Crítica de cine | ‘Un monde’ (2021), pequeñas grandes batallas

‘Un monde’ presenta a Nora (Maya Vanderbeque), una niña de siete años que, al ingresar al colegio, descubre el fuerte acoso que recibe su hermano Abel (Günter Duret) un par de años mayor. Ante el poco apoyo que reciben por parte del profesorado y la inicial incredulidad del padre de ambos, Nora debe lidiar con el dolor mientras intenta ayudar a su hermano.

Por Ciudadano

06/06/2022

Publicado en

Artes / Cine

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Por Wladimyr Valdivia Westphal.

Una de las cintas más aplaudidas durante el complicado año 2021 para el cine fue ‘Un monde’, conocida internacionalmente como ‘Playground’, película belga, ópera prima de la realizadora Laura Wandel, que conquistó, entre otros reconocimientos, el premio FIPRESCI de la prensa cinematográfica en el programa Un Certain Regard en el último Festival de Cannes.

‘Un monde’ presenta a Nora (Maya Vanderbeque), una niña de siete años que, al ingresar al colegio, descubre el fuerte acoso que recibe su hermano Abel (Günter Duret) un par de años mayor. Ante el poco apoyo que reciben por parte del profesorado y la inicial incredulidad del padre de ambos, Nora debe lidiar con el dolor mientras intenta ayudar a su hermano.

Con los hermanos Jan-Pierre y Luc Dardenne (‘L’enfant’) como máximos referentes del cine naturalista belga, Wandel dirige y escribe una cinta sobre acoso escolar con una importante particularidad: esta es contada desde la perspectiva de Nora durante todo el metraje, tanto en términos narrativo como también visuales. La cámara acompaña al rostro de Nora durante toda la cinta; de hecho, solo vemos al resto de personajes cuando estos se acercan a la altura física de Nora (o de Abel), de otro modo solo oímos sus voces. Este recurso, lejos de ser una traba estética, redunda en un claustrofóbico desarrollo que nos permite ver la cinta desde el corazón de Nora y sentir la frustración, el miedo y la impotencia que le significa no solo ser testigo del dolor de su hermano, sino también vivir su propia experiencia como alumna nueva, en un entorno hostil donde abunda la humillación, la burla y la discriminación.

Ante el silencio cómplice de la pequeña, logramos empatizar rápidamente con cada uno de los personajes principales, odiamos la inoperancia de la desidia de profesores y cuestionamos cada comportamiento puesto en pantalla, consiguiendo no solo proponer una dura reflexión sobre el bullying escolar, el rol paternal y la función educativa, sino también plasmar un eficaz ejercicio de análisis psicológico infantil, todo esto sin abandonar el estilo cinematográfico a partir de un guion excelentemente desarrollado en una historia acotada que, en apenas 72 minutos, consigue apretarnos el estómago y querer, de manera desesperada, levantar la voz.

Maya Vanderbeque, que debuta en la actuación, nos regala lo que es, probablemente, la mejor actuación infantil que podamos ver en el cine en décadas. Con tan solo once años, la pequeña actriz sorprende como Nora con un impresionante registro interpretativo, rodeada constantemente de una perturbadora soledad, atada a un sentimiento que ni siquiera ella es capaz de comprender, pero que surge inconscientemente a partir del amor que siente por su hermano. Frente a exigentes primeros planos y una cámara en constante movimiento, Maya consigue dominar el eje dramático de la cinta a sus anchas, con una fuerza actoral pocas veces vista. El pequeño Günter Duret, de catorce años, no desentona junto a Maya, en un rol algo más secundario pero tan intenso y desgarrador, como un niño atrapado en una espiral de violencia de la que le resulta imposible escapar, dándole total sentido al relato.

‘Un monde’ es una cinta que todos y todas debiesen ver por su increíble propuesta visual; su inteligente desarrollo que se aleja del melodrama y la lágrima fácil, pero que de igual modo nos estruja y quita el aliento; por el placer de ver a una prodigiosa niña con un talento que no tiene techo; y porque probablemente todos alguna vez fuimos Nora o fuimos Abel. O quizás somos sus padres. O quizás esos profesores que invisibilizan graves casos de acoso. Porque el cómplice pasivo también es culpable.

Trailer:

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