Adiós Saramago/y quedamos más solos

Posiblemente todos lo que reciben el Premio Nobel de Literatura lo merecen, por sus trabajos, sus aportes al desarrollo del pensamiento

Por Wari

19/06/2010

Publicado en

Actualidad / Columnas

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Posiblemente todos lo que reciben el Premio Nobel de Literatura lo merecen, por sus trabajos, sus aportes al desarrollo del pensamiento. José Saramago era algo más que un escritor, era un maestro. Un hombre íntegro preocupado constantemente por los graves problemas que cruzan a las sociedades, esa imperiosa necesidad de defender siempre los derechos de los humildes, porque hay que ser valiente en estos tiempos para defenderlos y él nunca dudó en hacerlo. Fue crítico con el pasado reciente de la izquierda comunista, no tuvo ningún inconveniente de sostener que la burocracia de los partidos comunistas, que sus atrasos en el pensamiento hacen más mal al pueblo, que a los enemigos del pueblo.

José Saramago se colocó en este lado de la vereda y no descansó ni un instante para enjuiciar a los agresores del hombre, a los que aprovechan del trabajo humano, acusó a los explotadores de inhumanos e insconcientes… y lo dejó todo escrito.

Nos deja Saramago ese hombre con ojos de serio y preocupado por todo, con voz pausada y que por alguna razón nunca sabremos quién le enseñó a colocarlas tan bien las palabras una detrás de la otra.

Saramago dijo esto:

“Por supuesto. Para nada soy un cínico. Lo que digo es que por definición soy escéptico. No es bueno, ya lo sé. Me gustaría entusiasmarme y no lo consigo. Hay una grave crisis, pero los ciudadanos no tenemos mecanismos para influir; pero, por lo menos deberían decir la verdad. Fíjese usted, Antonio Gutierrez, cuando era Primer Ministro, declaró en una entrevista: ‘La política es el arte de no decir la verdad’. ¡Y nadie levantó la voz para protestar!. Aunque no queramos, a los ciudadanos nos arrastra la corriente. O la estampida.. Ahora bien, hay que decir no estoy de acuerdo. El escepticismo no es resignación. Yo nunca me resigné. Cada vez me siento más como un comunista libertario.

Hay tres preguntas que no podemos dejar de hacernos en la vida: ¿por qué? ¿para qué? ¿para quien?» (El País, noviembre 2008).

Por Pablo Varas

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