Crítica de cine: ‘El Agente Topo’, la soledad secreta

Por Wladimyr Valdivia Westphal

Por Carlos Montes

26/11/2020

Publicado en

Artes / Cine

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Por Wladimyr Valdivia Westphal.

Premiado en el prestigioso Festival de San Sebastián, presentado en la Sección Oficial del Festival de Sundance y candidata a representar a Chile en los próximos Premios Oscar y Goya, ‘El Agente Topo’ es el cuarto largometraje documental de la realizadora nacional Maite Alberdi (‘La Once’, ‘Los Niños’), quien fiel a su estilo, echa mano de un argumento ficticio para construir un interesante trabajo de investigación.

Sergio, de 83 años, es contratado para un trabajo de espionaje al interior de una residencia para adultos mayores, en donde debe verificar el estado y el trato que recibe la señora Sonia, una de las residentes, tras la suspicacia de su hija ante algún posible robo. Equipado con una serie de artilugios para su misión, Sergio rinde día a día lo acontecido al interior del hogar a Rómulo, su jefe, un investigador privado.

Todo este argumento sirve como mecanismo para conocer la realidad al interior de este hogar y de una decena de abuelos y abuelas que, entre la soledad y la enfermedad, ven pasar los días, apoyados en la fe y esperanzados que alguno de sus familiares vayan a verlos el día de visitas. Pero Sergio, a diferencia de la mayoría, goza de buena salud y mucha lucidez, por lo que rápidamente congenia con sus nuevos compañeros y compañeras, volviéndose parte importante dentro del hogar.

Con una sincera y equilibrada mezcla entre el humor y el drama, Alberdi construye su historia a partir del tremendo carisma de Sergio, quien con elocuencia y afectos sinceros, entabla amistad y se convierte en un importante apoyo para muchas abuelas durante los días que se hacen eternos, mientras intenta registrar cada movimiento de la señora Sonia; en su libreta, a través de audios vía WhatsApp que apenas logra dominar, con sus lentes con cámara de última tecnología que no domina a la perfección, pero siempre cumpliendo su rol con dedicación y profesionalismo.

Son la crudeza de los testimonios y la triste realidad de las residentes, en un ejercicio de libertad y desahogo, lo que impacta por su realismo en pantalla, entre el dolor de quienes dejaron de ser visitadas, las reflexiones sobre la vida y el pasado, el estado de su salud mental, la angustia repentina por querer arrancar del hogar, el valor de la espiritualidad y las mágicas y entrañables relaciones que se logran crear a partir de la afinidad en la vejez y la profunda soledad.

La cámara de Alberdi es íntima y respetuosa, gran mérito en una cinta donde los detalles y las miradas son los responsables de ir dibujando el relato, y la excelente fotografía de Pablo Valdés contribuye a la natural sensibilidad de una historia que así lo exige, reflejando admiración y empatía por cada una de las personas que, en pantalla, abren su corazón a Sergio y, con ello, a todos nosotros.

Tal como en sus anteriores trabajos, la directora explora el mundo de la vejez a partir de un guión muy acabado que conquista rápidamente gracias a su conmovedora y detallada puesta en escena, en un documental que entretiene, emociona y nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad como sociedad. Disponible en las salas virtuales de Cinemark y Cinepolis.

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