Exigen cambio de política penitenciaria

La realidad de las cárceles brasileñas para la población LGTB

La resolución conjunta del Consejo Nacional de Lucha contra la Discriminación (CNCD / LGBT) contrasta con los testimonios de quienes han padecido violaciones, ultraje e insultos dentro de un centro de reclusión

carcel

Diariamente cientos de personas de la población de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trasvesti y Transexuales (LGBT), privada de libertad son víctimas de maltrato, a pesar de que existe una resolución conjunta del Consejo Nacional de Lucha contra la Discriminación (CNCD / LGBT) creada en el año 2014, la cual orienta que unidades penitenciarias masculinas deben tener áreas para travestis, homosexuales y transexuales masculinos; asimismo los transexuales femeninos a unidades penitenciarias femeninas.

Esta normativa contrasta con los testimonios de quienes han padecido violaciones, ultraje e insultos dentro de un centro de reclusión brasileño. Tal es el caso de Fernanda Falcão quien fue detenida cuando tenía 18 años, actualmente con 26, en una entrevista con HuffPost Brasil,  señaló que en el sistema penitenciario tuvo muchas dificultades por no tener familia, y narró como fue colocada en una celda con cien hombres y posteriormente violada por el líder de ellos todos los días del mes en que allí pernoctó.

Esta resolución está basada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las convenciones internacionales que protegen el mantenimiento de los prisioneros de los derechos y las leyes federales de Brasil para prevenir y combatir la tortura, sin embargo activistas de la causa de la población LGTB como Marina Reidel , coordinador general de Promoción de los derechos LGBT del Ministerio de derechos Humanos, y Keila Simpson, presidente de Antra (Asociación Nacional de Travestis y Transexuales) consideran que no es suficiente, ya que aún no tiene fuerza, ni rango de ley.

Señalan que es innegable todo el avance y los debates generados, pero señalan que aún falta camino por recorrer para mejorar la situación en las cárceles de Brasil para la población LGBT.

«Debemos tener en cuenta que en todo el Brasil, sólo tenemos 101 espacios para salas LGBT y células, y tienen un total de 1.500 prisiones», dice. «Todos los documentos, cuando se establezcan, tienen un tiempo. Ahora corresponde a la revisión de la resolución conjunta del Consejo Nacional de Lucha contra la Discriminación (CNCD / LGBT), y pensar en cómo podemos articular de hacer cambios, teniendo en cuenta que la situación ha cambiado en cuatro años.»

Simpson afirmó que el documento es un instrumento para reclamar los derechos y no ha tenido efecto deseado, pues en los últimos años, la violencia física y psicológica por parte de compañeros de celda y los funcionarios del Estado contra los presos LGBT, con algunas excepciones, se ha invisibilizado. Por otra parte, lamentó la falta de datos objetivos para hacer una imagen realista de la situación.

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