Fue en 1995 y dejó 13 muertos y más de 6.000 heridos

Japón ejecutó al exlíder del culto que perpetró el ataque en Tokio

La ejecución de la sentencia se realizó catorce años después de que en 2004 Asahara, cuyo nombre real era Chizuo Matsumoto, fuera declarado culpable de 13 cargos y condenado a pena de muerte

Por Nelytza Lara

06/07/2018

Publicado en

Mundo

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Japón

Shoko Asahara, el fundador de la secta Aum Shinrikyo (Verdad Suprema, prohibida en Rusia y otros países), condenado a pena de muerte por el atentado en el metro de Tokio del 20 de marzo de 1995, fue ejecutado, comunicó la televisión NHK.

El privado de libertad, cuyo nombre real era Chizuo Matsumoto, tenía 63 años en el momento de su ejecución en la horca.

El autor intelectual del ataque químico con sarín en el metro de Tokio en 1995, así como también responsable de otros asesinatos, fue condenado a muerte en 2004 y estuvo desde entonces esperando su destino en una cárcel de la capital nipona.

En total, Asahara fue declarado culpable por su papel en 13 crímenes que provocaron la muerte de 27 personas, un número que posteriormente aumentó a 29. El ataque en el metro de Tokio dejó 13 muertos y más de 6.000 heridos.

Ataque en el metro de Tokyo en 1995. Foto archivo

Según informaron fuentes gubernamentales a The Japan Times, junto con Asahara también fueron ahorcados otros seis miembros de Aum Shinrikyo.

Las enseñanzas de la secta estaban influenciadas por el budismo y el hinduismo, y el grupo promocionaba experiencias extrasensoriales como un camino hacia la iluminación.

Asahara se presentaba como un salvador, y aseguraba que había encontrado la iluminación gracias a una experiencia ascética en el Himalaya, según reseña RT Actualidad.

El gurú, que se presentaba como una reencarnación del dios hindú Shiva, afirmaba que el mundo acabaría en un Armagedón y prometía liderar a sus seguidores hacia la salvación. El perpetrador justificaba los asesinatos de ciertas personas diciendo que sus almas irían al paraíso.

La ejecución se retrasó tanto porque en Japón las condenas a muerte no se llevan a cabo hasta que el veredicto contra todos los acusados y cómplices sea definitivo, y no quedan recursos pendientes contra ninguno de los imputados.

El dictamen contra los miembros de la secta concluyeron sólo en enero de este año, después de que la Corte Suprema desestimó la última apelación de un miembro condenado a pena capital.

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