Las violentas sacudidas del rublo ruso

2014 fue un año lleno de acontecimientos impactantes, empezando por el agraviamientos de los conflictos geopolíticos, pasando por el derrumbe en la cotización de los commodities, la apreciación del dólar, la contracción de las economías de la eurozona y de Japón o la recuperación de la economía estadounidense

Por Director

01/01/2015

Publicado en

Economí­a / Mundo / Portada

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rublo

Durante diciembre pasó a un primer plano la evolución de la crisis rusa, que tiene tres orígenes principales: el descenso en la cotización del petróleo en un país que lo tiene como su principal fuente de ingresos, el atraso en resolver su elevada dependencia del crudo y del gas, a lo que se agregó las medidas restrictivas comerciales, financieras y aquellas adoptadas para dificultar los suministros externos a sectores económicos claves resueltas por EE.UU. y la Unión Europea. Estos problemas tuvieron su expresión cambiaria en la fuerte caída experimentada por el rublo, en una economía que cuenta por el momento con abundantes reservas internacionales para enfrentar la emergencia como lo hizo en 2008, a diferencia de 1998 cuando entró en cesación de pagos, golpeada por el contagio proveniente del sudeste asiático. Los impactos  del descenso en el precio del petróleo se extienden en general a los países exportadores del oro negro, cuyas economías son altamente dependientes de los ingresos en divisas y fiscales que les origina.  En América Latina el país más afectado es  Venezuela.

 

Desde mediados de año hasta las últimas semanas de 2014 la apreciación del dólar norteamericano y la consiguiente devaluación de monedas en numerosos países[1] fue opacada por la espectacular caída en la cotización del petróleo[2]. Pero, la magnitud de la depreciación de varias monedas en diferentes países, y particularmente el colapso del rublo ruso, colocó este tema en un primer lugar. Entre los  afectados se encuentran países exportadores de materias primas, con mayor razón aquellos que no aprovecharon los períodos de bonanzas para efectuar transformaciones en sus economías que las hiciesen menos vulnerables a los cambios en los ciclos de sus recursos exportables fundamentales. Son numerosos los países golpeados, entre ellos Turquia y su lira, Indonesia e India con la rupia, y varios países del Este europeo remecidos por el derrumbe experimentado por el rublo. La repercusión más aguda en esta zona se produjo en Bielorrusia, donde para frenar la adquisición de divisas al banco central estableció un impuesto de 30% en su compra y más que duplicó la tasa de interés, aumentándola a 50%. En América Latina el más afectado es Venezuela.

Rusia experimentó una fuerte devaluación de su moneda influida por el derrumbe en la cotización de petróleo, impacto al cual se sumó las decisiones económicas adoptadas por EE.UU. y la Unión Europea en contra de Moscú[3]. El presidente ruso, Vladimir Putin, en su conferencia anual al finalizar el año, manifestó que en las dificultades que afronta el  país, entre un 25% y el 30% están causados por el efecto de las sanciones económicas, que tuvieron la particularidad de ser comerciales, financieras y orientadas además al estratégico sector energético, en una acción conjunta entre EE.UU. y la Unión Europea. Expresando al mismo tiempo que otra causa reside en que no se diversificó como se requería una economía dependiente en un alto porcentaje de los hidrocarburos, no aprovechando en consecuencia el momento de altas cotizaciones vividas por el mundo. Putin afirmó que se saldrá de la crisis en el peor de los casos en dos años, vinculándolo con la recuperación que se produciría en la economía mundial.

 

Los  efectos negativos fueron creciendo en la primera mitad de diciembre. El rublo se debilitó sostenidamente. El 15 de diciembre se había depreciado en un 50% en su relación con el dólar, porcentaje que después descendió. Ese día su banco central aumentó drásticamente la tasa de interés de referencia desde un 10,5% a 17%. “La decisión fue impulsada –señaló en un comunicado- para limitar los riesgos de devaluación  e inflación que recientemente han aumentado significativamente” (16/12/14). Si la cotización del petróleo se mantiene en US$60 el barril, advirtió el instituto monetario,  el PIB del país podría contraerse entre un 4,5% y un 4,7% en 2015. Igualmente pronosticó que en el nuevo año la salida de capitales desde Rusia sumaria US$120.000 millones, monto muy similar al egreso registrado en 2014 estimado en US$134.000 millones.

 

La inestabilidad cambiaria prosiguió en los días siguientes, muy vinculado al descenso en la cotización del crudo, del cual depende el 68% de los ingresos del país. “La situación –expresó Serguéi Shvetsov, vicepresidente del Banco Central de Rusia- es crítica. Lo que está ocurriendo –añadió- no lo podíamos imaginar (…) ni aunque se tratara de una pesadilla. (…) la decisión por la que optó el Consejo directivo del Banco de Rusia es una opción entre lo muy malo y lo supermalo” (17/12/14). La situación de aquellas empresas endeudadas en dólares pasó a ser extraordinariamente complicada. Lo ocurrido en  Rusia, con diversas expresiones de magnitud, tiende a reproducirse en otros países muy dependientes de las exportaciones de crudo. Es el caso de Venezuela y Nigeria. “(…) el descenso persistente en el  precio del barril –editorializó El País- cuestiona la capacidad de algunos países productores para hacer frente a sus deudas y sus compromisos comerciales. Las causas que erosionan el rublo y la deuda rusa –agregó el editorial- también actúan en las divisas de los países emergentes y amenazan con producir una nueva convulsión general” (17/12/14).

 

Los efectos de la salida de capitales son muy variados. Masivamente buscan refugiarse en otros mercados, entre ellos en Suiza. Esto condujo al Banco Nacional de Suiza (BNS) a decidir por primera vez en más de cuatro décadas tasas de depósitos negativas a los bancos comerciales. Estableció a partir del 22 de enero un cobro de 0,25% por las operaciones a la vista y expandió su rango meta para la tasa libor a tres meses hasta -0,75%. El presidente del BNS, Thomas Jordan, calificó la conmoción financiera rusa como un “gran factor contribuyente” de las medidas adoptadas (19/12/14).

 

Las autoridades rusas intensificaron sus medidas para detener el pánico financiero. Al incremento de la tasa de interés añadieron una activa intervención en el mercado de las divisas. “El Ministerio de Finanzas de la Federación rusa –señaló en un comunicado- considera que el rublo está extremadamente infravalorado y comienza a vender sus remanentes de divisas en el mercado” (17/12/14). El día 15 a estos esfuerzos el Banco Central destinó US$1.961 millones. Concediendo al mismo tiempo  más facilidades a las entidades financieras para cumplir con sus endeudamientos en divisas, organizando subastas de ellas con distinta periodicidad y de acuerdo con las necesidades, dándole además más espacios en el manejo de sus reservas. Son intervenciones concretas pero que el mismo tiempo intentan actuar sobre las expectativas, lo cual es decisivo para frenar que se extienda el pánico.

 

En la dirección de reducir el temor el parlamento comenzó a aprobar dos leyes. La primera duplicó el monto máximo de los depósitos bancarios garantizados por el Banco Central, afectados por la pérdida de poder adquisitivo del dinero debido a la inflación. La segunda recapitalizó a los bancos comerciales en un billón de rublos (más de US$10.000 millones). De la lista se excluyó al Sberbank, el mayor del país, que recibirá ayuda directa del Banco Central.  De otra parte, se resolvió una medida que tuvo un efecto muy fuerte al menos en el corto plazo: las principales empresas estatales deberán vender divisas en su poder para estabilizar el mercado cambiario, entre ellas la gasífera Gazprom y la petrolera Rosneft.  La cotización del rublo descendió a algo  más de cincuenta unidades por dólar.

 

Putin en su conferencia enfatizó que se utilizarán medidas empleadas con “bastante éxito” en la crisis económica de 2008, pronunciándose por una política de respaldo a los exportadores y de proporcionar liquidez a los bancos, descartando aplicar restricciones como por ejemplo establecer la venta obligatoria de las divisas generadas en las operaciones comerciales con el exterior. Al apoyar a los bancos se enfrenta el incremento de los préstamos interbancarios, que el día de la alocución de Putin trepó a 28,3%, su nivel más alto desde 2005. El primer banco rescatado fue una institución mediana, el Trust Bank, que recibió 30.000 millones de rublos (unos US$530 millones). El presidente ruso, recalcó, el criterio de ver la crisis como una oportunidad, para hacer al país más independiente, de no ser así graficó “colgarán nuestra piel en la pared” (19/12/14). En 2008, al igual que en la coyuntura actual, Rusia poseía abundantes reservas en moneda extranjera, las cuales empleó en apoyar al rublo y facilitar que las empresas continuasen cancelando sus compromisos externos. El discurso de Putin adelantó que se procederá en igual forma.

 

Igualmente se recordó la crisis de 1998, iniciada en el sudeste asiático y que como consecuencia de los efectos contagios se trasladó a Rusia, conduciéndola a la suspensión de pagos, y a Brasil que debió abandonar su tipo de cambio semifijo provocando fuertes consecuencias en la región. Obviamente se producen similitudes y diferencias no menores, como por ejemplo las mayores  reservas internacionales  que tienen los países emergentes, práctica que se extendió como una necesidad precisamente por la experiencia de la crisis del sudeste asiático. Las de Rusia en diciembre se estimaban en  US$400.000 millones. En cambio, en 1998 eran unos US$11.000 millones y el presupuesto “dependía  -recordó The Wall Street Journal- de los créditos del Fondo Monetario Internacional y de la emisión de bonos la mayoría de los cuales eran de corto plazo” (19/12/14). El FMI y el Banco Mundial le proporcionaron financiamiento por US$22.600 millones. En la coyuntura actual, “Rusia –como manifestó Lubomir Mitov, economista jefe para Europa emergente del Instituto de Finanzas Internacionales- tiene reservas suficientes (…). No hay un problema soberano” (21/12/14).

 

Uno de los impactos similares que se producen es en los tipos de cambio. La caída del rublo tuvo réplicas en economías emergentes con déficits importantes en las cuentas corrientes de sus balanzas de pagos. Países afectados comenzaron a adoptar medidas.  En Turquía, su banco central estableció una línea de liquidez para las empresas importadoras de petróleo. “En Latinoamérica –comentó Economist Intelligence Unit- hay pérdidas en todos los ámbitos. La dependencia de México del petróleo para sus ingresos fiscales y por exportaciones es claramente un defecto (…). En Brasil, los inversionistas ya desconfiaban de los activos (…). Pero incluso Colombia, Perú y Chile (…) no han escapado de la carnicería de los últimos días, lo que indica una falta de discriminación en la venta masiva. Aunque las disminuciones del precio del crudo y las tribulaciones del rublo pueden ser la causa directa de la actual salida de capitales de los emergentes, la confianza ha estado inquieta –añadió- desde el denominado ‘pánico a la reducción de estímulos’ de mediados de 2013. El hilo conductor de estos episodios –concluyó- es el nerviosismo ante la perspectiva de un ciclo monetario restrictivo en EE.UU”. (22/12/14).

 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en la reunión del Mercosur efectuada a mediados de diciembre en Paraná (Argentina), llamó la atención sobre la reducción experimentada en las cotizaciones de los commodities y su impacto en América Latina. “En especial –recalcó-, el petróleo va a afectar a toda la región, en formas diferentes” (18/12/14). Detallando que las principales exportaciones brasileñas son el mineral de hierro (13% del total), que se ha derrumbado incluso más que el crudo, petróleo (8,3%) y soya (7%). Planteando la necesidad de “reforzar la integración regional”, pero también “alternativas”, entre las cuales mencionó la apertura comercial con la Unión Europea, que mantiene altos aranceles para la importación de productos agrícolas, rubros tradicionales de exportación en varios países de la región.

 

En América del Sur hay muchos países que son grandes exportadores de materias primas. El caso más citado es siempre Venezuela.  A mediados de diciembre, la clasificadora de riesgos Fitch Rattings redujo su calificación de créditos a “ccc”, considerado un nivel “chatarra”, argumentando la reducida capacidad de su economía de responder a la pronunciada caída de los precios del oro negro.  El país y la petrolera estatal entre 2007 y 2011 emitieron una gran cantidad de títulos de deuda, de los cuales US$66.000 millones se encuentran en circulación que gozaban de una gran demanda que desde luego en la nueva realidad se revistió.  La cotización de sus seguros contra cesación de pagos cayeron agudamente.  Para enfrentar la situación, Venezuela utilizó un préstamo chino por US$4.000 millones para incrementar sus reservas  que se estiman al finalizar el año en US$21.400 millones, su nivel mínimo en casi una década, según las estimaciones de The Wall Street Journal (23/12/14).

 

Venezuela no es el único país sudamericano impactado. En Bolivia, que ha destacado  todos los últimos años por sus tasas de crecimiento, Evo Morales interviniendo en una reunión con embajadores constató que la caída de las cotizaciones “va a afectarnos, no será mucho (…) ahora vamos a ver si somos una revolución o no. Cuando tenemos plata todos felices y contentos, pero hay que estar preparados para la crisis” (20/12/14). En 2013, aproximadamente un 80% de las exportaciones lo fueron en gas y minerales. En las ventas de gas natural a Brasil y Argentina, que constituyen  el ingreso de divisas más elevado, unos US$6.000 millones anuales,  su precio está relacionado con el del petróleo.  Las reservas internacionales al finalizar 2014 se estiman en unos US$14.500 millones.  “(…) otros exportadores de materias primas –comentó The Economist- también parecen vulnerables, especialmente en África. El petróleo representa el 95% de las exportaciones de Nigeria y el 75% de los ingresos del gobierno. Ghana –añadió.- ya ha ido al FMI en busca de ayuda” (19/12/14). La mayor o menor magnitud de las réplicas se podrán cuantificar en 2015.

 

 

[1] Véase, Carta Económica 21/12/14.

[2] Véase, Carta Económica 16/11/14.

[3] Véase, Resumen Económico Tercer Trimestre, págs. 34-36.

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