Michel Leroy, de Thanatoloop y Un Festín Sagital: El depravado virgen

De seguro, su nombre debería estar en la lista de los músicos más prolíficos y raros que hay por estas tierras

Por Cristobal Cornejo

17/03/2012

Publicado en

Artes / Música

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De seguro, su nombre debería estar en la lista de los músicos más prolíficos y raros que hay por estas tierras. Cerró el año pasado publicando tres discos bajo el rótulo Thanatoloop, que se suma a la abundante producción sonora de Un Festín Sagital y sus otras encarnaciones creadas al alero del misterioso Templo Sagital.

Dentro de las músicas que componen el panorama sonoro desarrollado por los creadores de esta región, la que ha venido del núcleo agrupado en el llamado Templo Sagital debe ser una de las más reconocibles, en cuanto a sus influencias, universos cromáticos, líricos, y visuales. Aparecidos de manera más pública desde mediados de la década pasada, ese lugar, asociado al proyecto madre, Un Festín Sagital (UFS) y sus proyectos paralelos, hacen constantes entregas de una música que conjuga en sí misma diversas dicotomías estilísticas, que no hacen sino enriquecer y potenciar las bocanadas mágicas que arroja al exterior.

Por eso dar revisión a este universo era una deuda. El fin de año y sus balances dieron una buena noticia: Thanatoloop, proyecto solista de Michel Leroy de UFS, cerró un ciclo publicando tres discos que, aunque compuestos y grabados tiempo atrás, ahora son editados en formato físico, con algunos arreglos y re-masterizados.

“Música a la muerte infinita”, “La muerte del orgasmo infinito”, y “Violadorviolado” son sus nombres, donde está el despliegue creativo de Leroy en absoluta soledad, pero donde también hay espacio para colaboraciones nacionales e internacionales, momentos de oscuridad, humor negro y la imaginería pos-psicodélica y pos-surrealista que Leroy ha transformado en una de sus principales marcas.

EL DIOS EBRIO

Michel es silencioso, aunque sus ojos grandes son expresivos a la hora de hablar de lo que le conmueve. Y en realidad, da lo mismo que hable, ya que cuando mejor se expresa es cuando toma la guitarra, el teclado o el violín, y da forma a sus peculiares apropiaciones de la imaginería pagana y sus ensoñaciones.

Conformó algunos grupos previamente, e incluso fue miembro estable de la banda de doom metal Poema Arcanvs, de los que se retiró hace algunos años.

Con UFS, desde el 2004 acumula más de 15 discos, en formato físico limitado, descargas digitales, e incluso vinilos a salir en el prestigioso sello inglés Beta Lactam Ring Records, dedicado a “los sonidos mutantes para gente mutante”.

“Somos un poco desordenados y mucha música que hacemos no tiene una distribución muy masiva, pero es igual de importante que otra que sí. Para no discriminar apelo a una discografía infinita y misteriosa… pero accesible”, explica.

Con Thanatoloop, por su parte, alcanza la decena de discos publicados, que pueden ser descargados gratuitamente y, si se aprecia el objeto, adquirirlos en formato físico, confección artesanal, por una módica suma.

Ambos proyectos están al alero del Templo Sagital, un espacio de expansión, como lo califica. “No es arte, es la vida misma… no es un escenario, sino un espacio vacío que hay que llenar con sangre y semen… sonidos, palabras, rayones, gritos, ruidos, melodías, rugidos, risas, etcétera, etcétera… ¡Éxtasis, éxtasis y éxtasis!”, concluye riendo.

Dicho espacio es la propia casa de Leroy, donde se ha dado vida a cientos de horas de música, y un espacio virtual con información y un catálogo de discos de producción propia y de amigos/as y afines musicales.

Sobre las diferencias entre su trabajo en ambas instancias, explica: “En Thanatoloop puedo desplegar mi rollo multiinstrumentista compositivo, y a la vez la improvisación personal… no sé… por lo mismo tiene otro carácter… pero igual se tiñe de colaboraciones totalmente remarcadas y fuertes. UFS es una experiencia más grupal… a pesar de lo que ha pasado, hoy por hoy Festín es una banda… con ningún integrante no esencial”.

UFS funciona como un ente orgánico que, tras varios años de crecimiento, ha encontrado un lenguaje para expresarse. En un comienzo, la formación destacaba por unir sonoridades eléctricas y acústicas, momentos free y ruidosos, percusiones tribales y una lírica delirante que pasea entre la poesía erótica y onírica.

Luego pasó a un formato de banda de rock, más tradicional, donde las composiciones se apretaron, pero actualmente, con nuevos y viejos integrantes, han retomado la vocación improvisatoria y libre, cosechando, por ejemplo, una serie de discos que recogen fragmentos de los dos meses que estuvieron dedicados a improvisar; serie que incluye un disco de cuatro horas de duración, donde participan más de diez músicos y diversos instrumentos.

OSCUROS Y LUMINOSOS

Si analizamos los tres últimos discos de Thanatoloop, en ellos se sintetizan las variadas maneras en que Leroy aborda su trabajo creativo. “Música a la muerte infinita”, por ejemplo, es un trabajo en solitario totalmente, que comenzó a tomar forma en 2006 y fue acabado recién hace un mes.

Su contenido contiene la marca de la casa: Collages, ruido, psicodelia post industrial, violines; atmósferas opresivas que dan paso a estados de luminosidad y épica que se desenvuelven con naturalidad y fluidez, como si fuese una sola pieza completa.

En “La muerte del orgasmo infinito” abundan las colaboraciones: Paul Rodgers y Jenny Hames de The Long Dead Sevens, Mc Abdullah, Evan Aranson de NAVE y El Hombre que Ríe, de D`four me.

“Violador violado” forma parte de la serie de Paul Schaeffer Collection, inventada por el netlabel Cumshot Recs, y que en un arranque de humor negro convocó a diversos experimentadores para crear las sinfonías del tío permanente.

Otro elemento común a la obra de UFS y Thanatoloop son las referencias a la muerte, al orgasmo, a dios, y la permanencia. “Hay un fetiche lírico por lo bestial y la imaginería sagrada, la muerte y el erotismo, el amor y la bestia… el orgasmo y la muerte… Pero no es oscuro en un sentido depresivo, sino en un sentido de misterio erótico. Aunque no sé… lo que se escucha y lo que percibes es más de lo que te podría decir”, aclara.

Confiesa sentirse un tanto aislado en cuanto a afinidad con otros grupos o solistas nacionales. “Me gusta Ryzomathic Youth, Gabriel VON y los Pálidos que es inencasillable, como un punk black fúnebre… como si los Ramones fueran un grupo con influencias ocultistas, VG886, power noise metalero a la vena; Holydrug Couple, shoegaze psicodélico… por ahí la voz no es tan buena, pero cantan poco, y en estudio le meten delay”, explica. “No sé, es poco ma-tematizable la música, ¿no?”.

 

Por Cristóbal Cornejo

El Ciudadano

Publicado en Onda Corta, El Ciudadano 118, segunda quicena de enero 2012

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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