OTRA MATERIALIDAD ES POSIBLE: TRES CAMINOS ALTERNATIVOS AL LIBRO

La crisis argentina de comienzos de siglo trajo una innovación editorial: las cartoneras, que replicadas en distintos lugares del mundo se convirtieron en una alternativa de circulación y de fabricación para el libro fuera del formato tradicional

Por Grado Cero

11/04/2018

Publicado en

Grado Cero / Letras

0 0


La crisis argentina de comienzos de siglo trajo una innovación editorial: las cartoneras, que replicadas en distintos lugares del mundo se convirtieron en una alternativa de circulación y de fabricación para el libro fuera del formato tradicional. Pero por desgaste o creatividad, se comenzaron a crear en Chile y Argentina otros tipos de modelos para la edición independiente.

Por Cristóbal Gaete

Si tomásemos cualquier edición independiente y la comparamos con una transnacional, en el mayor de los casos no hallaríamos diferencias sustanciales en su materialidad o encuadernado. La entronización de la vista como sentido capitalista ha hecho que los autores quieran estar termolaminados, que las editoriales sin importar tamaño busquen un posicionamiento de marcas con producciones seriadas. Algunas independientes se han apropiado del formato interviniéndolo, casi reventándolo a partir del talento en el diseño, otras han hecho evidente lo precario de la imitación. Hoy destacamos a tres que hallaron su propio camino dentro del espacio cotidiano, en la voz de sus editores. Perfectamente podrían haberlos reemplazado proyectos como Belleza y Felicidad -Argentina- o Hebra -Chile-.

BARBA DE ABEJAS / ERIC SHIERLOH  

Es uno de los proyectos argentinos más llamativos bajo la perspectiva de fabricaciones alternativas al libro. Considera tiraje de cincuenta ejemplares en primera edición manufacturadas por el traductor y poeta Eric Shierloh, reimprimibles por demanda. Él ha rememorado en varias entrevistas que todo comenzó cuando se le comenzó a acumular el material correspondiente a traducciones y se dio cuenta que si no lo hacía él mismo no iban a ser publicadas. Pero la editorial ha superado largamente publicar solo las traducciones de Shierloh pues se ha convertido en un lugar que acoge libros nuevos y traducciones de otros. Aquí sus conceptos.

 LA PRODUCCIÓN

La dinámica que tiene hoy en día Barba de Abejas es la que tendrá mientras tenga fuerzas y ganas para seguir. Porque resulta que cuando todo el trabajo se va a hacer a mano, y lo va a hacer uno mismo, y en un taller diminuto de la casa familiar, y no se necesita ni pretende autoexplotarse, entonces no es muy difícil visualizar un horizonte en el tiempo de desarrollo de un proyecto, sea de la naturaleza que sea: Barba de Abejas puede publicar unos mil ejemplares al año, quizás un poco más, pero no muchos más. Los lectores son los que deciden qué títulos integrarán esa cantidad de ejemplares. No creo de ningún modo en los grandes éxitos, sino más bien en las pequeñas conquistas o aventuras.

FORMATO

Me interesa la librodiversidad, es decir, la diversidad aplicada a la materialidad de los libros. También la dimensión plástica de una obra en sí misma que soporta y potencia otra obra; y, comercialmente hablando, es tan atractivo como estratégico que un mismo texto pueda tener hasta 4 formas de estar en el mundo y precios diferentes dependiendo de si la encuadernación es rústica, cartoné, entelada o especial. ¿Cuántas editoriales industriales pueden hacer algo así? Muy pocas. ¿A cuántas les interesaría hacerlo? A unas pocas. La industria en este sentido, y sobre todo cuando uno es pequeño y el presupuesto es acorde a la microestructura, es limitante. Desde ya que el diseño editorial ayuda, pero se queda en las dos dimensiones. La encuadernación es el 3D de la edición, una gran herramienta para construir valor y marca editorial identitaria. Después está también la dimensión de producción: es más barato (aunque requiere de más trabajo) hacer una edición de unos pocos ejemplares y reimprimir por demanda. Por último, es una buena forma de ganar visibilidad. Y ya en un plano estrictamente muy personal: porque disfruto haciendo libros tanto como disfruto escribiéndolos y traduciéndolos.

VIVIR DE LA EDICIÓN

Sí que da. No soy sólo editor; soy editor, autor, traductor, diseñador, ilustrador, corrector, impresor, encuadernador, distribuidor y vendedor. Un autor en un sentido muy amplio, digamos. Después, la dinámica de que las tiradas o ediciones sean de a 50 ejemplares tiene que ver con racionalizar la oferta, y además es una de las estrategias de las microeditoriales para poder mantener siempre disponibles los libros del catálogo gracias a la manera en que imprimimos, encuadernamos y publicamos. La industria editorial publica mucho y juega perversamente a desaparecer (y depreciar) los libros: la edición artesanal publica “poco” pero sabe esperar a los lectores que indefectiblemente llegarán “tarde”. Por último: ¿Son mis parámetros los mismos para todos los editores? Claro que no: yo soy de clase media sin hipotecas ni deudas que pagar, vivo en pareja y tenemos dos hijos, no soy una persona ambiciosa en cuanto a lo material, etc. Lo que yo quise desde el principio, entonces, era poder vivir con la editorial, no de la editorial. Para poder disfrutar de esa libertad hice que Barba de Abejas no fuera mi única fuente de ingresos: soy docente, doy talleres y escribo algún que otro texto a pedido de vez en cuando; todas cosas que, por el momento y por fortuna, todavía me interesa mantener como parte de mi rutina.

TRADUCCIÓN Y DERECHOS

No los gestiono. Por un lado está la cuestión herzogiana del “derecho natural”, esa anécdota en la que cuenta que tuvo que robar una cámara para poder filmar su primera película. La mitad del catálogo de Barba de Abejas está integrada por textos nunca antes traducidos, o bien por nuevas traducciones, de autores clásicos (todos “caídos” en el dominio público), mientras que en la otra mitad son mayoría los textos nunca traducidos de autores con copyright vigente, algunos de ellos relativamente desconocidos y otros bastante reconocidos. Estos últimos, los autores del subgrupo “reconocidos-con copyright vigente-textos nunca traducidos”, son quizás el caso problemático (aunque no tanto como un subgrupo que no existe en Barba de Abejas: “reconocidos -con copyright vigente- textos muy conocidos/traducidos”); pero lo que ocurre es que yo publico un material inédito en nuestra lengua, y por lo tanto no hay “conflicto” de intereses con editores que tengan “los derechos” para traducir y publicar esos mismos textos, o incluso toda la obra de un determinado autor.

LIBRERÍAS

Es evidente que las librerías no son el circuito principal de circulación y venta de los libros artesanales, aunque es importante: en el caso de Barba de Abejas las ventas en librerías representan el 25%. Esto se debe a una imposibilidad y a una elección personal: al producir poco no hay forma de consignar el material, por lo que las librerías tienen que comprar los libros “en firme” (como se estilaba antiguamente, por cierto, algo que ayudaba a que las librerías se diferenciaran unas de otras por sus inesperados y nunca idénticos “fondos editoriales”); pero además: ¿cuál es el sentido de que todos los libros estén disponibles en todas las librerías? Eso es una fantasía (incluso el fantasma de una fantasía digital), y una pesadilla claramente industrial, además. El grueso de los libros artesanales circula en las ferias independientes, en presentaciones y lecturas y mediante la venta directa con envío por correo postal. Yo diría que el libro industrial tradicional tiene un mercado anónimo, de “rotación” rápida y fugaz, de naturaleza caníbal, y fuertemente tercerizado y mediatizado, mientras que el libro artesanal tiene circuitos de relaciones interpersonales, es lento pero sostenido, de una naturaleza y dimensión fuertemente humanas y que se da en estricta primera persona (de autores y editores, sobre todo). Yo trabajo con unas muy pocas y siempre pequeñísimas librerías independientes de la Argentina, tanto de Buenos Aires como del interior del país, y con relativa continuidad los libros llegan también a Chile (Santiago, y ahora también Valparaíso y Limache), Perú y Costa Rica. Lo importante para mí es que circula la cantidad de libros que hacen posible continuar con el proyecto en sus propios términos originales, pagar a los autores/traductores una suma acorde y seguir creando espacio para poder pensar nuevos libros y proyectos (formatos, colecciones, coediciones, pero también otros caminos artísticos).

CARTÓN

Me gusta la palabra evolución, así como detesto la palabra progreso en estos casos, aunque yo hablaría más bien de momentos. La historia de la edición artesanal más o menos reciente en la Argentina, un tema que estoy investigando (el proyecto se llama Editoraa: http://editoraa.tumblr.com), tiene 4 ó 5 momentos, el último de los cuales es la aparición del libro cartonero hacia comienzos del siglo XXI (o el anteúltimo, mejor dicho: el último y actual sería el de la aparición, en la segunda década, de una buena cantidad de editoriales artesanales con aportes más significativos en cuanto a encuadernación y traducción y con mayor presencia en librerías). Ahora bien, a comienzos de esta década, cuando yo inicié el proyecto editorial, lo cartonero no encarnaba lo que yo quería hacer, porque el libro cartonero, a grandes rasgos, tiene un grado bajo de encuadernación (es un libro ligero, algo fugaz, muy contemporáneo), así como una edición para bibliofilia tiene un grado definitivamente alto (cuando no el máximo y se trata, directamente, de un ejemplar único). Yo quería lograr un equilibro, un libro artesanal que, al decir de Richard Sennett, se pudiera serializar mediante el oficio sin que perdiera algo del aura de un original: hecho a mano, numerado, intervenido, anclado a la fecha de su hechura, un libro denso en sus capacidades de significación. Mi aventura en todo caso tiene que ver con poder continuar ese camino, y ojalá que también con ser de utilidad para que otros le puedan dar su propia vuelta de tuerca al ecosistema del libro.

CUADRO DE TIZA / JULIETA MARCHANT

Cuadro de Tiza Ediciones, sello de plaquettes que se ha convertido en una marca en la edición literaria chilena independiente, cuenta con un catálogo de más de sesenta títulos de poesía, ensayo y traducciones e incentiva la circulación y la desmitificación de los altos costos asociados a la calidad. Su editora y fundadora, la poeta Julieta Marchant, rememora la primera etapa de la editorial, con sus entonces compañeras Luz María Astudillo y Alexia Caratazos, y la de su equipo actual, conformado por Nicolás Labarca, que fue de los primeros poetas que publicaron, y Víctor Ibarra, traductor y doctorado en filosofía.

PLAQUETTE

Hace años empecé a hacer una carrera “tradicional” de editora y mucha gente me decía que era hora de que Cuadro de Tiza publicara libros. Hay una especie de rechazo por formatos distintos al libro, bastardos que por ejemplo quedan fuera de los premios porque no tienen categoría. Frente a esa resistencia, nosotros generamos más resistencia y es lo que nos mantiene, lo que nos fuerza a pensar un discurso en torno a los formatos. No queremos publicar libros, y es muy difícil que nuestra postura se desestructure, porque tenemos un discurso elaborado, una reflexión. En nuestro caso, definimos la plaquette así: una publicación sin lomo, encuadernada con corchetes, impresa y no fotocopiada, de entre 32 y 36 páginas como límite, a pesar de que tenemos algunas que se pasan. Nos interesa ennoblecer el formato, poner a disposición una publicación precaria económicamente hablando, sin que esa economía desestime la calidad.

PROYECCIÓN ORIGINAL

Al principio no le veía ninguna proyección. Y ahora llevamos ocho años. Partimos sin saber cómo hacer libros, no sabíamos cómo montarlos, no teníamos ninguna capacidad económica, y la plaquette fue la alternativa. Empezamos haciendo cincuenta ejemplares, que era lo que podíamos producir a mano, en casa. Y lo organizamos así: tres lanzamientos al año de tres autores y que esos tres autores estuvieran mezclados entre autores chilenos consagrados, autores jóvenes o inéditos y un extranjero. Ahora me imagino a los ochenta años haciendo plaquettes con Nico y Víctor al lado, no me cabe duda de que eso va a pasar.

FORMATOS

Cuando cambió el equipo, tomamos un taller de diseño con Nicolás Sagredo para armar un formato nuevo, un logo, todo de nuevo. Porque los precios en imprenta empezaron a subir y nosotros vendíamos cada ejemplar a $1.000 y nos estaba saliendo $1.001 el ejemplar al costo. Hablamos con la imprenta y cambiamos la medida y la cartulina de la tapa para abaratar. Si solo tirábamos la misma plaquette algo más chica se iba a notar que era un cambio meramente económico y, por lo mismo, decidimos reformular todo; no queríamos perder la nobleza que le habíamos dado al formato. En la última sesión del taller, Sagredo dijo que era mejor que él hiciera las tapas, que creía en el proyecto. De ahí en adelante, hicimos todo en imprenta, pero quisimos dejar algo manual, que conservara el origen artesanal de la editorial. Y eso fue el logo, que lo hacemos con un timbre antiguo, un timbre seco. Las timbramos una a una.

COMUNIDAD DE LECTORES

Nos dimos cuenta de que si hacíamos un trabajo pensado, una colección elaborada en términos críticos, de calidad escritural y estética, podíamos dar vuelta al lector. Lo que pasa es que en muchas editoriales uno se sienta a que la gente vaya a buscar el libro, uno lo tuitea, lo postea y espera. En nuestro caso, generamos un público lector: van a buscar la editorial en ferias, aunque no sepan muy bien las novedades que estamos publicando, confían en nuestro criterio; hay algunos fetichistas que llevan una lista de las plaquettes que les faltan. No porque seamos una marca, sino porque Cuadro de Tiza generó una comunidad de lectores. Es un proyecto que funciona con afectos y confianza; lamentablemente para que sea así hemos tenido que sacar la plata de la ecuación, pues nadie, ni autores, ni editores, ni el diseñador cobran. Y afecto con los lectores cercanos incluso, que no son pocos, que quedan impactados de que las plaquettes sigan costando mil pesos y que ven en eso un esfuerzo.

CARTONERAS

Nosotros hacemos un formato sobrio en un país triste. Las editoriales cartoneras son mucho más para Argentina, México, y eso tiene que ver con lo que el ojo soporta. Nuestro ojo soporta poco carnaval, poco color. En México una cartonera parece lógico con la exuberancia. Nuestro país es más bien gris.

TRADUCCIONES

Carlos Soto Román calculó que el 25% de nuestras plaquettes eran traducciones. Tenemos traducciones del alemán, del francés, del griego, del árabe, del inglés. Me encantaría el chino. Cuadro de Tiza es un buen lugar para acoger traducciones y las trabajamos mucho, línea a línea. La plaquette permite un nivel de detalle que el libro no. Trabajamos la plaquette de Anne Carson dos meses, una vez a la semana, en reuniones de cinco horas en que íbamos entregando por partes. En el caso de la filosofía, solemos asesorarnos porque esas traducciones exigen saber cómo trasladar ciertos conceptos al español.

CUADRODETIZA.CL

Ya hicimos el trabajo de ir por ferias del libro regionales por capital simbólico. Fui a una feria en Isla Negra y vendimos seis ejemplares, pero ya no lo hacemos. Internet de alguna manera sí puede cubrir ciertas carencias en cuanto a no estar en ferias regionales. El año antepasado nos ganamos un fondo para hacer una página web con carrito a nivel nacional. En ella empezamos a liberar plaquettes que hicimos a mano y que no vamos a reimprimir porque no tenemos tiempo, en pdf gratis para que todo el mundo las tenga. Todas se van a liberar a medida que alcancen su cuota máxima, en general llegamos a los 500 ejemplares, ese es nuestro tope ideal. Cuando las plaquettes salen por fondos imprimimos 500, y cuando no imprimimos 300 y después 300 o 200 más.

EDICIÓN INDEPENDIENTE CHILENA

Uno hace todo, arma catálogo, va a la imprenta, edita, diseña. Eso me parece muy bueno como escuela de formación. Uno aprende a hacer de todo si tiene voluntad, tiempo e incluso espíritu. Aunque hay gente que toma el camino más corto y eso se ve harto. Endiosar el mundo de la edición independiente me parece extraño y es algo que hacemos entre nosotros mismos. A mí me pasó trabajando en la Cooperativa de Editores de la Furia; desde afuera se veía una organización estructurada, que tenía ciertos lugares de diálogo, pero llegábamos siempre los mismos diez o doce editores. A mí me interesa la resistencia como un relampagueo energético que te despierta. Y en la edición independiente, como en un curso, están los porros, los talentosos, los mateos y están los que no tienen ningún talento que, por lo mismo, se esfuerzan tres veces más. Me cuesta pensar la edición independiente como una unidad, hay mucha textura que se pierde y se borran los problemas.

IMPRESIÓN DIGITAL

Lo que pasó es que los precios bajaron tanto que todos podemos hacer una editorial, los libros cuestan muy poco en términos de hechura. Una persona que tenga ochenta lucas puede hacer un tiraje en impresión digital sin problemas. Es la proliferación al infinito. Lo difícil es armar un catálogo, darle una continuidad. Y ahí aparecen los problemas.

VOCACIÓN

Siempre pienso la edición y la escritura en términos de ensayo. La autoexigencia de pensar el mundo como medios y fines te lleva a una sensación de fracaso o, lo que es peor, de exitismo, lo que colisiona con el pensamiento. Lo traba. Si no tuviera Cuadro de Tiza, creo, no podría haber seguido escribiendo.

MACHISMO EN LA LITERATURA

Una chica que fue alumna mía en la Universidad Diego Portales comentó en Facebook el caso de su violación. Ahí decía que lo más curioso es que a este poeta lo editan mujeres. Empecé a pensar qué mujeres editamos poesía en Santiago y me parece que, como mucho, somos cinco. Cuando armamos la editorial con Luz María Astudillo y Alexia Caratazos, pasamos por la 2da Furia del Libro y todos los editores eran hombres, si había una mujer era la polola, la mujer de, etc. Pareciera a veces que hombres leen a hombres, como si hubiera una especie de rechazo. Y no lo pienso en términos de emotividad sino en términos filosóficos y también en una especie de imaginario; la lectura del mundo en términos subjetivos, lo que la poesía demuestra, a diferencia de lo que sucede en la ficción. Cómo los hombres deciden mostrar a sus semejantes. Yo leo tanto a hombres como a mujeres y me relaciono con dos editores hombres, que, en este sentido, son excepcionales. Si en el momento que armamos el catálogo, sin darnos cuenta hay una preeminencia de autores hombres, a veces no soy yo la que dice algo sino ellos. Están muy atentos a ese punto. La poesía de mujeres que se está haciendo es extraordinaria y justamente porque se nos exige mucho más en términos de pensamiento que a ustedes, que tienen un espacio liberado, un privilegio que nosotras no tenemos. El machismo que sufrí cuando comencé a editar el 2009 no es el mismo que sufrí el 2017, pero eso es algo que he construido, no algo que me dieron.

FADEL & FADEL / TOMÁS FADEL

Todos los equipos para hacer libros los tiene el poeta y traductor Tomás Fadel, y en el sitio que muestra el catálogo de producción se puede ver el proceso en su totalidad material, llevado a cabo en un video que, por supuesto, se extiende razonablemente pero no refleja el trabajo real depositado en cada objeto. Fadel comenzó a trabajar con Daniel Durand y Matías Heer en la Editorial Chapita el 2010, para posteriormente crear esta “Casa editorial” unipersonal tras la partida de sus ex compañeros de Argentina. El catálogo de Fadel & Fadel tiene distribución nacional.

PROYECCIÓN ORIGINAL

Hacer libros es una mecánica en mi vida, y cuando empecé Fadel & Fadel creo que no tenía ninguna proyección clara, más allá de mi frecuente ambición general.

TIRAJE

Hago los libros que quiero, desde 1 a 200, promediando en 100. Y si se acaban generalmente vuelvo a imprimir.

EQUIPAMIENTO

Los equipos de imprenta pertenecen al Taller Chapita, donde me formé como impresor y son la mayoría compras que Daniel Durand hizo a lo largo de su vida; salvo las últimas máquinas que adquirimos juntos. Y las conseguimos como se consigue todo: comprándolas.

LIBRERÍAS

Se venden, cada vez más, lo cual me sorprende. Para el librero, tener un «panfleto» o «librito» que se esconde y adapta sus formas, a veces «dañándose», no es algo agradable. Y el librero es el primer amigo del libro. Son muy bien recibidos, creo yo, porque no tienen precios pretenciosos, y ofrecen diseño e idea no sólo a gente del arte o a lectores de poesía. Los puede leer cualquiera.

EXPERIENCIA EN CHILE

La Furia del libro fue inesperadamente exitosa. No es que esperara poco, pero volví prácticamente sin libros. Y lo mismo en Valpo, donde además pudimos dejar libros en Concreto Azul. Que una librería pequeña confíe en nuestros libros es realmente satisfactorio.

FORMATO TRADICIONAL DEL LIBRO

No pensé nunca en competir con el formato tradicional. Aunque siento que en el fondo ya estamos compitiendo.

FABRICACIÓN DEL LIBRO

Bueno, yo no empecé con esto. Me gusta la vieja historia en la que la computadora e impresora hogareña llegan a las casas, al acceso popular, en la época de Menem, y eso hace arrancar con todo la maquinaria de la autoedición y la fanzinofilia; como una especie de contracultura. Tiendo a pensar que es la naturaleza del hombre hacer cosas, herramientas, moldes; debería tener que ver con eso.

CARTONERAS

No creo que sea una evolución del cartonerismo. De hecho, Cucurto publicó su primer libro por delDiego. O sea que Cucurto empezó, diez años antes, medio como empecé yo, ponele. En ese sentido seríamos evoluciones de delDiego, pero tampoco creo que sea así. Prefiero verlo como esporas y/o guascasos de una idea mayor que responde a necesidades de edición. La Cartonera tiene un concepto general que nace en un contexto y dio mucho resultado en varios aspectos. Si te referís a la parte de la manufactura del libro, hay cartoneras más esmeradas que otras y con distintos matices (estas serían quizás «evoluciones» de la cartonera «original»).

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬