La Macha Permua Trío: «Son hermosos ruidos»

Choclo [2017]

Por Carlos Montes

07/03/2018

Publicado en

Disco / Música

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Choclo [2017]. Sello Fisura

Me pasa que estoy en permanente discusión con la naturaleza que muchas veces las palabras han adquirido con el tiempo. Discuto la arbitrariedad con la que ese puñado de sílabas terminan por significarnos totalitariamente de una manera y no de otra. Por ejemplo, me incomoda que lo bello se confine casi con prepotencia a etiquetas como la luz, la bondad, la simetría, la templanza, desestimando otros tantos lugares que podrían calzar perfectamente con esa concepción y por lo mismo es que sigo defendiendo el frío, los acoples y las ojeras. Porque son bellas.

Entre agosto y septiembre de 2017 La Macha Permua Trío estrenó su cuarto álbum, Choclo. Con diez años de historia en el cuerpo, este grupo capitalino compuesto por Danilo Valenzuela, Jorge Garay y Miguel Jara, logra un disco de tremenda factura, consistente tanto en sus letras como en su armatoste sonoro y me permito proponer el adjetivo “lúcido” como punto de partida para empezar a abordarlo.

Choclo son 33 minutos, ocho canciones que instalan el noise rock como principal criterio sonoro. Entre disonancias, motivos musicales que suceden como bucles y líricas mordaces, la apuesta de este trío destella entre tanta oferta musical que se masifica a punta de recursos probados, resonando con lucidez y belleza. Sí, belleza.

Cómo no va a ser lindo empezar un disco con una canción tan cotota como “Generación”, en donde arranca una batería en clave post punk y le sucede una guitarra con pocos riffs pero mucha distorsión. Lindo es que en esta tromba, la voz de Danilo declame que todos los tiempos tienen himnos y líderes a quienes seguir y que luego, con esa misma voz iracunda responda “Pero mi generación / dormida se quedó / Ya no hay nadie a quien apoyar / y nada que cantar” (mención aparte es el gran video de este single).

Destaca en La Macha otro factor admirable y es que en todas sus composiciones vibra un exquisito sentido del humor, un humor enrarecido que configura líricas de evidente naturaleza política en donde abundan mensajes que describen –y que encaran de algún modo- diversas escenas que son parte del estado actual de las cosas. Jorobando aquellas nuevas tendencias que son tan habituales –como en “Stand Up”- o con una voz declarando sin miramientos cuáles son los tipos de mujeres deseadas – en “Me gustan todas”-, son ejemplos de cómo una especie de risa velada atraviesa toda la propuesta de este trío.

Es inevitable conectar muchas de las canciones de Choclo con sonidos propuestos por gente como Glenn Branca, Sonic Youth, Dysrhytmia o nuestros Familea Miranda y esa belleza de la que hablaba anteriormente se explica porque la suma de todas esas partes –desde la manera de cantar que se nutre del Spoken Word hasta esa actitud de desafío a la Academia y sus teorizaciones como pasa en “Sub Cultura”-, termina por convencernos de que entre acoples, sarcasmos y un espíritu chucheta también pueden suceder cosas súper lindas.

Choclo termina con “Surf en el Tabito”, canción de espíritu festivo-surfer que poco a poco se va deshaciendo y caminando hacia el ruido, casi como si fuera otra jugarreta en donde nos hicieron creer que terminaríamos bailando y no pegados con la vista fija en sus amplificadores que suenan a puro caos.

La naturaleza se expresa con simetrías e inestabilidades. La vieja idea de que «estética» era un simil de «hermosura», tras un largo recorrido en nuestra historia terminó por rendirse a su verdadero sentido: esa que encuentra belleza en canciones mordaces, puntudas y sonando con el volumen a tope.

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