Comentario de disco

Vilú: Raíz y lisergia

Humedal (2015). Remolino Discos

Por Carlos Montes

06/11/2015

Publicado en

Artes / Música

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Vilú - Humedal

Uno de los grandes regalos que trae cualquier ejercicio creativo tiene que ver con la idea de la transformación, de esa capacidad de camuflaje que hace transitar de un punto a otro a una canción o a una novela, despojándola de cepos, de frenos que terminen asfixiándola.

Vilú es una compositora que con lucidez supo deslizarse entre géneros o más bien, entre vestiduras estilísticas que pueden resultar profundamente agotadoras, trazó una nueva manera de enfrentar su imaginario cancionístico. Es tan buena la jugada de tomar sus canciones paridas en la guitarra acústica y ataviarlas de distorsiones lisérgicas, baterías pulsando un mid tempo y arreglos que rozan la dulzura de lo naif, que uno termina por entender su proyecto como algo superior a un formato folk propiamente tal.

Su disco Humedal (2015) no arranca precisamente desde su primera canción, sino que se permite conectar con quien lo escucha desde antes, desde el arte de su formato físico. Hay algo tan supremo en ese collage que ya empieza a sonar a algo y es quizás, esa misma entrada la que permite figurar la exquisita dimensión sonora de Vilú.

Mar adentro empieza cansina, lluviosa, como si apenas se atacaran las cuerdas de una guitarra acústica, la que va desdibujándose de ese eje inicial para alzarse en un portento rockero tremendo. “Los Privaos”, banda que acompaña a esta chilota, hacen una pega sólida en donde son capaces de darle nuevos colores a las canciones eje que Vilú propone. Hago mención especial a Jacinto Turbio, encargado de la guitarra eléctrica y los arreglos que están presentes en la canción y el disco, porque su antigua militancia en la banda porteña “Cazuela de Cóndor” lo conectan a un mundo abundante de atmósferas lisérgicas heredadas del progresivo más clásico y de la fiereza del Rock In Opposition, las que transitan junto a las intensas composiciones de esta artista. Y es justamente en esa cruza en donde estas canciones alcanzan una exquisita grandeza, porque dialogan una talentosa propuesta ideada por una artista del sur con el desparpajo de ruidos eléctricos, notas suspendidas y una base rítmica sólida.

Me parece justo quedarme en un par de canciones cuyo resultado es la muestra perfecta de lo que propone Vilú con este Humedal. No soy Rosa es un tema en clave cueca que contiene esa dosis precisa de sicodelia y de raíz, como ofrendando con otros códigos a las viejas y viejos cultores del sonido folclórico. El remate a esta notable pieza lo resuelve Vilú, afirmando en susurros: “Recorrí paisajes a punta de esfuerzo/soy la madre que cría que ama todo el día/cultivo mi útero desde adentro/ Vivo el día a día sin tormento”. Cierre perfecto.

El otro momento que habla de las ideas que esta compositora quiere ofrecer se logra con Gloria, tema que mira la historia de Gloria Lagos Nilsson, mujer embarazada y asesinada en los horribles años de la dictadura milica y empresaria. El relato brutal que interpreta Vilú junto a la participación de Camila Moreno, es capaz de sublimarse con un arreglo tremendo, porque en un presente pero discreto metalófono que suena y suena, pareciera que se oyeran los pasos de los hijos que quedaron sin mamá y resonara ese amor de Gloria por esos hijos que dejaba y por ese chiquitito que aún no conocía aquel feroz escenario.

Humedal es un trabajo notable en medio de toda la paleta musical con la que contamos. La actitud permanente es de riesgo, de tensión y la lucidez de Vilú por instalar su profundo acervo de texturas e historias junto a la tradición eléctrica que nos legaron los viejos sicodélicos, resulta en un disco que se parece a muchos de estos lugares, a todos los lugares.

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