Himalaya!: Que vuelvan l@s rocker@s

Himalaya!. Independiente (2016)

Por Carlos Montes

17/12/2016

Publicado en

Artes / Música

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En tiempos en donde cierta devoción por la sonoridad pop impera a la hora de armar festivales, encuentros o parrillas radiales, pareciera ser que en gran medida se estrechan los espacios y las posibilidades de que otras propuestas –claramente más ligadas al rock- terminen por ser desconocidas por las audiencias.

Con lo anterior no quiero demonizar la abundante oferta de grupos que transitan por la vereda del pop, sin embargo, es un hecho que torpes prácticas de quienes hacen las curatorias de festivales o de encuentros de música, abusan de la efervescencia que han conseguido las y los músicos que hacen esa forma de música.

Lo que hace Himalaya! es apostar por el exquisito formato power trío, armados con sus instrumentos, la distorsión como eje principal y una devoción por el sonido parido allá por los noventas. Con la clara mano de Pablo Giadach en la post producción, las ocho canciones que conforman este primer álbum resuenan consistentes, perfectas para desplazarse con audífonos por los exigentes escenarios que ofrece la ciudad.

La pega que resultó en este disco desarrollado por Gustavo Arévalo en la batería, Alfredo Armaroli en bajo y Marcelo Jiménez en guitarra y voz, resulta un súper buen ejemplo de que las voluntades estilísticas que apuntan hacia el rock como lenguaje, están pasando por un excelente momento. Pienso en algunas canciones como muestra. Loop –primer single del disco-, se configura como una tremenda canción desde la energía que significa un tempo acelerado y una riqueza melódica que bebe de las lindas tensiones que abundaban en el cancionero popular de hace más de veinte años atrás. Es inevitable no rendirse al disfrute rockero que significa este tema y se me figura como una canción repetible –un loop- mientras te agarras del pasamano del metro o de cualquier micro.

En The Enemy, estos cabros apostaron porque un ganchero riff fuese la excusa, una especie de axial por el que avanza la canción. Sin tibiezas, el tema se instala como una pieza que recupera los códigos de la vieja escuela –pienso, principalmente, en los quiebres rítmicos que parecieran rememorar a Bill Ward y sus delicias en la época dorada de Black Sabbath-, y que articula con equilibrio distintos recursos que son parte del imaginario rockero y por lo mismo, pertenecen a la historia personal de muchas y muchos quienes crecimos entre distorsiones y fills.

Cuando somos espectador@s de incómodas experiencias en donde la pose pareciera ser un recurso habitual y sobrevalorado para pertenecer a alguna escena o circuito, la pega que ofrece Himalaya! resuena con profunda honestidad, incluso pensándolo desde su propio nombre que lo toma de esa portentosa cordillera asiática, entendiendo a la música como un coloso, como un certero golpe, como una verdadera actitud. Así como es el rock.

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