Colectivo Sudor de Poeta

Sudor de Poeta, un colectivo que escribe desde la voz, camina a través de pautas musicales y se enmascara para convivir colectivamente la sociedad de la palabra, su acción y ritmo

Por Pia

31/05/2016

Publicado en

Artes

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Sudor de Poeta, un colectivo que escribe desde la voz, camina a través de pautas musicales y se enmascara para convivir colectivamente la sociedad de la palabra, su acción y ritmo.

¿Cuándo y cómo se conforma el colectivo? ¿Cómo se conocieron? ¿Quiénes lo integran?
¿Por qué Sudor de Poeta?

El Colectivo se forma 2011 cuando nos juntamos un grupo de personas para organizar la Poesía Enmascarada 1. Los que participamos en esos primeros eventos nos conocimos en “Humanidades”, en el Campus San Joaquín de la Católica. Varios éramos compañeros de Letras Hispánicas y ya habíamos hablado un poco como chiste la idea de formar un colectivo poético. Después de la primera Poesía Enmascarada, por cómo resultó todo terminamos formando el colectivo. Hoy en día los que participamos del colectivo somos: Francisca Correa, Rodrigo Navarrete, Juan Carlos Encalada, Martina Pedreros, Felipe Millán, Sebastián Soler, Francisco Cabello. De todos modos hay que recalcar que durante el tiempo que llevamos haciendo actividades ha habido miembros flotantes del colectivo que van y vuelven, además de muchos colaboradores habituales que en verdad son como miembros, nunca nos hemos tomado tan en serio lo de “pertenecer” o no al colectivo.

El nombre salió por un cuento con ese título, escrito por uno de nosotros. El cuento tiene que ver con algunas cosas que hacemos como colectivo, pero sobre todo da cuenta de la amistad. De todas formas, para contestar esta pregunta nos gusta rescatar las palabras de Damián Noguera, amigo que hizo la presentación del primer plaquette que publicamos. Él decía que leyendo la antología había encontrado muy patente la idea del viaje y el movimiento en general en nuestros poemas, por lo que había interpretado la idea del sudor como la evidencia de la energía gastada, del movimiento. Entonces planteaba la oposición de la imagen terrible de “un hombre que no suda” y desde ahí entendía que el nombre aludía a la experiencia vivencial de la poesía, el sudor como algo humano, pasional, evidencia de la experiencia. En general el nombre va asociado a las mismas cosas que intentamos reflejar en nuestros poemas y en nuestras actividades: una idea de la poesía como algo activo, algo grupal, visceral, quiere alejarse de la poesía del poeta en su despacho, de esa poesía como algo frío o intelectualizado.

¿Por qué es importante la poesía en la sociedad? ¿Cuál ha sido su experiencia como grupo?
Están organizando lecturas, han intervenido en la UC, realizan encuentros. Háblenme de esas y otras experiencias.

La necesidad de agruparse partió siendo algo muy práctico en verdad, queríamos organizar eventos más grandes que una típica lectura con dos o tres mesas de poetas. Para eso necesitábamos más manos trabajando en cada proyecto. Esto además comenzó en el 2011, junto con las movilizaciones estudiantiles por lo que la idea de levantar proyectos y trabajar en grupo estaba en el aire. Nuestro primer evento fue en conjunto con el Centro de Estudiantes de Letras, de hecho. Después de eso nos desligamos de los centros de estudiantes y a los que nos interesaba el tema de la poesía seguimos trabajando. El trabajo en colectivo desde entonces ha sido difícil, ni en la universidad ni en el colegio, no existe realmente en la educación formal ni en las relaciones sociales el aprender a trabajar en grupo. Tampoco teníamos experiencia en organización de eventos. Así que las primeras lecturas salieron entre afiches de paint y amplificación con los parlantes de la casa.

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A medida que seguimos trabajando y discutiendo lo que hacíamos, nos dimos cuenta que a todos nos interesaba generar espacios donde la poesía no estuviera tan empaquetada, en ese sentido sí queríamos romper con el individualismo tanto en nuestra manera de trabajar como en nuestra manera de pensar la poesía. La Poesía Enmascarada es una muestra muy clara de eso, ese evento surgió porque todos sabíamos que había mucha gente que escribía y no mostraba sus textos por vergüenza o porque no le gustaban las típicas instancias que había para leer con público. Entonces le agregamos a la “típica lectura” una máscara, un seudónimo y tratamos de generar un ambiente medio carnavalesco. El resultado nos sorprendió a todos: si comúnmente leían diez personas y escuchaban veinte, acá llegaron más de noventa personas de público y leyeron cuarenta personas. Llegó hasta gente de fuera de Santiago y muchas personas de fuera de la universidad que engancharon con la convocatoria.

Mirando hacia atrás, con lo colectivo hemos apuntado a experimentar en las maneras de compartir la poesía, de socializarla en distintos ambientes, sobre todo eso, ver las lecturas más como una “puesta en escena” nos ha ayudado a generar un ambiente distinto, una experiencia de lectura distinta.

Va de la mano con lo organizativo el deseo de experimentar en el plano de la creación. Con el grupo del colectivo y los colaboradores habituales con que compartimos, ya conocemos nuestras maneras de trabajar y la inclinación estética de cada uno, de la misma manera nuestros registros y recursos expresivos se han dejado influenciar entre sí. En buena medida estamos compartiendo nuestros escritos todo el tiempo en un grupo de personas que va rotando y ampliándose.
Organizamos lecturas y desde el comienzo hemos intervenido diversos espacios más allá de la universidad. Si bien ese fue nuestro punto de partida, pronto comenzamos entablar lazos con creadores de distintas áreas -bailarines, músicos, cuentacuentos, artistas circenses, artistas gráficos, entre otros- que, a su vez, nos abrieron puertas a nuevos espacios. Desde entonces hemos gestionado actividades en galpones, sitios abandonados, casas okupas, bares, cafés, y espacios municipales; en palabras de Julio Ramón Ribeyro, sabemos entrar en choza y mansión, porque finalmente el único principio que tenemos para organizar nuestros eventos es tener un espacio y que la actividad sea gratuita y abierta para el público, esto nos ha permitido movernos en círculos bien diversos y ha enriquecido nuestra experiencia.

 

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¿Qué es lo que buscan en tiempos en que la colectividad, y más si es poética, es desplazada por el individualismo? ¿A qué apuntan desde lo colectivo?

Entendemos lo colectivo como un modo de vinculación que, actualmente, se ha visto supeditado por la hegemonía del individualismo. Hay cierta resistencia o rescate de formas anteriores de relación, por eso proponemos observar el trabajo colectivo como la suma de las atenciones individuales, cada una desde su lugar y experimentando su propia profundidad y extensión respecto a la de otro. He ahí lo que sucede cuando compartimos poesía, disponemos toda nuestra atención en el acto, una mirada del otro desde la horizontalidad y reciprocidad.

Respecto al porqué de la palabra poética, básicamente porque ella le hace justicia a la complejidad de la experiencia vital. Invitamos a pensar en cómo el acto de verbalizar experiencias, es también tejer un hilo conductor entre las individualidades presentes en la declamación. Así, la palabra poética nos permite imprimir la experiencia de la realidad, de lo imaginado, de lo sentido; es un modo de irrumpir en la linealidad de lo individual. La poesía siempre cita más de un episodio a la vez, contando el momento de ser declamada. He ahí el porqué de las metáforas, entre otros mecanismos de expresión.

¿Cómo reencantar a la sociedad con la poesía?

El proceso de creación colectiva que hemos llegado a desarrollar, tiene que ver con la idea de experiencia de lectura que, más allá de plantearnos en términos de escritura, nos presenta en el poema para ser declamado, es decir, pensamos el texto en la voz y en las sensaciones que queremos provocar. Queremos jugar a separarnos de la experiencia de escritura y proponer experiencias de lectura, por eso hemos probado con musicalizaciones que aportan en generar un ambiente, una atmósfera poética… eso hemos intentado hacer al jugar de manera coral con nuestras declamaciones. Aprovechamos también los conocimientos que hemos ido adquiriendo en el ejercicio de reflexionar y retroalimentarnos en torno a la creación, desde lo que como individuos vamos aportando al colectivo, tema que no suele vincularse a los modos de aprendizaje formales del mundo académico de la literatura. Quizás sea esa la dimensión más social que intentamos trabajar como colectivo, que es el de generar nuevas experiencias poéticas que desmitifiquen la monotonía de la voz en declamación, los quebraderos de cabeza ante un poema que nos dicen que hay que diseccionar para comprender… proponemos una experiencia estética por sobre todo, los entramados que evocan las palabras que, si bien surgen desde subjetividades, se ramifican enormemente en el ejercicio comunicativo, tanto entre nosotros como con la audiencia. Esto es muy bello, porque la recepción de la poesía es inmediata, es copresencial, puedes percibir el efecto que provoca y de eso nos alimentamos también.

¿Creen que es importante la educación poética? ¿Por qué? ¿Han vivido experiencias al respecto?

Eso va a depender de cómo se entienda la educación poética. Creemos que sí, entendiendo la educación poética como un proceso de autoaprendizaje que engloba todas las instancias en que uno se forma y aprende de la poesía y el quehacer poético. Creemos que es importante, en el sentido de que cada persona tiene que hacer una cierta introspección a la hora de enfrentarse a su obra poética para saber qué es lo que busca, encontrar sus discursos, sus formas. La importancia de que uno cultive su “educación poética” va a depender de qué es lo que estés buscando al hacer poesía, así que es difícil tratar de uniformar en una idea de por qué es importante. Hay gente que busca transmitir un mensaje que puede ser muy contingente o que lo identifica como parte de un grupo mayor, otros están buscando algo más íntimo. Lo que se mantiene transversalmente es ese acto terapéutico de enfrentarte al papel en blanco y poner algo que es tuyo, que es personal y que al ser escrito, al ser mostrado o ser leído se vuelve algo que excede los límites de quién lo creó, se vuelve un texto público, un mensaje comunicado que puede ser interpretado, pasa a ser parte de otro dominio. Darse cuenta de eso puede ser muy liberador porque te enfrenta a tu ego creativo y puedes ver las aprensiones que tienes sobre ti mismo, lo que muestras y lo que no.

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En ese sentido nos parece importante la instancia de taller. Un buen taller con un buen grupo puede ser una gran ayuda para entender qué pasa con la poesía que uno hace en la recepción del otro y empiezas a ver y pensar tu trabajo de otras maneras. El año 2015 organizamos un taller que llamamos “Prácticas poéticas” en el que se formó un grupo de trabajo muy bueno entre miembros del colectivo y otros interesados. La forma en que tratamos de enfocar estas experiencias fue haciendo ejercicio de todos los factores involucrados desde que se escribe un texto hasta que se declama. Esto incluye la edición, la crítica atenta de los pares, aprender a mirar tus referentes, reescribir y también aprender a analizar tus propios poemas y los de los demás. A eso se suma la parte escénica donde varios de los participantes que venían de formaciones no literarias fueron muy útiles. Compañeros de teatro o de música, por ejemplo entendían muchas cosas sobre declamación, enseñar a proyectar la voz, entender el ritmo de lectura y todo lo que tiene que ver con la recitación, entonces ese conocimiento se socializa, se sistematiza y se refuerza en el momento que ves que algo que tú conoces por experiencia, puedes transmitirlo a un par que, a su vez, puede retribuirte desde sus conocimientos y apreciaciones. Por eso el nombre del taller, porque entendemos que la creación no es un proceso unipesonal de un sujeto inspirado ante una hoja en blanco, sino que hay devenires que se gestan en el desarrollo del conocimiento común que, creemos, está súper presente en el diálogo. También por ello el taller no lo “dictamos” sino que lo concebimos desde la horizontalidad: a cada uno le tocó dirigir una sesión, escribir una crítica con propuesta de reescritura a alguno de los compañeros y, por supuesto, presentar sus poemas.

¿Qué significa para ustedes el Canon?

Los integrantes del colectivo tenemos una formación académica similar, lo que nos permite manejar un lenguaje y acervo cultural compartido, pero más importante: nos permite encontrarnos en las coordenadas de nuestras preferencias, nuestras sensibilidades comunes. En este sentido, cabe destacar que nuestras primeras creaciones colectivas fueron principalmente pastiches, collages y apropiaciones de la tradición: el ir y devenir del texto. Entendemos el canon lejos de la idea de un conjunto inmóvil validado por una institucionalidad en particular. Por supuesto, no pueden entenderse los diferentes “cánones” fuera de la noción de poder, pero su estabilidad está siempre en tensión con los procesos de canonización sucesivos. En este sentido, defender nuestros gustos, nuestra práctica literaria y nuestra gestión en general, busca incorporar nuevos referentes y nuevas perspectivas a esta discusión.

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¿En qué proyectos se encuentran? ¿Cuáles son sus futuros pasos?

Actualmente no tenemos lineamientos programáticos claros y nunca hemos querido asentarlos con claridad. Por lo general funcionamos de las buenas ideas, de ciertas intuiciones creativas, de los vínculos que establecemos con pares que están creando, con los cuales sintonizamos. En ese sentido creemos que es importante afirmar los lazos con otros colectivos que están trabajando en proyectos de apertura poética, reafirmando estas formas de crear. También quisiéramos abrir más el colectivo a quienes quieran participar con nosotros que, si bien no somos un grupo fijo e inamovible, queremos que nuestra gestión y creación se potencie como plataforma de artistas y poetas donde se inste a crear y a reflexionar entorno a la creación y su difusión.

¿Es importante la política dentro de sus integrantes? ¿Qué piensan del Chile actual?

Entendemos que la palabra es también, en parte, un territorio en pugna, un elemento cuyo significado está siendo permanentemente negociado entre los que las usan. En ese sentido la poesía, en particular la poesía declamada, se hace partícipe de este evento político: el de delimitar el contenido de las ideas.

La participación en un taller, en una lectura o en una intervención, es la materialización de una subjetividad que ha sido muy condensada en el proceso creativo. Y como varias de esas instancias son colectivas, se genera necesariamente una discusión sobre las voluntades e intenciones, cada decisión es un discurso estético-político, una forma particular de hacerse cargo de las cosas y los sujetos del mundo.

A la vez, todos los miembros del colectivo formamos parte de una generación de jóvenes chilenos que ha sido partícipe de eventos políticos importantes en el tiempo reciente. Todos los integrantes del colectivo estudiábamos al momento de las movilizaciones del 2011 y participamos activamente de ese proceso, el cual instó para que muchos retornáramos a formas de relación grupales, de organización colectiva. No por nada ese año nos pusimos nombre como grupo y comenzamos a pensar en qué es crear desde pensamientos y voluntades comunes.

MUESTRA POÉTICA DEL COLECTIVO

Cadáver explícito*

Como encandilado por el sonido
algo de las estrellas se disuelve
Improvisar un espejo
a la hora indicada por los astros
Antorchas lejanas reflejadas en el halo
río arriba
A flote extraviados en los océanos titánicos
Aprendimos a quitarle cara al sol
pero con naranjas
Soportando el frío de las tierras dromedarias.

*presentado en “Homenaje a Sun Ra”,
Casona Nemesio Antúnez el 21 de junio 2014

FRANCISCA CONTRERAS CORREA (1988)
VII

Parto
finjo ser rama vieja proa que abarca
olas que a nubes deslizan viento y arado surca
pero no deja ni por la sal de sembrarse esquejes.

Parto
hembra embarcada cavila en vela llama refleja
halo que enrostra como quien liba lo que fulgura
quedan pasmados corto de vista inconmovidos
vista a distancia flota en botella cuando del
vino.

Parto
a la distancia del altarmar las coordenadas
recién permiten aseverar constelaciones
aprende entonces a abonar tiempo para el cultivo

fruto retorno
del mar a la tierra
si labra su temple.

¿Qué repercute el damasco a la hora justa del horizonte?
IX

Cuando el cielo se empecina en develar
un puente o ruta que llegue a casa
a la usanza de los ancianos
migas insinúan itinerarios, pan
envuelve la forma que la mano acuenca
se abriga y concreta
en lo que estas aprenden
a ser vasija en la vertiente

entonces
todo se nombra sin el idioma
y confecciona cierto eco
en el halo la gota que tórnase fuente

cuando el cielo se empecina en develar
un puente o ruta que llegando a casa…

IVANA PEDREROS RODRÍGUEZ (1990)

Pedrera I
1.
Como las pozas que se forman en las rocas
cuando el mar sube de una
sin decir luna o solsticio
una cascada golpea piedra abajo
una fracción antes que la ola
las vetas marmoladas.

Cuando el mar sube de una
con los años construye
sus huecos favoritos
donde posar las aguas
guardarlas al sol
marcar un salar
con los siglos
un desierto escalado
de hombrecitos
y pequeñas mujeres.

Una salina infinita de arena
polvillo seco que acecha a la roca
a la espera de arenarse.

2.
Una piedra acumula
lo que la arena dispersa.

Caducifolios
a la F.C.C.
La hoja caída se voltea si la gota golpea sobre ella
y pareciera tan simple como un insecto moviéndose en suelo mojado,
con gran despliegue en el salto.
Podría contar, tal vez, las hojas rodadas por el insecto
y creer verlo, incluso,
si es que el movimiento de las hojas
traza un recorrido claro.

La lluvia no patina para golpear y emitir un sonido,
creo que cae para confundir y recordarnos
que los espejismos siempre vienen del agua,
sea su ausencia o su exceso,
su causa o su efecto.

FRANCISCO CABELLO CORREA (1990)

Trina

me tomo más tiempo entre una acción y la siguiente, en los intervalos oigo el zumbido de los bichos y eventualmente algún ave. Parece una técnica para ralentizar, hasta despertarse a la sombra del espino con el rayo anclado en la costilla, donde soñé ríos caudalosos como no veía hace lustros.

A contraluz,
desde esta ladera se multiplican las telarañas que vuelan en la Quebrada de Coigües, el río va tan seco que para desatar la caída de agua de una poza a la siguiente, necesita acumularse hasta cierto volumen en una rueda de rocas planificada y azarosamente erosionadas

a este nivel,
la roca desviste un paisaje que varía en multitud de figuras expresadas de forma lineal o porosa, dejando vetas del tono predominante. Así, las tazas se llenan como ese juego en que la máquina arrastra tres plataformas con monedas hasta que una se colma y desata la cascada,

cae el metal nos arrastra con su brillo más seco.

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Para abrirse paso había que pararse justo en medio
para otros que se quedan día por medio
la terminal la plaza la playa de estacionamientos
sitios comunes para conseguir té agua azúcar fósforos,
pero traigo ganas de quemar las ollas
y ni siquiera la matapajaritos nos cae todavía.

El olvido del exterminio forma parte del exterminio

Un balín cruza el fundo, avenida o facultad
para broncear el aire
que quisimos fresco.

Si merecen elegir hoy un recorrido distinto y no poder, el paradero de la micro una montonera de escombros y el vuelo triste de un cuaderno que deshojado esconde el cimiento quebrado, el pavimento que arde, el gas que inhalamos a fuerza de costumbre.
Si esta foto se rebelara un día en que el corazón más se asemeja a un mar embravecido
que se ha querido mantener dentro de una botella encorchada
nos descubrimos siendo grabados por diminutas cámaras
el equilibrio de las aves sobre el cable da la nota precisa,
nos estriamos el porte

cada vez que un aspaviento iza la bandera nacional
para dar pura sombra, y no digamos que

no recuerdo si fue por la razón o la fuerza que aprendimos a usar un pañuelo en la cara
y nos quisieron enseñar que dedicásemos nuestro tiempo a las monedas,
sobre todo a las de baja denominación
deberíamos siempre recordar que crecimos a la sombra de la cordillera
en la contratapa de la jornada que vuelve a sí misma
porque crear las reglas del ajedrez es crear el ajedrez
y quedamos pasmados
para perder el miedo como se aprende el respeto.

FELIPE MILLÁN ZAPATA (1990)

Pienso en enseñar a hablar a un niño

Un día de caminata entre eucaliptos y peumos,
el sol demarcando gaviotas que aletean hacia arriba,
pienso en repetirle el golpe parco de las pés
o recortar y amoldarle las eses
con la ramita con que dibujamos en la arena.

Me trae a puñados guijarros y conchas,
le asusta el movimiento de los chanchitos de mar,
y me espanta la idea
de teñirle los ojos y la nuca de sonidos,
que no es hermoso como es mostrar

que ‘arrebol’ solo existe en español,
y por eso las manchas rojas del cielo no se toman nunca
con tanta firmeza entre las sílabas de otra lengua;

que nuestra jota es la más suave del idioma,

o simplemente enumerar
las palabras de esta tierra de ce haches:
chaleco, concho, chancaca.

¿Pero cómo más preguntar por el trajín del viento
o de la lluvia aclarando la garganta de la noche?
¿O por la crecida tan segura de la lantana
o del mar?

Nota de despedida

Si he de escribir de las vedas,
remojadas y hermanadas como plumas,
si para existir,
he de vestir las eras
por debajo de las pilchas, SEA.

Si aquí viene la hora, brotada de alambres,
a pedirme explicaciones,
sepa bien que derrumbo todos los árboles bíblicos
a patadas o con cuchillos cartoneros;
sepa que pido perdón únicamente
a mi madre,
a mi padre;
a sus madres y sus padres antes de ellas
que de pie tras de mí respiran todas:
lo siento en el aliento.

El hijo de lo que soy guarda silencio
y se acurruca en los márgenes de las páginas,
en las esquinas dobladas,
en las notas de pulso apurado,
o entre las tachas y palabras;
acribillado de canciones de cuna
tantas veces y tan mal ejecutadas
habla el idioma de las higueras
o del manzano.

En esta hora:
¿Qué resta sobre la mesa
además de los conchos de vino,
además de la ancha puerta de las Moiras
gritando: ¡Ananké, Ananké!?
¿De los ceniceros de arcilla
a medio romper
o de los días de greda húmeda
y mate frío?

El TIEMPO podría tocar la blanda cabeza
roja del recién nacido y humedecer
las gotas de sal con la mirada.

Los PODERES podrían adormecer la calzada
y con ese gesto ensanchar los polvos
de la ruta.

La SOMBRA podría arreglarse la chaqueta
y los ancianos se admirarían a sí mismos
recordando el primer beso durante su último baño.

Escampe

Contener la risa
hasta el espanto
hasta el espanto
se ve hermoso así
de iluminado

SEBASTIÁN SOLER AROCA (1990)

Causalidad

Piensa en sentarse como terapia
una pierna encima de la otra
a mirar las huellas sopladas
que ya no persiguen los pasos
pero sí dejaron una inclinación.
Hace rituales necesarios
quiere escuchar el mundo así de bien
o mira gaviotas empujadas por el viento
entre sensaciones de arena tibia y agua helada
saborea labios salados
una piel marchita es su mejor cobijo
para decir que anduvo algún camino
apenas motivados por sus espaldas
y quiere contar mi historia
en valores de arriba y abajo.
Medir los puntos cardinales por la arena en los zapatos,
que mi paseo haya significado toda esas calmas
del eco que arruma las nubes
un cielo que quiere llover
inyecciones de tranquilidad
como muñecas rusas.
Vernos reflejados
en la memoria del paisaje
alivianar el ruido ambiente
en proporción a nuestras necesidades.
Radica el punto de encuentro
que lleva marcados nuestros talones
en la sospecha de un camino.
Dejamos atrás un manojo de fotografías
ningún oficio conocido
ni evidencia material de lo ocurrido
nublado variando a parcial
siguen tronando ramas bajo mis pies.
Y oigo pasos apagados
ecos de aquello mismo,
que los poetas no tienen biografías.

RODRIGO NAVARRETE (1989)

Lost Zapadores

Escribo al alero de un sauce inexistente:
Ladera norte, cerro San Cristóbal;
hogar de los simios más australes del mundo.
―Raised under every influence―
Hijos de los hijos de la guerra evaporada.

Corre que me pillo vacilando como un cínico
fugitivo entre tantas pelusas que trajo el río.
Futuro es el exilio de nuestras obras incomprensibles
y aquellos que dotan de sentido al mismo ocio.

Somos la breva mal cosechada del jardín de piedras,
auténticos mercenarios del quiebre sensorial;
de estímulos digitales y estructuras mal pavimentadas.
Accidentes, excedentes, de Occidente.

Juntos vimos montar aquella escenografía simulada,
juntos al Dorsal de nuestra Ossadia noctámbula.
Sedientos vagabundos de la Chimba,
con una suerte de suerte invencible.
―Children of retaliation―
Como todas las desembocaduras del río Mapocho.

 

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Por Oscar Saavedra Villarroel

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