Derechos Humanos

Entrevista a María Eugenia Ludueña: «La historia de Laura tiene sentido dentro de la trama de las historias, no separada»

Con motivo de la presentación de "Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto", el libro que narra la vida de la hija de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, dialogamos con la autora del libro. "Su caso personal hace a una memoria colectiva" señala Ludueña. Los origenes del libro, la participación de Estela de Carlotto y la aparición de su tan buscado nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto, a continuación.

maru ludueña 1María Eugenia Ludueña (Santa Fe, 1969) es licenciada en Cs. de la Comunicación (UBA) y periodista. Escribe y colabora para distintos medios y también realizó la producción periodística para documentales de The History Channel y Anima Films. Trabajó en la agencia Infojus Noticias y colaboró en el programa Conectar Igualdad, ambos frenados y desarmados hasta el momento bajo el nuevo gobierno de Mauricio Macri en Argentina. Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto es su primer libro de no ficción.

(Leer nota relacionada: Entrevista a María Eugenia Ludueña: “Las notas de Infojus son un patrimonio de toda la ciudadanía, no del Ministerio de Justicia”)

Durante fines del 2015 y 2016 se presentó una edición ampliada y revisada del libro Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto, originalmente editado en el año 2013 por el Grupo Editorial Planeta. Esta reedición incluye un epílogo con la restitución de Ignacio Montoya Carlotto, el hijo de Laura y el nieto 114 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo en agosto de 2014, que generó una conmoción en la sociedad y un fuerte impulso a la incansable lucha de Abuelas de Plaza de Mayo.


«Lo que a mí me gustaría dejarle a mi nieto es la historia de Laura»

Durante el año 2009, a María Eugenia Ludueña le encargan desde  La Nación Revista una entrevista a Estela de Carlotto, la histórica presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Tras una extensa investigación previa y la charla con Estela, nunca se imaginó que terminaría empezando un proyecto que marcaría su vida para siempre. 

-En una de las nuevas partes del libro contás que después de entrevistarla en el 2009 surge el comentario de Estela sobre la idea de un libro que cuenta la historia de Laura. ¿Cómo te nació ofrecerle escribirlo?

-Yo le había preguntado a Estela si guardaba algún objeto especial de Laura para el día que encontrara a su nieto. Ella me contó que había viajado por todo el mundo, asistido a conferencias y seminarios como representante de Abuelas de Plaza de Mayo. De cada uno se había traído una remera o un «souvenir» para el día que lo encontrara se lo pudiera mostrar como un símbolo de todo lo que recorrió buscándolo. Ella me dice: «Nunca me imaginé que iban a pasar tantos años», en ese momento ya habían pasado 31.

Estela me confesó: «En realidad, lo que a mí me gustaría dejarle a mi nieto es la historia de Laura, lo que a mi me cuentan sus amigas, sus compañeras de militancia cada vez que me encuentran.Me gustaría que alguien la contara». Ahí inmediantamente yo le dije: «Yo lo hago»

-Claro, en el libro describís que tenía una valija llena.

-Sí, tenía muchas cosas y, justamente, estaba haciendo una serie de reordenamientos en su casa y me contó que tenía que ordenar eso, porque ya ocupaba un lugar que nunca hubiera pensado. Ahí fue que me confesó: «En realidad, lo que a mí me gustaría dejarle a mi nieto es la historia de Laura, lo que a mi me cuentan sus amigas, sus compañeras de militancia cada vez que me encuentran.Me gustaría que alguien la contara». Ahí inmediantamente yo le dije: «Yo lo hago». Y acá estamos.

-¿Por qué te ofreciste?

-Siempre me interesó la temática de Derechos Humanos. Para esa entrevista con Estela había visto muchas cosas sobre Laura , me había informado mucho. Me pareció que su historia estaba muy buena para ser contada, por varios elementos: primero, Laura es una mujer y el lugar que ocuparon en las organizaciones revolucionarias. Era interesante poner eso en discusión desde una perspectiva de género. A su vez, era una estudiante periférica. Hoy es la hija de Estela de Carlotto, pero en rigor Laura era una persona común y corriente de esa época donde la militancia  se imponía como un modo de vida. Por eso también servía para escribir sobre la década del 70 desde ese enfoque.


Susana Rinaldi, Estela de Carlotto y María Eugenia Ludueña

Susana Rinaldi, Estela de Carlotto y María Eugenia Ludueña


 

Una Laura entre miles

Una de las intenciones de Ludueña al encarar la reconstrucción de la vida y militancia de Laura Carlotto era poder mostrar personas de carne y hueso dentro de su tiempo y contexto histórico. «La historia de Laura por sí sola, aislada, no cuenta lo que puede llegar a contar inserta en las historias de miles de Lauras», señala al respecto.

Con el correr de las páginas, el lector no solo se adentra en el universo personal de la hija de Estela de Carlotto, sino en la de cientos de jóvenes militantes que acompañaban las ideas de Laura, así como afectos que rodearon su vida aunque no persiguieran el mismo ideal de lucha.

-En el libro se puede ver que no solo te enfocás en Laura, sino también en lo que era el clima de época. ¿Era tu intención, no?

-Sí, eso fue una decisión adrede. Su caso personal hace a una memoria colectiva que tiene que ver con muchas cosas: el terrorismo de Estado, muchos jóvenes que militaron, que quisieron cambiar el Mundo. Ese aroma que flotaba en el aire donde el mundo podía cambiar. La historia de Laura tiene sentido en la trama de las historias, no separada. Es una manera de mostrar una realidad no solo a partir de personas que acompañaban su militancia, sino también de personas que no coincidían con Laura: hay testimonios de sus ex novios, de amigas que no compartían su forma de pensar.
-Además es muy interesante ver, como vos decís, como la historia de Laura se va entrecruzando con otras historias como, por ejemplo, el hijo de «Chicha» Mariani o uno de los hijos de Hebe de Bonanifini, dos de las grandes referentes en Derechos Humanos con el paso del tiempo.

Eso es sorprendente y se explica en cierta medida en que La Plata fue una de las ciudades más diezmadas por el terrorismo de Estado. La Universidad Nacional de La Plata es paradigmática en ese sentido. Es impresionante como a medida que se pone la lupa sobre las historias de cada militante, como hay un punto doloroso donde se cruzan. Laura y Daniel «Bocha» Mariani, el hijo de Chicha Mariani, son amigos y se cruzan durante su muerte, ya que fue el que la ayudó a Laura con su mudanza y donde fueron emboscados. A Laura no la encontraron, pero asesinaron a Bocha y secuestraron a Guido Carlotto, su papá. El hijo de Hebe, Raúl «Bigotito» Bonafiini fue compañero de cautiverio.

Da la pauta de una idea que deja picando Remo Carlotto, el hermano menor de Laura, de que Laura la parió a Estela. Seguramente «Bocha» la debe haber parido a «Chicha», así como Jorge y Raúl a Hebe. Es interesante ese desplazamiento de la lucha de los hijos hacia las madres, que por ese entonces estaban muy lejos de ser lo que son.

(Leer nota relacionada: “La lucha que la parió”: un libro sobre la voluntad y el amor de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.«)

Con el paso del tiempo y la lucha de los DD.HH. en Argentina, es muy simbólico que esas historias se hayan entrecruzado.

También da la pauta de una idea que deja picando Remo Carlotto, el hermano menor de Laura, de que Laura la parió a Estela. Seguramente «Bocha» la debe haber parido a «Chicha», así como Jorge y Raúl a Hebe. Es interesante ese desplazamiento de la lucha de los hijos hacia las madres, que por ese entonces estaban muy lejos de ser lo que son.


Estela de Carlotto y Laura a principio de los 70's

Estela de Carlotto y Laura a principio de los 70’s

 


Entre la clandestinidad y el genocidio: las dificultades de reconstruir una vida

Cuando Laura Carlotto se introduce en el Área de prensa de la organización Montoneros pasa a la clandestinidad debido al funcionamiento estructural de esa organización. Como consecuencia, los militantes usaban apodos, no daban la dirección donde vivían y cambiaban de paradero constantemente, tratando de evitar ser capturados por el Estado genocida que reinaba en Argentina desde 1976 con la dictadura cívico militar.

Sin embargo ese no fue el principal obstáculo para intentar armar la vida de Laura Carlotto. Durante la dictadura y muchos años después, ya en democracia, los militares y sectores civiles cómplices se encargaron de borrar y destruir las pruebas de la barbarie.  «Fue una gran masacre y un gran proyecto de olvido», sentencia Ludueña.

-La clandestinidad que había adoptado Laura en sus últimos años de vida, ¿te dificultó la investigación?

-Sí, las decisiones en Montoneros eran muy verticalistas. Laura en primera instancia integraba la Juventud Universitaria Peronista (JUP), no estaba en el nivel de organización de lo que era la lucha armada. Dificultó la investigación ya que se trata de personas desaparecidas y tenían un fuerte grado de compartimentación de la información en la militancia: se manejaban por apodos para protegerse, iban a algunos lugares tabicados para evitar delaciones en caso de ser capturados y torturados. Todo eso dificultó, de todas maneras también es muy difícil reconstruir y tener pruebas, evidencias, es muy poco. Los militares se encargaron de borrar mucho del pasado. Por ejemplo, el juez Daniel Rafecas, en la causa donde se investigan los crímenes del primer cuerpo del ejército, se habían encontrado entre 5 y 10% de resto humanos. Fue una gran masacre y un gran proyecto de olvido.

Lo bueno fue que me fui encontrando con una persona de carne y hueso. Hoy tiene ese rótulo de «la hija de Estela», pero la propia familia Carlotto no tiene a Laura en un pedestal. Hasta el día de hoy ellos la recuerdan con mucho cariño, sus convicciones- las cuales comparten- y al mismo tiempo son capaces de reírse de Laura

-¿Con qué personaje te fuiste encontrando cuando te metiste en la vida de Laura?

-Lo bueno fue que me fui encontrando con una persona de carne y hueso. Hoy tiene ese rótulo de «la hija de Estela», pero la propia familia Carlotto no tiene a Laura en un pedestal. Hasta el día de hoy ellos la recuerdan con mucho cariño, sus convicciones- las cuales comparten- y al mismo tiempo son capaces de reírse de Laura, de lo terca que podía ser en algunas cuestiones que están contadas en el libro. Sus compañeras, amigas, también se acercan a ella desde un punto de vista muy humana. Eso me sirvió mucho, porque lo que yo quería era entender qué era lo que la llevaba a Laura y a sus compañeros para abrazar con tanta fuerza esas convicciones.

-¿Cómo fue la participación de Estela de Carlotto en este libro?

-A Estela le voy a estar siempre agradecida. Haber escrito este libro fue algo muy potente para mí. Ella me dio la bendición de suma sacerdotisa de cierta manera y me abrió la primera puerta para la investigación: me dijo cuáles eran las amigas de Laura, donde buscarlas, los datos de ese mundo. Una vez que pude abrir esa primera puerta de la familia, otras personas -algunas que quizás Estela no conocía- me fueron dando más información. Además yo trabajé el libro en conjunto con Estela. Eso es algo que a los periodistas les cuesta, abrir los textos, pero había sido un pacto casi desde el principio junto a ella. No solo con ella, sino con cada persona que entrevisté iba viendo conjuntamente la parte del libro donde salían. A los fines reconstructivos también sirvió porque ya habían pasado muchos años de esos relatos. Mis amigos periodistas decían que era una locura, que me iba a enloquecer haciendo eso, pero a los fines del texto quedó mucho mejor. A la hora de narrar se pueden cometer equivocaciones sin mala voluntad. Sobretodo de detalles, como colores o modelos de autos, la sucesión de los hechos.

Había algunas anécdotas o detalles que Estela no las sabía o no las tenía presente. Por suerte quedó muy contenta con el resultado y la prueba está en que siempre recibí mucho cariño y apoyo por ella

-¿Este libro le sirvió a Estela para conocer más sobre su hija?

-Sí, porque escribir es una manera de no olvidar. Lo dice en el prólogo también, que este libro es una manera de que no se olvide a Laura y a sus compañeras y compañeros. Además había algunas anécdotas o detalles que Estela no las sabía o no las tenía presente. Por suerte quedó muy contenta con el resultado y la prueba está en que siempre recibí mucho cariño y apoyo por ella. Por ejemplo la semana del 24 de marzo, entre el 40 aniversario de la dictadura cívico militar y la visita de Obama, ella se hizo un espacio en su agenda para acompañar la presentación del libro en Quilmes. Lo ha hecho muchas veces y le estoy infinitamente agradecida.


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María Eugenia Ludueña y Estela de Carlotto durante la presentación del libro en la ciudad de Quilmes.


La importancia de la figura Estela de Carlotto , la aparición de Guido -el nieto 114- y el futuro de los organismos de Derechos Humanos

La publicación de este libro generó que María Eugenia Ludueña compartiera cada vez más momentos con Estela de Carlotto, sobretodo presentaciones de Laura. Vida y militancia de Laura Carlotto en distintos ámbitos. Así, la periodista puede ver en primer plano el cariño y la emoción que genera en la gente la presencia de la histórica presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

(Leer nota relacionada: Estela de Carlotto presentó “Laura”, un libro sobre la vida y militancia de su hija asesinada durante la última dictadura cívico militar)

«Poder ver a una persona como Estela y lo que genera en distintos lugares es un lugar privilegiado», destaca Ludueña. Un ejemplo cabal de ello ocurrió en el año 2014 con la aparición de Guido, el caso 114 de la historia de Abuelas y nieto de Estela de Carlotto y la autora del libro lo recuerda: «Lo vivimos todos con la restitución de la identidad de su niteto Ignacio Guido Montoya Carlotto. Eso es un hito que te marca que el proceso de Memoria, Verdad y Justicia no tiene marcha atrás»

-Al haber compartido tantos lugares con Estela, ¿cómo sentís el recibimiento que tiene su figura en distintos lados?

-Es una cosa impresionante. En Quilmes fue una locura, había como 600 personas. Siempre los guardias de seguridad le piden sacarse fotos. Ha logrado hacer llegar un mensaje de una manera increíble: es una gran referente y hace un trabajo maravilloso. Me parece conmovedor y eficaz. Lo vivimos todos con la restitución de la identidad de su niteto Ignacio Guido Montoya Carlotto. Eso es un hito que te marca que el proceso de Memoria, Verdad y Justicia no tiene marcha atrás: que todo el pueblo argentino sienta esa alegría y esa emoción por la restitución del nieto de Estela dice mucho.


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Estela de Carlotto en Quilmes recibida por la gente.


-Cuando te enteraste de la aparición de Ignacio Guido, el nieto 114, ¿qué te produjo? Sobretodo después de escribir tanto sobre la historia de su mamá.

-Muchísima emoción. Lo primero que recordé, obviamente, fue a Estela. Yo estaba llegando a mi trabajado de ese entonces en Conectar Igualdad y cuando entro a la oficina, había un televisor con la foto que está en la tapa de mi libro, y decía «Estela de Carlotto habría encontrado a su nieto». Ver eso ahí, con esa foto, fue increíble y conmovedor. También recordé todos los testimonios de sus compañeras que habían compartido cautiverio en el Centro Clandestino de Detención (CCD) La Cacha, las fechas que contaban, los datos que habían dado.

Yo me encontré con él y se lo di. Él es una persona muy reservada, pero pude ver que en algunas notas él habla del libro y con mucho cariño.

-En el comentario inicial también contás que le pudiste dar tu libro a Ignacio, ¿él después te hizo algún comentario?

-Yo creo que Ignacio tiene una exorbitante cantidad de información a su alrededor sobre su familia. Con todos los nietos sucede que Abuelas de Plaza de Mayo arma un archivo familiar, solo que en el caso de Ignacio hay una cantidad apabullante. Yo me encontré con él y se lo di. Él es una persona muy reservada, pero pude ver que en algunas notas él habla del libro y con mucho cariño.

-Muchos nietos cuentan que el momento de saber su verdadera identidad es muy emotivo pero a la vez muy abrumador por el interés de la prensa que se genera a su alrededor. El de Ignacio, en ese sentido, se vio multiplicado seguramente.

-Claro, creo que hay que darle tiempo para que procese todo esto. La restitución de la identidad no es solo saber quien sos, sino también ir apropiándote de esa historia.

Es una típica relación entre abuela y nieto, de mucho cariño. Ella está muy orgullosa de su nieto

-En el contacto de la relación que mantenés con Esteña, ¿cómo ves la relación entre ellos?

-No estudié en profundidad esa relación, pero por lo que veo es una típica relación entre abuela y nieto, de mucho cariño. Ella está muy orgullosa de su nieto. La otra vez estábamos en el Centro Cultural Haroldo Conti, donde tocaba Ignacio, y ella siempre está en primera fila con su cara de orgullo y alegría. Además se siente muy afortunada pensando «Mirá el nieto que me tocó». Veo una línea invisible entre lo que hace Ignacio con Laura y su papá Walmir Oscar «Puño» Montoya.

-Además lo curioso es que previo a su restitución ya tenía conexión con Abuelas y la política de Derechos Humanos.

-Sí, ya era una persona con una visión del mundo muy similar. Además también creía que el arte puede transformar la realidad, como él hace con la música.

-Por ejemplo, Estela le había escrito una carta mientras lo buscaba donde escribía algunos gustos y géneros musicales que él podría tener, que resultaron ser los que ejecutaba y a los que dedicaba su vida.

-Tal cual, cuando yo fui haciendo las entrevistas y recogiendo testimonios, la música era algo que aparecía constantemente. En esa época la música era muy importante para las personas. Charlando con una de sus compañeras sobre la película Infancia Clandestina, me contaba que la parte donde cantaban y tocaban la guitarra la había emocionado más. «Nosotros éramos eso. La música siempre estaba presente», me dijo.

Los organismos de DD.HH siempre están un paso adelante, tienen casi 40 años de lucha y este gobierno los vuelve a ubicar en el lugar que siempre tuvieron, el de dar batalla.

-Luego de la visita de Obama  y todas las controversias que generó, ¿cómo creés que puede seguir la relación entre el gobierno de Macri y los organismos de Derechos Humanos?

-Los organismos de DD.HH, por lo que entiendo, tienen una buena relación con Claudio Avruj, el Secretario de Derechos Humanos. Él mismo ha dicho en declaraciones que no va a aceptar a nadie que venga con la teoría de los dos demonios, se opone a eso. Pero también dice que para él los represores de más de 70 años no deberían estar en cárceles comunes sino en prisión domiciliaria. Eso es inquietante. Los organismos de DD.HH siempre están un paso adelante, tienen casi 40 años de lucha y este gobierno los vuelve a ubicar en el lugar que siempre tuvieron, el de dar batalla. Solo que con la diferencia de que en este momento tienen una acumulación de consenso de la sociedad difícil de quitar. Lo que ha pasado con la visita de Obama ha dado una muestra muy clara de cómo van a seguir luchando para que se sepa la verdad de lo que pasó. No se sabe donde están, cómo los mataron. Habrá que ver cómo hace el nuevo gobierno para poder construir una sociedad donde eso siga teniendo espacio. Los juicios no tienen vuelta atrás, por ejemplo, es un patrimonio jurídico y social de todo el país.

«Lo que ha pasado con la visita de Obama ha dado una muestra muy clara de cómo van a seguir luchando para que se sepa la verdad de lo que pasó. No se sabe donde están, cómo los mataron. Habrá que ver cómo hace el nuevo gobierno para poder construir una sociedad donde eso siga teniendo espacio. Los juicios no tienen vuelta atrás, por ejemplo, es un patrimonio jurídico y social de todo el país».

-La desclasificación de los archivos de Estados Unidos, el gobierno de Macri lo quiso mostrar como una victoria suya, cuando en realidad el pedido había sido un reclamo de los organismos de DD.HH, ¿no?

-Sí, fue un pedido claro de ellos. Estela siempre que puede le pide al Vaticano que abra los archivos por ejemplo. Ahora redoblaron la apuesta y le dijeron a EEUU que ya que piensan abrir los archivos, que nos ayuden con los nietos apropiados que puedan estar viviendo allí. Siempre van por más por la búsqueda de la verdad.

(Leer nota relacionada: «Entrevista a Estela de Carlotto: “Los organismos de Derechos Humanos estamos muy preocupados”)


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Estela de Carlotto y María Eugenia Ludueña durante una presentación del libro.


 

 

 

 

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