Homoerótica

Un pintor olvidado que tuvo grandes virtudes, entre ellas, la de ser precursor del expresionismo

La obra de Ludwig von Hofmann se extiende a lo largo de un período de unos sesenta años, caracterizándose por una combinación de diversas escuelas que abarca desde el romanticismo al modernismo. A pesar de haber sido un gran artista, hoy ha pasado al olvido. Aquí te traemos algunas de sus mejores obras. ¿Lo conocías?

Por Lucio V. Pinedo

08/01/2016

Publicado en

Artes / Artes Visuales / Cultura

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Ludwig von Hofmann (1861 – 1945) fue un pintor y grabador alemán. Durante su larga carrera artística, combinó elementos de las más variadas corrientes pictóricas: el romanticismo, el modernismo, el simbolismo, el historicismo, la nueva objetividad. Fue un pionero del movimiento Neues Weimar y uno de los precursores del expresionismo. Sus obras más características exaltan la juventud y la belleza masculina, con modelos rodeados por paisajes coloridos.

Idolino (1892)

1892, Idolino

Su trabajo combina la tradición del idealismo pictórico alemán con las corrientes artísticas francesas. Fue considerado «escandaloso» en su época. El hilo conductor de su obra es la recuperación de una Arcadia perdida, el hombre en conjunción y armonía con la naturaleza, con regustos míticos.

 

1915, Jóvenes y caballos en la fuente

1915, Jóvenes y caballos en la fuente

 

1910, Die Quelle

1910, Die Quelle

 

Ludwig von Hofmann fue miembro fundador del grupo «Los Once» y de la Secesión de Berlín (1898), la primera rebelión abierta contra las tradiciones académicas que allanó el camino para la creación de los movimientos como el expresionismo.

Al tiempo que la reputación de Ludwig von Hofmann crecía, aumentaba su círculo de conocidos y asociados que incluia a Arnold Böcklin, Edward Munch, Max Klinger, Gerhard Hauptmann y Stefan George. En 1898, nada menos que Rainer Maria Rilke le dedicó dos de sus poemas a su arte «Spiel» (Juego) y «Die Bilder entlang» (A lo largo de las imágenes).

 

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En 1933, el Partido Nacional Socialista de Adolf Hitler llegó al poder. Al igual que otros artistas alemanes de la época, sus pinturas y grabados originales no fueron aceptados y no recibieron el aprobado para su exposición. Tras ser señalada como «arte degenerado», gran parte de su obre fue destruida en Erfurt en 1937. Poco después, fallecía en 1945.

 

 

 

 

 

 

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