Keko Yoma: Vivir es cuestión de actitud

Cambia el norte [2017]. Autoedición / Plutón RecordsDentro de las tantas energías que configuran la manera de encarar una pega de naturaleza creativa, la que siempre se agradece al momento de recibirla es esa que tiene que ver con la reflexión y con la revisión crítica al trabajo ya trazado. Y si bien muchas veces resulta natural adherirnos a géneros o a lugares confortables, la voluntad de sacudir ese espacio de resguardo –más allá del resultado- simplemente se agradece.

Keko Yoma lleva 13 años de historia musical, una historia que como la de tantas otras bandas ha pasado por incontables decisiones –desde cambios en su formación hasta giros estilísticos-, que los han llevado a convertirse en una “extraña” formación en medio de nuestra fauna musical. En algún minuto abrazaron las posibilidades que dan el girar por diversos países como Bélgica, Alemania, Colombia o México, suspendiendo sus esfuerzos por lograr posicionarse en el medio local en pos del vértigo que significa errar por otros caminos mostrando su propuesta y a la hora de enfrentar Cambia el Norte (2017), su último disco, esa historia patiperra rinde entrañables frutos.

Si Propaganda (2014) fue ese significativo giro sonoro y lírico en donde ese tono “chistoso” que teñía sus dos discos anteriores –El más weón de los caminos… El disco (2008) y Bienvenidos al Sur (2010)- se convirtió en un trabajo que supo conservar esa habitual frescura pero esta vez con una discursividad más política, puntuda, abundante en riffs y construcciones melódicas más jugadas, con Cambia el Norte la energía creativa alcanzada tras tantos años de viajes y aprendizaje resultan en un concepto de álbum redondito, con canciones en donde se siente un perfecto equilibrio en la suma de todas sus partes –desde su dimensión musical hasta su propuesta autoral-. Cambia el Norte es como ese momento en que sin tanto aspaviento te hiciste más grande, más maduro pero sin olvidarte de que también fuiste un pendejo revoltoso y soñador. Porque ellos tienen clarito que la fiesta también es un acto político.

La decisión de los Kekos por invitar a Joe Vasconcellos a producir este trabajo prueba la lucidez con que están gestando este presente en su carrera. Vasconcellos es un artista con una historia tremenda y que con todo su bagaje consigue sacar naturalmente un nuevo trote en estos músicos, pero siempre utilizando los materiales con los que han armado su historia -como su certera dimensión política en temas como el de los inmigrantes en «Aquí están» o el reconocimiento a una expresión del imaginario mapuche en «Afafan»-, pero esta vez apuntando a detalles como el tiempo y la estructura a la hora de concebir una canción, la disposición de estas en el disco o el uso justo de recursos en los arreglos, por mencionar algunos ejemplos.

Cambia el Norte son diez temas que en su mayoría bordean los tres minutos, apostando por un formato de canción más convencional lo que las hace más accesibles –si es que ese es el mejor calificativo- al momento de hacerlas transitar por los diferentes medios y plataformas.

Destaca en este trabajo una nueva sensibilidad, una que cree que el mejor “norte” a seguir para transformar esta realidad caraja es repensarse uno mismo. Es cosa de escuchar “Errante”, canción que en clave pop rock sostiene que la mejor actitud ante la vida es la necesidad de reflexión (“cuestionar las leyes de dios / anidar la propia intuición”) o “El juego de los versos” que propone con justa templanza que si bien la calle es una válida forma de movilización ya que “banderas siempre habrán”, otra forma de encarar lo injusto y que parece ser “la lucha más intensa, es la del interior”.

Concluyo esto a pocos días de haber sido testigo de la presentación impecable y masiva que ofrecieron estos cabros en la segunda noche del mítico Festival Woodstaco. Esa noche en un hermoso punto perdido cerquita de Teno, Keko Yoma comprobó cuán lúcida fue la decisión de abrirse a nuevas ópticas y a sumar nuevos recursos compositivos y discursivos en su último disco. Porque cuando ves a tanta gente bailando feliz, libre, mientras corea entre saltos que el norte también puede ser el sur, es porque los Kekos entendieron que el mejor estado de todos es aquel que siempre se desplaza, es ese que se mueve inquieto buscando parecerse más a uno mismo.