¿Un juramento hipocrático para periodistas?

George Monbiot, columnista de The Guardian, propone que los profesionales adopten una serie de compromisos y deberes con la sociedad, el medio en que laboran y el poder que, supuestamente, están llamados a fiscalizar

Por Leonel Retamal

31/12/2011

Publicado en

Medios / Mundo

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George Monbiot, columnista de The Guardian, propone que los profesionales adopten una serie de compromisos y deberes con la sociedad, el medio en que laboran y el poder que, supuestamente, están llamados a fiscalizar.

El escándalo del News of The World ha sacudido a Gran Bretaña y al imperio mediático de Rupert Murdoch. The Guardian, el medio que destapó la historia del hackeo del teléfono de Millie Dowler, en relación con las escuchas practicadas a famosos y ciudadanos corrientes para obtener exclusivas, lo que provocó el cierre del periódico el pasado julio, ha entregado sugerentes análisis sobre el periodismo y la industria de medios.

Uno de ellos es la columna titulada “Este medio está corrupto – necesitamos un juramento Hipocrático para periodistas”, donde su autor, George Monbiot, equipara la crisis de News International con la caída del Muro de Berlín, denuncia los vínculos ineludibles entre la prensa y las élites de su país, y advierte que el rol de fiscalización de los medios se ha invertido: ahora el periodismo sería una fracción más de las relaciones públicas.

Monbiot no se queda en la crítica y sostiene que la ciudadanía debe exigir que los periodistas respondan ante ella y no sólo frente a los dueños del capital mediático. Para ello, dice, es necesario que los profesionales se comprometan con una especie de “Juramento Hipocrático”, como el de los médicos.

A continuación, un extracto de la reflexión que realiza el periodista, para su discusión y exigibilidad a la prensa y sus profesionales, especialmente en un medio chileno copado de programas de espectáculos, donde muchas veces queda en entredicho su calificación como medios, pero más aún, en aquellos que blufeando con su seriedad y objetividad, se posicionan ante la opinión pública como portavoces de la verdad y la realidad.

“Nuestra tarea principal es que el poder rinda cuentas. Priorizaremos aquellas historias y eventos que exponen los intereses del poder. Seremos cuidadosos con las relaciones que establecemos con ricos y poderosos, y nos aseguraremos de que no seremos cooptados por esa sociedad. No buscaremos el favor de políticos, empresarios u otros grupos dominantes evitando el escrutinio de sus asuntos, o manipulando una historia para encajar a sus intereses.

Enfrentaremos los intereses de las empresas donde laboramos, y de los avisadores que las financian. Nunca recibiremos dinero por pronunciar una opinión en particular, y resistiremos los intentos para obligarnos a que adoptemos una determinada.

Vamos a reconocer y entender el poder que ejercemos y cómo se origina. Nos desafiaremos a nosotros mismos y a nuestras percepciones del mundo tanto como desafiamos a otras personas. Cuando estemos equivocados, lo diremos”.

El Ciudadano

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