La AFA ratificó que la decisión de no jugar en territorio israelí era definitiva

La suspensión del partido con Argentina es una tarjeta roja para Israel

“Espero que se tome como un aporte a la paz mundial", señaló en sus declaraciones Claudio "Chiqui" Tapia, titular de la associación de fútbol del país suramericano

Por Chevige González Marcó

06/06/2018

Publicado en

Argentina / Deportes / Mundo

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La suspensión del partido entre Argentina e Israel, programado inicialmente para jugarse este sábado en Jerusalén, sigue trayendo cola: la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) se desmarcó de las presiones gubernamentales. En tanto, una operación que parecía destinada a lavar la cara del gobierno israelí se tornó ahora en un laboratorio mediático para estigmatizar a los pueblos árabes como «generadores de amenazas de muerte» contra Messi y los suyos.

Recordemos que no se trataba sólo de fútbol. El juego iba a realizarse en un estadio ubicado en la zona oriental de Jerusalén, un territorio anexado por Israel mediante la violencia. Una acción que además es condenada y objetada por la Organización de Naciones Unidas. La selección argentina también visitaría sitios emblemáticos como el Muro de los Lamentos y el contrato, además, establecía el contacto obligatorio con la población israelí.

Y para quien aún dudaba del trasfondo político del asunto, ayer el presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, llamó a su colega argentino, Mauricio Macri, para «pedirle ayuda» con el asunto. No obstante, la AFA marcó su autonomía y el asunto quedó decidido: no habrá juego, ni en Jerusalén, ni en Haifa ni en Tel Aviv. Punto.

Tarjeta Roja

Del lado palestino hubo festejos por la decisión de los argentinos. El presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub, afirmó que la anulación del partido amistoso que tenía programado la selección argentina en Jerusalén es una «tarjeta roja» a Israel.

«Lo que ha pasado es una tarjeta roja del resto del mundo a los israelíes, para que comprendan que solo tienen derecho a organizar o a jugar al fútbol dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente», declaró, en referencia al estatuto diplomático contestado de Jerusalén, donde debía tener lugar el partido.

Rajoub había pedido el domingo a Lionel Messi, una estrella en los territorios, al igual que en el resto del mundo, que no jugara.

AFA se deslinda

Las llamadas de presidente a presidente no movieron el esquema de la AFA. Su presidente, Claudio “Chiqui” Tapia, señaló, con respecto al partido suspendido: “Espero que se tome como un aporte a la paz mundial”.

Al ser consultado sobre si sabía dónde había sido edificado el estadio en el que jugaría la selección en Jerusalén (en ruinas de una aldea palestina), respondió: «Los que nos tratan de ignorantes nos subestiman. Es un conflicto que lleva 70 años. Lo vivido en las últimas 72 horas nos han llevado a tomar la decisión de no viajar», manifestó durante su breve discurso a los medios de comunicación. Agregó que su «responsabilidad es la bregar por la integridad física y la salud de toda la delegación».

“Quiero pedir disculpas a todos los israelíes que compraron entradas. El fútbol empieza y termina en un campo de juego y nada tiene que ver con la violencia», sostuvo el dirigente y aseguró que «no es nada contra la comunidad israelí ni la comunidad judía”.

El Chiqui Tapia, presidente de la AFA

La operación mediática

Tal vez costará mucho conocer, a ciencia cierta, que pasó en el vestuario argentino o en la AFA para que se tomará la decisión de suspender el amistoso. Lo cierto es que desde el gobierno de Israel se apunta a una operación por imponer el rayado matiz de los atentados y el terrorismo.

La embajada de Israel en Buenos Aires denunció «amenazas y provocaciones» contra Lionel Messi, «que lógicamente suscitaron la solidaridad de sus pares». El 10 argentino tendrá la verdad al respecto. Hasta ahora no existe ningún indicio que lo compruebe.

El vicepresidente de la Federación Israelí, Rotem Kamer, anunció este miércoles una demanda contra la Federación Palestina ante la FIFA. «Nos enfrentamos a un acto de terrorismo futbolístico por parte de la federación de fútbol palestina y de su presidente. No se trata simplemente de otro discurso más ante el congreso (de la FIFA) o de una propuesta más en la agenda, sino de amenazas contra los jugadores que vienen a Israel».

La verdad: como no pudieron lavar su imagen, se van ahora por el camino de la difamación.

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