Mausoleo v/s Galería, similitudes y diferencias

La figura del poeta porteño como deambulador nocturno, más cerca del vómito alcohólico que del oficio, está en retirada, o su estridencia continua ha anulado su ruido

Por Wari

04/09/2013

Publicado en

Artes / Literatura

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La figura del poeta porteño como deambulador nocturno, más cerca del vómito alcohólico que del oficio, está en retirada, o su estridencia continua ha anulado su ruido. Silenciosamente se urden otros trabajos, con rigor y seriedad; dos ejemplos adecuados de ello resultan “Galería” de Andrés Urzúa de la Sotta y “Mausoleo” de Rodrigo Arroyo.

Ambos comparten algo más que su disposición geográfica, la primera y evidente vinculación entre estos dos poetas es su relación con las artes visuales:

“Es seguro que ocurra lo de siempre, la

pintura secándose de afuera hacia adentro

imposibilidad en la reproducción

ausencia de pájaros en el bosque

finales rodeados de aceite,

sequía. Lo de siempre, no lo sé”

(Arroyo)

“Todo aquello que te perturba:

los agujeros en la ropa,

las manchas sobre la alfombra,

las luces quemadas en las guirnaldas y

letreros,

se divisa en el cuadro que pende torcido en

la pared”

(Urzúa de la Sotta)

Ambos fragmentos podrían ser perfectamente intercambiables en la generalidad enunciada, pero sumergidos en cada poética surgen las diferencias.

Arroyo construye el texto como un espectador crítico al arte, el tema poético en la producción artística y su relación con la memoria. Aparecen afirmaciones como axiomas entregados a la estética y el sonido, en tanto su falta de argumentación y a la vez el acecho a la duda. Versos como ensayos sin terminar. Fragmentos de pinturas, fotografías y video arte.

Un ejercicio subversivo, más allá de las razones o información que cuenta Arroyo, pues la escritura sobre artes visuales está condicionada a cierto hermetismo que el poeta evita en este registro, y porque los géneros en su molde unívoco ya parecen caducos.

Urzúa de la Sotta en tanto entrega su percepción cotidiana al efecto de las artes visuales, lo que le da cierta atemporalidad a lo escrito frente a la velocidad acelerada en que estamos inmersos, logrando un efecto inquietante: la realidad es inacabable.

Referencias obligadas parecen las huellas de la lectura de Williams Carlos Williams, la visión de Hopper para abordar los espacios, así como Schiele en la disposición del propio cuerpo como determinante del objeto artístico; registrar en la escritura lo otro y la propia individualidad.

Discordante y liberador resulta la inserción de una mujer/fetiche/musa a la que soltarle su retórica, en algo usado por otros notables poetas chilenos, es la propia ruleta de Urzúa, pues rompe la contención en este libro en que cada palabra y estímulo sensorial registrado parece perfectamente adecuado y suspendido por las palabras.

Ambas publicaciones son breves y densas, quizá insostenibles en una mayor extensión, por lo que se justifican en sus páginas. A la vez dan cuenta de trayectorias disímiles.

Urzúa de la Sotta era antes de “Galería” un inédito poeta joven con bastantes logros en concursos literarios, mientras que “Mausoleo” es el adelanto del ya tercer poemario de Rodrigo Arroyo, autor de los valorados “Chilean poetry” y “Vuelo”.

“Galería” está llevado a cabo, al máximo de sus posibilidades de diseño e impresión por Ediciones Corriente Alterna, mientras que “Mausoleo” lleva el sello de las ediciones Cuadro de Tiza, más preocupadas de hacer un objeto accesible. Cada edición implica opciones de la literatura independiente, pues Corriente Alterna apuesta por una estética de libro como objeto fetiche y limitado, en tanto Cuadro de Tiza por una fluida circulación. Más allá del formato, ambos catálogos están unidos por un criterio de calidad presente en estas publicaciones.

Por Cristóbal Gaete

Grado Cero 

El Ciudadano Nº144, julio 2013

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