El inolvidable «Manual del defensor del cobre» de Armando Uribe

«El gran poeta Armando Uribe es conocido por sus libros de poesía, ensayos y literatura, pero es menos conocida su labor de profesor de derecho minero, y su defensa de la nacionalización y de nuestro cobre

Por Absalón Opazo

02/02/2020

Publicado en

Chile / Minería

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«El gran poeta Armando Uribe es conocido por sus libros de poesía, ensayos y literatura, pero es menos conocida su labor de profesor de derecho minero, y su defensa de la nacionalización y de nuestro cobre. Esta faceta está presente en los prólogos a dos de mis libros, que les envío por si quisieran publicarlo».

Con ese mensaje, el economista Julián Alcayaga compartió con El Ciudadano estos valiosos textos del recientemente fallecido Armando Uribe, quien siempre que pudo, manifestó su rechazo a la política del cobre implementada especialmente desde 1990 en adelante, por la Concertación, en nuestro país. A continuación, el «Manual del defensor del cobre» (2005) y el prólogo de «País virtual» (2009).

Manual del defensor del cobre

«Este Manual apela a la inteligencia de los chilenos conscientes de que el cobre es la gran riqueza de Chile así como a quienes tienen amor a la patria y a sus conciudadanos.

Con su lectura aumenta la conciencia nacional.

Y también la indignación ante quienes han renunciado a la nación chilena.

Los que mandan en nuestro país son los gobiernos y su oposición política, y los empresarios principales, incluyendo en primera línea los de empresas transnacionales de la Gran Minería del cobre.

Forman una oligarquía dentro de la cual se entienden sus miembros entre sí pese a superficiales discrepancias, más originadas por el ánimo de disimular a la población sus «acuerdos» de fondo, entre los cuales está la entrega de los beneficios colectivos del cobre al extranjero, y en especial a la más grande potencia que existe y haya existido en el mundo; y ocultando las verdades del cobre en Chile bajo la máscara del sistema e ideología totalizadora, llamado neoliberalismo capitalista de mercado desregulado.

El apellido de Chile no debería ser Mierda en que se tiene a los chilenos en esta materia, sino Cobre.

Quienes mandan en Chile -específicamente desde 1990, a partir del cual se realizaron las más grandes inversiones de transnacionales extranjeras en cobre, aprovechando leyes de la dictadura y también agregando otras antinacionales- no creen que Chile es un país viable y que es para siempre. Consideran que debe depender del extranjero y en particular de la híper-potencia USA.

Para quienes si creemos que es un país natal apto a la independencia y soberanía, como la ya vieja nación chilena y mestiza lo ha creído, y como el Estado republicano trató de mantenerlo durante 140 años hasta 1973, este Manual es lectura indispensable hoy.

El asunto político (proyectado a lo social, a la economía y también a la cultura) más importante para el Chile actual es relativo al Cobre, como este libro lo demuestra.

Los lectores del Manual del Defensor del Cobre, cuyo autor hace flamear una bandera más representativa de Chile que las de aquellas campañas políticas, han de imponer el interés del país, del verdadero país que nos escamotean los Sanchos panzones que se contonean en su poderes gozosos, públicos y privados, mintiendo por acción y omisión.

Dirán que esto es quijotesco. Los que mandan quisieran reírse de los que no mandamos.

Pero no saben, ignorantes además de maliciosos, que Don Quijote, en fin, era el amo de Panza.

El espíritu de patria es superior en sí mismo a la obra y las asechanzas de los vende -patria.

Armando Uribe
Premio Nacional de Literatura
Enero, 2005″

Prólogo a País Virtual

«Este libro de atrevido título explica su materia: El lado oscuro del Tratado Minero Chileno-Argentino, en su sub-título.

‘El país virtual’ es obra del principal defensor del recurso natural minero básico en Chile, como lo ha demostrado en artículos numerosos y en libros destacados y esclarecedores, como ‘El libro negro del metal rojo’, varias veces editado pese a las dificultades que los medios de comunicación masiva imponen a quienes presentan la realidad económica y legal del mayor recurso chileno: el cobre de la gran minería en nuestro país. Existimos gracias al cobre, desde hace casi un siglo.

Después del golpe de Estado en 1973, y sobretodo en los últimos 19 años, esta riqueza se ha desnacionalizado en dos tercios; luego del gran acto soberano de Chile en el siglo XX, la nacionalización plena, por unanimidad parlamentaria en 1971.

Incluso la Constitución consentida (concedida e impuesta) por el gobierno de A. Pinochet U., en 1980, se hace cargo de lo realizado en el gobierno del señor Allende, al establecer su disposición transitoria tercera: ‘La gran minería del cobre y las empresas nacionalizadas en virtud de lo prescrito en la disposición 17ª. Transitoria de la Constitución Política de 1925, continuarán rigiéndose por las normas constitucionales vigentes a la fecha de promulgación de esta Constitución’. Esto se encuentra plenamente vigente; y significa que la gran minería del cobre, son yacimientos del todo nacionales; para no reducirse a decir, en forma restringida, nacionalizables.

Lo anterior se agrega a los incumplimientos de las leyes y la Constitución en lo tributario y en los artículos mineros de aquella Constitución del año 80, o sea los incisos 6º a 9º del nº 24, artículo19; y otros incumplimientos de transnacionales o multinacionales extranjeras en Chile.

¿Por qué el Estado y sus gobiernos desde 1990, han hecho la vista gorda ante estas situaciones, inaceptables según la realidad jurídica y práctica?

Hacen como si no fuera así… Ni siquiera explican.

El Tratado Minero chileno-argentino lleva, por su parte, al colmo este desentendimiento (por usar una palabra generosa).

Ese Tratado es ‘ad absurdum’. Es obra conjunta en Chile de gobierno y oposición, como tantas del apenas disimulado co-gobierno que desde 1990 han compartido sus dirigentes, quienes forman una oligarquía, junto con el más poderoso empresariado local y extranjero en nuestro territorio.

Han inyectado (inficionado) la ideología-impuesta, primero, en Chile en 1975, y que es ahora global, pues por vez primera en la historia opera en el total del globo, sobreviviendo a las crisis, y amenazando perdurar a través de la gravísima presente: el neoliberalismo capitalista de mercado desregulado, sin control suficiente del Estado.

Gobierno, oposición, empresariado superior, sea local o foráneo, en suma el conjunto de la oligarquía que nos manda, coinciden profesando y aplicando dicha ideología de dogmas (no sólo económicos y financieros, extendiéndose a toda actividad humana, individual y colectiva, política, social, y lo que llaman cultural) que nos domina aunque no queramos.

El análisis y el lenguaje en ‘El país virtual’, resulta brilante, conducido, se constata, por la rigurosa pasión intelectual de Alcayaga, que argumenta, con razón, en favor de la patria que intentan algunos disgregar, mientras que otros, también minoritarios, pero con tribunas, que se hacen los que ignoran, o bien ignoran lo anterior por desidia o flojera, consintiendo y aún votando con los disgregadores de Chile.

Este libro muestra al extremo que llegan los personeros de la coalición neoliberal capitalista de mercado desregulado para el objetivo de vaciar la soberanía nacional en este tiempo.

No cabe extraer párrafos y capítulos. El libro completa, como observo en las notas con que lo cubrí, la ilustración de los perjuicios propuestos en tal Tratado, y los esfuerzos –en que intervino Julián Alcayaga- para contrarrestarlos.

Las pruebas que aquí se dan, contundentes, definitivas, llevan a una conclusión que el prologista avanzó en ‘Carta abierta a Agustín Edwards’, libro motivado por el veto del diario Mercurio a la publicación de larga entrevista sobre lo minero y el cobre en Chile.

Quienes en el país nos mandan y son conscientes de sus propias ideas, han renunciado a la nación chilena, consideran que no es viable como país independiente y soberano. Los que en verdad mandan, minoría en la minoritaria oligarquía del país, obran como si fueran foráneos aunque sean de nacimiento local. Acordes con la destrucción del Estado que produjo como primer resultado el golpe militar en 1973, y la continuidad de ausencia de aquél y su reemplazo por ‘un aparato estatal’ o administrativo entre 1990 y hoy, son indiferentes a la historia nacional en que se construyó un Estado vivo de 140 años, entre 1833 y 1973. En ese largo lapso, Chile procuró, mirando a Europa, ser el país más democrático y civilizado que fuera posible. No era ninguna maravilla, pero fue vivible.

Esto no lo persiguen los de espíritu poco a anti patriótico que nos mandan. Jamás confesarán su verdadera posición; pero por sus ‘obras’, por lo que obran los reconocemos.

‘El país virtual’ lo permite.

Armando Uribe Arce
Agosto 2009″

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