Economía

Acuerdo de Asociación Transpacífico: una nueva entrega “secreta” al Imperialismo y las multinacionales

Esta semana se concretó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) liderado por Estados Unidos y uno de cuyos integrantes es Chile. Con total “secretismo” tras cinco años de negociaciones se ha firmado por el gobierno “progresista” de Bachelet un nuevo pacto de colonización y sometimiento del país a los intereses de las multinacionales y del imperialismo.

Por Ángela Barraza

10/10/2015

Publicado en

Chile / Economí­a

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bachelet-obama-EFE

Este Tratado de Libre Comercio multilateral reúne a 12 países liderados por Estados Unidos y Japón y en América Latina incluye a Chile, Perú, Colombia y México. Representa al 40% de la economía mundial y pretende ser, según Barack Obama el “marco comercial del siglo XXI”. “Nosotros deberíamos escribir las reglas, abriendo nuevos mercados para los productos americanos (…) entonces podremos ayudar a nuestras empresas a vender más bienes y servicios hechos en Estados Unidos en todo el mundo». Según diversos estudios los ingresos derivados del acuerdo serían alrededor de 223.000 millones de dólares anuales, 77.000 de los cuales corresponderían a EEUU, el tercio de las ganancias. Este acuerdo ayuda a reducir impuestos en hasta 18.000 productos de EEUU en las economías de la región, por lo que los fabricantes estadounidenses tendrán más facilidad para competir, así como nuevas fórmulas de exclusividad a las grandes cadenas. También beneficiará a las grandes mineras del mundo.

Para EEUU “teniendo en cuenta que más del 95% de nuestros clientes potenciales vive fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China escriban las reglas de nuestra economía”, señaló Obama. Intenta con este tratado “histórico” (según lo tildó el patronal Diario Financiero) disputar nuevos mercados para sus empresas, avanzar en la penetración imperialista en América Latina y Asia, y así ganar mayores posiciones en su disputa con China por el reparto de los mercados mundiales, en un contexto de crisis global de la economía y debilidad de los Estados Unidos para implementar su hegemonía mundial, abriendo nuevas rutas comerciales paran sus inversiones y empresas, en competencia con China (2).

Este acuerdo ha sido presentado, junto al restablecimiento de relaciones con Cuba y al acuerdo nuclear con Irán, un nuevo triunfo geopolítico de Obama y representa un intento de avance de EEUU para la penetración imperialista buscando revertir la crisis de liderazgo mundial.

Un “tratado secreto” para esconder un nuevo pacto de colonización

Si algo destaca de este acuerdo, además de los beneficios de las corporaciones multinacionales de Estados Unidos, es la forma en que se ha venido negociando. Con total “secretismo” entre los gobiernos durante cinco años, se ha escondido las conversaciones no sólo a cualquier organismo del pueblo trabajador o asociaciones civiles, sino incluso a los propios parlamentos de los Estados firmantes, que aún no conocen el Acuerdo. Sólo 600 lobbystas, así como grandes empresarios participaron en este verdadero “tratado secreto”. De los 30 capítulos de que consta (1), solo 3 se han conocido parcialmente por filtraciones de Wikileaks, siendo un verdadero escándalo de sometimiento a los dictados imperialistas.

¿Por qué esta forma de “tratado secreto” sólo conocido por las grandes corporaciones? De las filtraciones se puede establecer ciertas “conjeturas” que benefician ampliamente al capital imperialista y a sus socios menores, los grandes empresarios nacionales. Veamos: la protección de “propiedad intelectual” en la patente de fármacos, donde se incluiría (aunque el canciller Heraldo Muñoz niegue esta cuestión) el aumento de 5 a12 años la extensión de esta protección, adaptando el tratado la legislación norteamericana en la materia. Esto haría aumentar el precio de medicamentos de consumo popular, así como diversos tratamientos como el cáncer o cirugías. La restricción de navegación en internet siendo las grandes cadenas quienes controlarán este ítem. La numerosa reducción de aranceles (impuestos) comerciales para la importación de productos y bienes. La adecuación de las normas nacionales al Tratado. La creación de un tribunal especial (“Arbitraje Inversionista-Estado”) donde las multinacionales podrán demandar a los Estados nacionales. El establecimiento de bases para la disminución de empresas estatales en áreas de la economía o su limitación a la creación de empresas públicas.

Estas cuestiones nos permiten ver el trasfondo del “secretismo” que ha operado por cinco años de las tratativas lideradas por el imperialismo norteamericano, que buscan un nuevo pacto de subordinación y “coloniaje” para la disputa de sus intereses e inversiones.

“Soberanía”, saqueo y subordinación

Si hace algunas semanas toda la prensa nacional, los empresarios y el propio Estado capitalista chileno liderado por el gobierno de Bachelet, hacía gala de la “defensa de la soberanía” frente al fallo del Tribunal de la Haya que se declaraban competente para conocer la demanda marítima de Bolivia, este “secretismo” de un pacto de sometimiento al imperialismo hecha por la borda esa “defensa”.

Mientras negociaban la firma del acuerdo secreto con el secretario de Estado norteamericano John Kerry, una sesión especial de la Cámara de Diputados con el canciller Heraldo Muñoz analizaba (¡sin conocer siquiera!) los términos del acuerdo. El canciller señaló: “no aceptaremos ninguna intromisión en nuestra soberanía y si fuera así, el acuerdo no entra en vigor”. Señaló además que beneficiaría al país con el 1% de crecimiento económico y a las exportaciones. ¿Puede alguien creer este hipócrita discurso? Para el diputado DC Jorge Sabag, el mismo que hace gala de un furioso discurso nacionalista frente a Bolivia, hizo un llamado a confiar en que la Presidenta Bachelet y la Cancillería negociarán de buena fe este tratado.

Así como anteriormente el parlamento entregó el mar del país a 7 grandes familias pesqueras, este nuevo sometimiento secreto al capital extranjero muestra la hipocresía del discurso de los partidos del régimen y del gobierno. Así, la Nueva Mayoría y el “progresismo” neoliberal de Bachelet (continuando el secretismo del gobierno de Piñera y la Alianza) desenmascaran su hipocresía de “defensa de la soberanía” y evidencia su rol de socios menores del gran capital extranjero, ampliamente beneficiado desde la dictadura a la actualidad, profundizando el atraso y la entrega a la que está sometida el pueblo trabajador.

¡Abajo el TPP! Por una política anti-imperialista de los trabajadores

Diversas organizaciones sociales agrupadas en la “Plataforma Ciudadana Chile Mejor SIN TPP” han señalado en un comunicado: «Tenemos la convicción de que la firma del TPP profundizaría la sistemática vulneración de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales como lo han hecho todos los tratados de libre comercio firmados por parte de nuestro país durante las últimas décadas. Este tipo de tratados no consideran, ni garantizan, el respeto y el ejercicio de los derechos humanos, pero además profundizan las desigualdades y la insustentabilidad ambiental en los territorios.» Estas organizaciones señalan lo evidente de este acuerdo secreto: constituye un pacto de colonización y sometimiento de los pueblos al imperialismo y las grandes multinacionales, beneficiando de pasada a sus socios menores, los capitalistas nacionales.

Aunque algunos oficialistas de la Nueva Mayoría como el senador Alejandro Navarro (MAS) señale que votará en contra del tratado pues “es ingenuo creer que es un tratado de integración, cuando en realidad nos somete”, o la diputada Camila Vallejo (Partido Comunista) sea parte de la Plataforma contra el Tratado, son parte del gobierno de Michelle Bachelet que firma nuevos pactos de subordinación contra los trabajadores y el pueblo pobre como verdadero agente del imperialismo, mostrando la evidente contradicción entre discurso y realidad, de colaboración con un gobierno que sigue sometiendo al pueblo trabajador al capital extranjero y los empresarios nacionales, abriendo nuevas vías de saqueo y entrega.

La clase trabajadora, el movimiento estudiantil y las organizaciones sociales, para defender sus intereses y detener la entrega al imperialismo, deberán realizar una lucha resuelta contra este tratado secreto, iniciando la movilización para poner fin al TPP. Pero no será mediante la “presión” ni la confianza con este gobierno entreguista y el parlamento (que votará a favor de esta nueva subordinación) las que permitirán terminar con el atraso y la dependencia. La clave para la liberación nacional frente al imperialismo no será la confianza en gobiernos “progresistas” que se muestran como verdaderos agentes del gran capital, sino la alianza obrera y popular y su organización y movilización independiente de las variantes patronales de la derecha y la Nueva Mayoría. Desenmascarando su doble discurso y para romper el sometimiento frente al imperialismo, es clave avanzar a terminar con los tratados de libre comercio y avanzar en la nacionalización de las minas, tierras y las empresas privatizadas de la dictadura, bajo la gestión de los trabajadores y el pueblo, como únicas medidas reales de defensa de los explotados y oprimidos poniendo los recursos de la nación a beneficio del pueblo trabajador en su conjunto, y resolver los problemas de salarios, pobreza, educación, salud y vivienda. Sólo la lucha simultánea contra el imperialismo y sus socios menores, los partidos del régimen y los empresarios, podrá abrir el camino a la liberación nacional y social del pueblo trabajador.

(1) 30 capítulos que abarcan las siguientes áreas: Acceso a Mercados, Reglas de Origen, Obstáculos Técnicos al Comercio, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Defensa Comercial, Competencia, Compras Públicas, Servicios, Inversiones, Comercio Electrónico, Telecomunicaciones, Entrada Temporal, Servicios Financieros, Asuntos Legales, Propiedad Intelectual, Medio Ambiente, Laboral y Cooperación. Adicionalmente, se han incorporado los denominados temas horizontales que incluyen Coherencia Regulatoria, Competitividad, Desarrollo y Pequeñas y Medianas Empresas. Tres ítems conocidos: medioambiente, propiedad intelectual (que afecta desde las patentes de los medicamentos a los derechos digitales) y la regulación de las empresas del Estado.

(2) China por su parte, a inicios de año había reforzado sus relaciones en América Latina, anunciando 250.000 millones de dólares de inversión en la región en los próximos cinco años y la apertura de su primer banco de cambio de yuanes en Chile. Una nueva disputa de posiciones es el marco de fondo del nuevo tratado secreto.

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