Realización del mundial de fútbol de Qatar 2022 se encuentra en peligro

Desde que Hamad bin Jalifa Al Thani se proclamó emir en 1995 -e igual hoy con su hijo-, Qatar ha vendido su imagen en el mundo con tres argumentos: la cadena Al Jazeera, su aerolínea y, sobre todo, el deporte

Por Alex Ripne

06/06/2017

Publicado en

Deportes

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Desde que Hamad bin Jalifa Al Thani se proclamó emir en 1995 -e igual hoy con su hijo-, Qatar ha vendido su imagen en el mundo con tres argumentos: la cadena Al Jazeera, su aerolínea y, sobre todo, el deporte. Con la inversión en clubes europeos y la organización de grandes eventos, el emirato ha querido exponerse de forma internacional como un país diligente, abierto y moderno, pero, después de ser acusado de «apoyo a varios grupos terroristas» por siete estados vecinos, esa estrategia está en peligro.

«El fútbol debería acordar que no se pueden jugar torneos en países que apoyen activamente el terrorismo», proclamaba ayer el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Reinhard Grindel, como avanzadilla del movimiento que viene. Aunque la posibilidad de un boicot todavía es lejana -«hay otras soluciones», admitía Grindel- y aún deben pronunciarse otras federaciones, parece difícil que Qatar siga organizando el Mundial de fútbol de 2022 en su nueva situación diplomática.

La acusación de pro-terrorismo del país es demasiado para un campeonato que ya ha sido denunciado por esclavismo en la construcción de sus estadios y por corrupción en su propia elección como sede. «Tenemos contactos regulares con los organizadores del Mundial de 2022. No haremos más comentarios al respecto», se escabullía ayer la Federación Internacional (FIFA), en la misma línea que exhibía el PSG, club propiedad del emirato, y el Barcelona, cuyo acuerdo de patrocinio con Qatar Airways finaliza este mes. La primera reacción directa en el deporte, de hecho, fue menor: el Al Ahli, subcampeón de la liga de Arabia Saudí, rompió ayer el contrato que le unía con la aerolínea qatarí.

Junto a otros organismos del fútbol, en los próximos días deberían tomar partida instituciones de numerosos deportes. Qatar descubrió el impacto mediático mundial de figuras como Valentino Rossi cuando inauguró en 2004 el circuito de Losail y su Gran Premio de MotoGP y desde entonces pocas disciplinas se han resistido a su opulencia organizativa. La ATP de tenis, la Diamond League de atletismo o el Circuito Europeo de golf visitan el país cada año y se mantienen varios Mundiales proyectados en el lugar.

Tras la halterofilia (2005), el atletismo en pista cubierta (2010), la natación en piscina corta (2014), el nombrado balonmano o el ciclismo (2016), Qatar aún se proyecta como sede del Mundial de gimnasia artística (2018) y de atletismo (2019) antes del fútbol y la natación (2023). Con la polideportiva, gigante y ultramoderna Academia Aspire como emblema, el país también intentó ser sede de los Juegos Olímpicos de 2020, pero fracasó en su intento. Antes de la crisis diplomática, había mostrado su voluntad de presentarse para sede en 2028; habrá que ver si en su nueva situación es capaz de hacerlo. Al menos con el fútbol, está en el «ojo del huracán»…

Siete países, por ahora, han roto relaciones diplomáticas con Qatar, país organizador de Mundial-2022 de fútbol al que han decretado un boicot por “su apoyo continuado al terrorismo”, especialmente en Siria e Irak.

Liderada por Arabia Saudí, esta alianza anti-Qatar está integrada también por Yemen, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egito más las Maldivas y Libia y ha provocado la inmediata reacción de la población qatarí, que prácticamente ha saqueado tiendas y supermercados para aprovisionarse por miedo a que se pueda interrumpir el suministro de víveres y agua potable.

Las naciones citadas han dado un plazo de 14 días a los ciudadanos de Qatar que se hallen en su territorio para que lo abandonen. Además, los países que tienen frontera con Qatar, que por su parte tiene 2,2 habitantes entre ellos el ex barcelonista Xavi, militante en el AL-Sadd, las han cerrado.

Las autoridades qataríes han asegurado que la vida de cada día no se verá afectada por esta grave crisis diplomática, pero no han podido impedir que cunda el pánico. A Qatar se le acusa directamente de:  de dar apoyo al terrorismo y al extremismo (islámico), de dar cobijo a los grupos radicales Hermanos Musulmanes, Estado Islámico y Al-Qaeda, de difundir los mensajes de formaciones yihadistas a través de sus medios de comunicación y de ser, por todas estas prácticas, una amenaza para la estabilidad de la región. La Fifa, por ahora, se  mantiene expectante.

 

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