Comentario de Disco: Camilo Eque – «Matriz»

Poseso de una confianza y personalidad para nada común, llega nuevamente desde Valdivia el canto de Camilo Eque, quien asume con gallardía la herencia de la música latinoamericana conciente y esperanzadora, en un disco donde el piso folclórico se funde con el rock, minuciosos arreglos, y la poesía tierna del que aún cree a ciegas en el presente y en el futuro.

Por Cristobal Cornejo

23/10/2014

Publicado en

Artes / Chile / Música

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Carátula Matriz

Si bien hay una línea de continuidad con su disco “Construcción” de 2012, en “Matriz” Eque se percibe más fuerte, dotado de un puñado de composiciones acabadísimas, con el apoyo en producción de Nano Stern y el espaldarazo de su banda BarrioSur, en la que baterías y guitarras confluyen con tiples, cuatros, contrabajos, pianos y violines, generando un arcoíris timbrístico sobresaliente y sofisticado.

Quizás sea la personalidad de Camilo Eque lo que más llama la atención: personalidad para cantar a cappella, para despacharse letras transparentes que lo retratan como un provinciano que viene cargado de la energía inocente de sus canciones, como un tipo confiado en la posible toma de conciencia desde abajo, etcétera. Un tipo de cantautor comprometido que hoy hace carne en figuras como el mismo Stern, Manuel García, y en cierto momento, Camila Moreno. En ese sentido, Eque tiene todo para llegar a públicos masivos, pero de manera genuina, no como un producto preconcebido.

Las composiciones de “Matriz” son multiformes pero con la columna folclórica y pujante como eje. “He confiado en la noche” su poesía idealista cabalga en un tresillo andino, y su belleza es tal que la verguenza da paso al enternecimiento. En “Lo real”, da muestras de su capacidad melódica en base a arreglos vocales; “Mi aldea” es una especie de realismo mágico criollo con la calidez de Congreso; “La carne y la historia”, sobrecargada en arreglos, es una canción sobre el porvenir;  “Denuncio” exhorta y confiesa, y debiese ser un single por su potencia; en fin, cada canción teje una densa red de referencias y de sentidos, convirtiendo a “Matriz” en un disco que cansa, pero cuya sensibilidad musical orgánica y arraigada genera un contrapunto que distiende.

Canciones de espíritu combativo, melodramático, épico. Eque, artista asumido, confía en las posibilidades de la música como aglutinadora, como mensaje de conciencia y organización -una herencia de Violeta Parra y Víctor Jara- y un campo de acción política local que rescata el ejercicio crítico y propositivo poniendo plena fe en las capacidades “del pueblo”, por muy lejanas que esté la conciencia pública para cambios radicales.

Camilo Eque

“Matriz”

La Makinita

2014

Por Cristóbal Cornejo

Publicado en «Onda corta: sonidos locales», El Ciudadano julio 2014

 

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