegó al poco rato con vino, cervezas y una bolsa de chocolates piramidales. Venía algo exaltado por un video sobre una ceremonia Iluminati que le había mostrado su hermana.

A medida que avanzó la noche todo parecía una conspiración. Comimos demasiado, nos tomamos todo el vino. El amigo argentino nos mostró las grabaciones para la película que hace con su celular. Tenía una del día anterior cuando lloraba en la marisquería.

Hay un dato relevante. Ojo. Atención total a esto. En el foro me apareció un rival.  Un tal Michael. A Gatos y panteras le dijo: cuídate, tienes muchos enemigos. A Ataúd, cuidado, tu hermano o alguien muy querido puede morir. A decapitación japonesa hay una rabia contenida en ti muy peligrosa, podrías herir a alguien.

*

Yo pensaba que la gente tenía más tiempo para escribir los sueños durante los fines de semana, pero en realidad ocurría lo contrario. Evasión laboral o preocupación legítima, comenzaron a aparecer sueños cada 30, 32 o 35 minutos. Durante un par de horas no daba abasto, ya tenía todas las otras labores paralizadas, y lo único realmente productivo que ocurría en mi casa, era que funcionaba la lavadora.  Ese Michael no estaba en línea todo el tiempo. Aparecía solo de vez en cuando a arruinar mis interpretaciones. Por la tarde, traté de escribir un cuento, pero para variar, llegué a la mitad. Por la noche, Leire y Adela, me llamaron para tomar algo. Como de costumbre, cerramos el bar. Nos encontramos con el amigo argentino que había salido a comer algo. A la salida nos quedamos mirando una pelea en plena calle. Unos hermanastros que se golpeaban alcoholizados debajo del monumento de la plaza. No sé si habrán estado bebiendo juntos, porque todos estaban en el mismo nivel de borrachera. Unos increpaban a otros diciendo: Somos los de verdad. Los otros decían: Nosotros somos los de verdad, como si existiesen los sucedáneos de hermanos. Ya me dio vergüenza seguir mirando y tomé un taxi camino a la casa, subiendo a Leire a la fuerza para que no siguiera tomando. Me olvidé del amigo argentino que estaba comiendo completos.

A las tres de la mañana me despierta el mensaje de una de mis alumnas, diciendo que pasa por una crisis. Estoy hecha mierda, me dice. Yo veo el mensaje y decido no contestarle. Duermo. A las cinco de la mañana me despierta un borracho que grita en la calle siguiente a todo pulmón:hija de puta. A las ocho recibo un mensaje de mi madre contándome que la tía que tiene cáncer ya está vomitando sangre. A las nueve ingreso al portal de sueños. Esta vez soy yo la que escribe lo que la atormenta.

Odio

Anoche soñé que entraba a un portal de sueños, que con mi inteligencia podía hackear los IP de todos los computadores de los han escrito sus historias. Soñé que los buscaba uno por uno y los iba matando silenciosamente. Partía por el último año, y después por el año anterior, y así. No se salvaba ninguno. Al primero que eliminaba se llamaba Michael.

El sueño tuvo un solo comentario.

Michael

Enemigos ocultos, enredos. Cuídate. Alguien quiere hacerte daño. Puede que seas tú mismo.

 

 

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