Diez trucos que aumentaran tu capacidad para convencer

A lo largo de nuestra vida muchas veces participamos en debates, más o menos abiertos, en los que ponemos en práctica nuestra capacidad de persuasión

Por CVN

17/06/2015

Publicado en

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A lo largo de nuestra vida muchas veces participamos en debates, más o menos abiertos, en los que ponemos en práctica nuestra capacidad de persuasión. En este tipo de situaciones normalmente nos damos cuenta de que convencer al otro no es una tarea sencilla.

Las personas que defienden ideas opuestas a las nuestras sostienen su postura porque piensan que la mayoría de argumentos o, al menos los más poderosos, se encuentran de su lado. En otro tipo de casos, las personas que se oponen a nosotros no están convencidos de su postura, sin embargo la mantienen porque una vez creyeron en ella y ahora el orgullo les impide rectificar o bien por la diversión de llevarnos la contraria y “tocarnos un poquito las narices”.

En el segundo de los casos, la argumentación sirve de poco ya que la cuestión está en otro sitio. Por otro lado, en el primero de los casos la argumentación y su exposición es esencial para convencer.

Esta capacidad puede sernos muy útil, tanto en las discusiones cotidianas como para conseguir un puesto de trabajo. Muchas empresas hacen selección de personal creando grupos de debate en los que a cada una de las personas que participa se les asigna una postura, con la misión de defenderla y poner de su lado a observadores externos.

Según el libro “Gramática de la argumentación: estrategias y estructuras” de Vicenzo Lo Cascio, hay 10 reglas básicas al respecto. Antes de ir hacia ellas, es bueno saber queexisten tres elementos dentro de la argumentación:

 

1- Una opinión o tesis, es decir lo que buscamos que el otro “se convenza”.

2- Un argumento, una prueba, razón o justificación para lograr el cometido.

3- Una regla general, también denominada “razonamiento”, con la cuál ligar la opinión con lo que se propone.

 

Las diez técnicas para una argumentación ideal son fáciles de comprender y de poner en práctica:

 

1 – Quién expresa su opinión debe estar dispuesto a defenderla. Siguiendo con el ejemplo anterior: “Se divorcia para sacar ventajas, esto te lo puedo asegurar, porque es una actitud típica de él”. El hablante evita dar explicaciones sobre su teoría, dejando que el otro sea el culpable de su opinión.

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2 – Un ataque a la argumentación del otro debe estar centrado en la tesis enunciada y no desviar el discurso, actuar como si no se escuchó lo dicho antes, etc. “Estás diciendo que el divorcio es bueno porque no eres feliz, pero es de egoístas pensar sólo en uno mismo y no preocuparse por el otro”. Nuevamente, se desliga de cualquier implicación y se cambia de enfoque.

3 – Una tesis debe ser defendida con argumentos que estén relacionados y no tengan implicaciones en otras cuestiones enfrentadas. “Comentas que debes drogarte porque tu infelicidad es evidente, pero no tienes en cuenta lo que dirán tus vecinos”. Allí, los vecinos son secundarios o independientes, lo importante es que la persona recurre a una adicción para sentirse mejor.

4 – Se deben aceptar las consecuencias y la existencia de otras hipótesis o ideas, aunque sean implícitas. “María no saldrá porque está lloviendo. Pero, como en este pueblo siempre llueve, seguro se queda siempre en casa y aprovecha para pensar en cosas que no le corresponden”. Se da por sentado que la persona no hace algo como respuesta a otra cuestión, pero lo cierto es que se trata de un punto débil de argumentación.

5 – Una tesis puede considerarse bien defendida si los argumentos que se usan pertenecen a un punto de partida en común. “Estoy segura de que se divorciarán porque hace siete años que están casados y ella siempre fue una infeliz”. ¿Las dos personas que debaten están de acuerdo en que ella siempre fue una infeliz? Si no fuera así, dicha frase daría pie a abrir un debate secundario o al no reconocimiento del argumento por todas las partes.

6 – La tesis también se considera defendida cuando la defensa utiliza argumentos que reflejan y ejemplifican la honestidad, no hay mala intención. “Es malo practicar mucho deporte, según lo aseguró una eminencia italiana en medicina”. La garantía en este caso es el experto, aunque si no se precisan más datos, puede quedar inconclusa la argumentación.

7 – Los argumentos que se usan durante una discusión deben haber sido válidos en ocasiones anteriores, tanto de manera implícita como explícita. “El vecino lleva patillas porque es gitano”. Es un argumento inválido o falso, basado en una premisa o un pre-concepto del hablante.

8 – Al perder una defensa, el sujeto debe aceptar el cambio de posición. La parte vencedora ha de retirar las dudas que este presente. “No he intentado defenderme porque no quise poner peor las cosas”. No se está reconociendo allí la posibilidad de validez de las argumentaciones de los otros. Es decir, que el hablante no está dispuesto a cambiar de opinión.

9 – La formulación de una tesis y de los argumentos han de ser claros y comprensibles para todos los interlocutores. “No te ayudo porque eso me costaría dinero”. No queda claro si se niega la ayuda por falta de dinero o por no tener la intención de hacerlo.

10 – Las partes involucradas en la argumentación no deben crearse impedimentos en la posibilidad de expresar dudas o reservas. Ejemplo: Sobre la cuestión del divorcio no quiero ni hablar. Como te he dicho, creo que el vínculo del matrimonio es indivisible. (Con esto, el hablante bloquea cualquier posibilidad de discusión sobre la conveniencia o no del divorcio).

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