La compañía privada que casi arruina el hip hop cubano

La Agencia Internacional de Desarrollo de EE.UU. (USAID) se le ocurrió infiltrar la escena musical de los raperos de hip hop. Lo hizo a través de Creative Associates International Inc. (CAII), una firma privada poco conocida que resulta ser uno de los mayores contratistas de USAID. Es la misma compañía que hace unos meses intentó entrampar la juventud cubana mediante redes sociales, el triste y risible proyecto “Zunzuneo”.

Por Mauricio Becerra

31/01/2015

Publicado en

Artes / Latinoamérica

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Hip-Hop-CubanoPoco antes de Estados Unidos y Cuba reestablecer relaciones diplomáticas en diciembre de 2014, Prensa Asociada sacó a luz una aventurita absurda de la Agencia Internacional de Desarrollo de EEUU (USAID). Aparentemente quedándose sin más ideas de cómo hacerle daño a la revolución cubana, a la agencia se le ocurrió infiltrar la escena musical de los raperos de hip hop. Este bizarro esquema, denunciado por el senador estadounidense Patrick Leahy como “imprudente” y “estúpido”, fue contratado a Creative Associates International Inc. (CAII), una firma privada poco conocida que resulta ser uno de los mayores contratistas de USAID. Es la misma compañía que hace unos meses intentó entrampar la juventud cubana mediante redes sociales, el triste y risible proyecto “Zunzuneo”.
CAII merece intenso escrutinio, ya que tiende a aparecerse dondequiera que el gobierno de EEUU realiza importantes actividades políticas, diplomáticas, militares y de inteligencia.
“Creative Associates International provee servicios de desarrollo sobresalientes sobre el terreno (outstanding on-the-ground development services) y forja alianzas para proveer soluciones sustentables a retos globales”, explica la compañía en su sitio web. “Sus expertos se enfocan en construir sistemas educativos inclusivos, transicionar comunidades de conflicto a paz… promover la participación juvenil… y más. Creative es reconocida por su capacidad para rápidamente adaptarse y servir con excelencia en ambientes en conflicto y en pos-conflicto.”
Desde sus orígenes inusuales- fue fundada en 1977 por cuatro mujeres de diversos trasfondos étnicos- CAII se ha expandido hasta convertirse en una lucrativa operación global, con presencia actual en 20 países y sobre mil empleados. “El portafolio de la compañía ha crecido considerablemente y ahora incluye crecimiento económico, estabilización de comunidades, buena gobernanza, promoción de elecciones transparentes y más”, proclama la página web de CAII. Su trabajo actual incluye programas de prevención de deserción escolar en Tajikistán, Timor Oriental, Cambodia y la India, un programa de prevención de crimen y violencia en El Salvador, un programa de educación en Nigeria, apoyo a una reforma educativa en Jordania, iniciativas para el sustento económico de tibetanos en China, proyectos de educación y desarrollo comunitario en Yemen, y alfabetización en Pakistán. CAII también ha laborado en Suramérica, Angola, Rwanda, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, la antigua Yugoslavia, Líbano y Uzbekistán, entre varios otros países.
En Libia, país africano recientemente devastado por guerra y una brutal intervención extranjera, CAII montó un programa de desarrollo comunitario financiado por propuestas “para fortalecer las capacidades de organizaciones de sociedad civil” con el apoyo del Departamento de Estado de EEUU. The Dpt. de Estado también financia un proyecto de CAII que “busca fortalecer la capacidad de organizaciones de sociedad civil para construir un consenso regional y nacional e influir en el proceso formal de redactar una constitución para Libia”.
CAII no ha pasado por alto oportunidades en Afganistán, uno de los más lucrativos mercados de contratos con el gobierno de EEUU. En este país intervenido e invadido la compañía le cobrado buen billete a USAID por una variedad de tareas, incluyendo educación primaria, adiestramiento de maestros, alfabetización, entrenamiento vocacional, promoción de la sociedad civil, y asistencia técnica a organizaciones no gubernamentales.
No es de sorprender que el trabajo de esta compañía tiene un lado muy político, y no es nada bonito.
“El historial de CAII… atestigua un proceder constante en favor del fundamentalismo de libre mercado y vigorosa contrainsurgencia”, dice Mark Graham en un artículo publicado en Countepunch en 2012. Según Kenneth Saltman, profesor de educación de la Universidad de Massachusetts, CAII se ha involucrado con “proyectos que combinan trabajo de desarrollo con estrategias de influencia política, militar y económica de parte de EEUU” desde que comenzó la “revolución Reagan” de “promoción de la democracia”. Saltman encontró que la compañía ha trabajado “reintegrando terroristas contras a la sociedad civil nicaragüense mediante entrenamiento ocupacional; influenciando las elecciones nicaragüenses; participando en ambos golpes de estado contra Aristide en Haití; y privatizando, comercializando y americanizando los medios y periodismo haitianos, particularmente en lo referente a la cobertura de las elecciones.”
Según Graham:
“En Afganistán la supuesta meta de ‘promover la democracia’ en realidad fomenta dependencia de patrocinadores extranjeros, y privatiza y despolitiza la educación y los medios. Recientemente el Ministerio de Educación afgano, que trabaja de cerca con CAII, ha decidido omitir de su currículo toda la historia reciente (es decir, los pasados 30 años de guerra). Uno no puede comprar esa clase de control mental a menos que uno tenga unos cuantos cientos de millone$.”
“En 2009 los periodistas paquistaníes Ahmed Quraishi y Shireen Mazari reportaron que la sede de CAII en Peshawar se usaba como fronte para mercenarios de Blackwater/Xe (conocido como el ejército privado de la CIA) para lanzar operaciones al área fronteriza entre Pakistán y Afganistán.”
USAID contrató a CAII para reconstruir el sistema de educación iraquí- de todo desde edificios escolares y libros de texto hasta el adiestramiento de los maestros, currículo y administración. Según el Center for Public Integrity:
“En adición al contrato de USAID para reforma educativa en Afganistán, que vale al menos $60 millones, Creative recibió en marzo de 2003 un contrato de USAID para desarrollo educacional en Iraq. Ese contrato, que puede ser extendido por dos años, se supone que cubra todo desde escritorios y pizarras hasta libros de texto, reforma curricular, criterios académicos y entrenamiento de maestros, y tiene un valor de hasta $157 millones. Creative fue el décimo mayor ganador de contratos del gobierno en Iraq y Afganistán.”
En 2003 las actividades de la compañía recibieron la atención del Congreso de EEUU y la prensa, quienes comenzaron a preguntar cómo se hizo de sus contratos en Iraq sin tener que competir en una subasta. Otras corporaciones que se beneficiaron de contratos sin subasta en Iraq fueron Halliburton y Bechtel. Esta última fue subcontratada por CAII para construir escuelas.
A pesar de sus fiascos en Cuba y sus cuestionables actividades en el Oriente Medio, los materiales promocionales de la compañía tienen un tono muy alegre. CAII “trabaja en equipo con organizaciones de sociedad civil, donantes multilaterales, gobiernos nacionales, el sector privado y otros para mejorar la educación, estabilizar vecindarios y mejorar la resiliencia de las comunidades”, proclama su página web. Y los contratos le siguen viniendo.
Carmelo Ruiz Marrero

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