Cambio en el equipo: salen los hueones, entran los culiaos

Hay palabras que pierden su contexto y su significado. «Culiao» es un ejemplo de eso, instalada hoy en día como la alternativa a la tan usada «hueón». Conversamos con Ricardo Martínez, experto en lingüística, y nos explicó algunas cosas que se deben entender con estos cambios.

Por Nicolás Massai

11/11/2016

Publicado en

Actualidad / Entrevistas / Tendencias

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Un periodista está delante de una carretera. “Vamos a pedirle a nuestro camarógrafo Cristián Fuentes que se quede con imágenes de la Autopista del Sol, mientras les contamos que, a esta hora, ningún culiao va pasando”, dice, y la risa se toma el resto de la transmisión. Este registro pertenece al archivo histórico de Canal 2 de San Antonio. El periodista estaba haciendo una nota sobre la cantidad de autos que iban a llegar ese fin de semana al litoral, pero, como se escucha en el video, no apareció nadie.

No tuvo nada de casual que el reportero ocupara la palabra «culiao» para describir a los turistas que todavía no se aproximaban a la zona. Pocas personas podrían creer que su intención era insultarlos. El uso de garabatos no comenzó este siglo, tampoco el anterior. Ahora bien, esto de integrarlos al lenguaje cotidiano es más actual. Y van cambiando. Como el «oye culiao», que se presenta como el mejor candidato para reemplazar al ya típico «oye hueón».

“Lo que pasó con la palabra «culiao» es que empezó a reemplazar a «hueón», que era o todavía puede ser la palabra que se ocupa para referirse a otra persona, para llamarlo», dice Ricardo Martínez, profesor de lingüística de la Universidad Diego Portales.

Aunque quizás para algunos todavía sigue siendo grave que los traten de «culiaos». No es una noticia la diferencia que existe entre las palabras que ocupan los padres a las palabras que ocupan los hijos. Pero ya no se considera como un insulto. Es un hecho.

«Al reemplazar a «hueón», «culiao» dejó de ser un garabato, o está en proceso de dejar de serlo. Quizás en algunas ocasiones te pueden decir que es una palabra fea, pero en unos diez o quince años más «culiao» no va a tener la carga de antes”.

Ricardo Martínez, profesor de la Universidad Diego Portales. Foto: emol.com

Ricardo Martínez, profesor de la Universidad Diego Portales. Foto: emol.com

¿Ya nos olvidamos de la palabra «hueón»?

Lo que pasa es que las palabras no solo tienen un significado; tienen una fuerza expresiva. Cuando tú usas una muletilla, una palabra que se ocupa mucho, ya no tiene esa función de ser chispeante o atractiva. A «hueón», particularmente para referirse a otra persona, le pasó eso.

¿Usas «culiao»?

El caso de «culiao» lo doy en clases y es curioso. Cuando lo daba como ejemplo hace ocho o nueve años los alumnos me ponían cara de impresión. «Culiao» estaba entrando recién en el proceso de normalización, por lo que todavía se sentía como un disfemismo (malapalabra). Pero hoy en día ya no ponen esa cara.

¿Cómo se explica el uso común de estas palabras?

Dicen que, desde el punto de vista de la neurolingüística, se almacenan en otra parte del cerebro, en el sistema límbico. Las otras se guardan en una parte distinta.

¿Qué significa eso?

Que son más fáciles de producir, que ocurren de forma más rápida, que se aprenden más rápido, que se olvidan más rápido. Por ejemplo, son las primeras palabras que aprenden los niños, las últimas que aprenden los ancianos, la primera que se te viene a la mente cuando te martillas un dedo. Es un sistema mucho más rudimentario que el sistema en el que manejamos la gran cantidad de las palabras. Por eso nos parece que son incorrectas, feas.

¿Y por qué se integran al lenguaje cotidiano?

Lo que pasa es que entre el sistema normal y este otro, en el que están los garabatos, hay una especie de circuito. Hay unas palabras que salen y otras que entran. Así es como las personas las ocupan en situaciones normales, que es lo que pasó con «hueón» hace tres o cuatro décadas. El «hueón» antiguamente era un garabato, pero se empezó a ocupar tanto, tanto, que dejó de serlo.

¿Los garabatos son palabras elegidas al azar?

Hay una teoría que hizo un alemán en el XIX. Dice que el origen del lenguaje son los garabatos. Las primeras palabras que pronunciaron los seres humanos fueron garabatos. Esas palabras tienen un sonido que es muy particular. No se eligen al azar. La mayoría tienen los acentos en una posición específica. Son muy fáciles de pronunciar, por eso se almacenan en este lugar es más automático. Un garabato es un hallazgo.

¿Cuál es el garabato más malo?

Yo diría que cuando tú dices concha de tu madre, así deletreado, es un pésimo garabato.

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