Las razones por las que Venezuela le dice adiós a la OEA

A partir de este sábado estará fuera de la organización

Por Leonardo Buitrago

27/04/2019

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La OEA ha ejercido una política injerencista contra Venezuela, contraria a sus principios fundacionales. Su actual secretario general, Luis Almagro, ha promovido sanciones, agresiones y golpes de Estado fallidos para derrocar al presidente legítimo, Nicolás Maduro.

 

A partir de este sábado 27 de abril, cuando se cumplen dos años de la activación del mecanismo de retiro, Venezuela estará oficialmente fuera de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

La persistencia de una política injerencista, servil a los intereses de Washington, llevó al gobierno venezolano a abandonar el bloque regional fundado en 1948.

“Ya basta de abusos intervencionistas y violación de la legalidad, Venezuela es la cuna de los Libertadores y la haremos respetar”,  indicó el presidente venezolano, Nicolás Maduro,el 26 de abril de 2017 cuando anunció la salida de su país de la OEA.

Maduro catalogó el hecho como “un paso gigante para romper con el intervencionismo imperial”, que es contrario «a los postulados históricos y doctrinales» del proceso independentista bolivariano.

Lamentó que la organización regional actúe como un bloque secuestrado desde su nacimiento «por intereses contrarios al espíritu de integración y unión”.

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 Agente de intervención en Venezuela

Poco antes de ser adoptada la decisión de Caracas de retirarse del bloque, en abril de 2017 los sectores extremistas de la oposición venezolana generaron una escalada de violencia sin precedentes, y a la par, desde la OEA se intensificó una  intervención en los  asuntos internos de este país, lo que constituyó una violación flagrante a la carta de la organización.

Según la Carta de la OEA, “ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro”.

https://www.youtube.com/watch?v=EKQh_Aq_dlY

Las sesiones y resoluciones propuestas en la OEA alentaron las acciones violentas, perpetradas entre abril y julio de 2017, con el objetivo derrocar al Gobierno de Venezuela, y cuyo resultado fue la muerte de 172 personas, incluso quemadas vivas en medio de las denominadas “guarimbas”, además de cientos de heridos y millonarios daños materiales a instituciones públicas y privadas.

Anteriormente, Maduro había denunciado que la OEA actuaba como un “organismo viciado” que representa los intereses “del imperialismo y su forma de hacer política criminal en la región”.

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Salida de la OEA

La Constitución de Venezuela faculta al Presidente de la República para dirigir las relaciones exteriores de la nación, por lo que el 27 de abril de 2017, la representación diplomática venezolana ante la OEA entregó la carta firmada por Maduro formalizando el retiro del país de este organismo.

En el texto, el Mandatario condenó que en la OEA ha privado los intereses hegemónicos imperiales, dejando de un lado la misión de ejercer y velar por el respeto de los principios de los derechos internacionales, y que contrario a ello, se ha «convertido en vehículo de intervenciones abiertamente lesivas de los principios y del Estado de Derecho Internacional».

Entrega a Luis Almagro la carta de retiro de Venezuela ante la OEA

Recordó que pese a las reiteradas denuncias expuestas por el país sobre la embestida internacional ante esta instancia, la OEA mantuvo una postura indiferente, y que sus Secretario General se sumó al plan de agresión e intervencionismo.

«Ha ejercido usted, señor Luis Almagro, la peor de las actuaciones jamás conocida en la historia de esta Organización. Los tiempos por venir lo destacarán como el más infame y triste funcionario que haya deambulado por ese organismo, y vaya que debió aplicarse para hacer méritos en ese sentido», afirmó.

Una vez entregada la carta, Venezuela inició un proceso de dos años hasta conseguir la salida definitiva de la organización regional que se hará efectiva este sábado.

Almagro, un agente de la derecha

Los impases entre Venezuela y la OEA se intensificaron cuando Luis Almagro fue elegido para asumir el cargo de Secretario General de la organización en marzo de 2015.

Desde entonces, el excanciller uruguayo ha demostrado que su interés, más que defender la paz y estabilidad política de la región, se centra en contribuir a restaurar los gobiernos conservadores.

La nación sudamericana ha sido su principal objetivo y desde su posición ha promovido e impulsado una agenda internacional para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.

Como Secretario General ha pedido “endurecer” las sanciones económicas y políticas impuestas por Washington y la Unión Europea (UE) contra Venezuela, bajo el pretexto de que son una forma de contribuir con “el retorno de la democracia” a ese país.

Sin embargo, estas medidas desapegadas al derecho internacional, son violatorias de la Carta de las Naciones Unidas y del artículo 20 de la Carta de la OEA.

El uruguayo ha servido como un  agente de la derecha en Venezuela y en reiteradas ocasiones ha llamado a un golpe de Estado y a la insurrección de los los mandos militares para derrocar a Maduro.

Incluso, busca propiciar una investigación contra el país ante la Corte Penal Internacional, por la supuesta violación de los derechos humanos.

Almagro ha tratado por todos los medios y sin éxito, concretar la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, para lograr la expulsión de Venezuela del organismo internacional, a pesar de que esta nación anunció su retiro del grupo en 2017.

Para tratar de aplicar esta medida, ha argumentado una supuesta «crisis humanitaria» provocada por el Gobierno de Maduro, pero no ha podido obtener los 24 votos necesarios, correspondientes a dos tercios  de los miembros de la organización.

Doble rasero de la OEA

Desde su creación en 1948, la OEA se ha presentado como un instrumento para la paz, seguridad, democracia y promoción de los derechos humanos en la región.

Sin embargo, su accionar a lo largo de la historia difiere de este propósito. Incluso muchos la consideran “el Ministerio de las colonias”, tal y como la denominó el comandante de la Revolución Cubana, Fidel Castro.

En sus 70 años ha servido de instrumento para legalizar el proyecto estadounidense de la Doctrina Monroe, que reza “América para los Americanos», en referencia al Gobierno norteamericano.

La suspensión de un país es la mayor sanción que interpone la OEA y solo ha sido aplicada dos veces en su historia: en 2009 a Honduras, luego del golpe de Estado contra Manuel Zelaya; y en 1959 a Cuba, luego del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro.

No obstante, nunca se aprobó una resolución de ese tipo para apartar a la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, de Juan María Bordaberry en Uruguay o de Jorge Rafael Videla, Leopoldo Galtieri o Emilio Eduardo Massera en Argentina. Esto, por sólo mencionar algunos ejemplos del doble rasero de la Organización.

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Grupo conspirador

Bajo la gestión de Luis Almagro se conformó el llamado “Grupo de Lima”, que congrega a 14 países de la OEA, con el fin de aislar a Venezuela de la misma manera que en su momento se hizo con Cuba.

Los Gobiernos de estos países siguen los lineamientos de la Casa Blanca propuestos por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien ejerce presión ante la OEA para que se suspenda a Venezuela del organismo y se apliquen sanciones individuales a funcionarios de alto rango del Gobierno de Maduro.

https://www.youtube.com/watch?v=uhLwyfd0yMA

Intentos de golpe de Estado

Como un órgano al servicio de los intereses de la Casa Blanca, la OEA ha promovido intentos de golpe de Estado contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro.

El pasado 10 de enero, desconoció la legitimidad del segundo período del Mandatario venezolano, que fue electo con el 67,77 % de los votos en las elecciones de mayo de 2018.

En una de sus tantas acciones intervencionistas, llamó a realizar nuevas elecciones con la presencia de observadores internacionales serviles a Washington.

El 23 de enero, Luis Almagro reconoció al autoproclamado Juan Guaidó como presidente  interino de Venezuela, para seguir el plan intervencionista trazado por la Casa Blanca.

El 9 de abril, la OEA aprobó, con 18 votos a favor, 9 en contra y uno ausente, una resolución que acredita a Gustavo Tarre Briceño, ficha de Guaidó, como embajador de Venezuela ante la organización, .

Tras conocerse la medida, el Gobierno de Venezuela denunció una «descarada  y criminal violación del Derecho Internacional y de la Carta Democrática de la OEA».

En un comunicado emitido por la Cancillería, Caracas advirtió que con este paso la organización convalida «el plan de golpe de Estado iniciado el 23 de enero pasado, y pretende crear condiciones para profundizar la agresión injerencista, incluyendo la amenaza de una intervención militar» propuesta por el gobierno de Donald Trump.

«Se trata de una de las más infelices decisiones tomadas en la larga historia de desafueros jurídicos y políticos de esta Organización, y una vulgar instrumentalización del chantaje y la presión contra los Estados miembros para satisfacer los deseos de la política neo monroísta de Washington» señala el texto.

Samuel Moncada, representante de Venezuela ante la ONU y la OEA

A su vez,  el legítimo embajador de Venezuela ante la ONU,  Samuel Moncada, denunció que al no contar con los 24 votos necesarios de la Asamblea General, Washington fabricó un  fraude aprobando una resolución con el respaldo de apenas 18 naciones.

“Con este atropello demuestran que no pudieron convencer a la región para oponerla a Venezuela. Al final terminaron vaciando a la OEA de todos sus principios y prácticas históricas”.

“Para dar el golpe de Estado en Venezuela se vieron forzados a dar un golpe de Estado a la OEA y terminaron dándonos la razón: la OEA está al servicio de la Doctrina Monroe y no queremos permanecer”, subrayó.

Países como Antigua y Barbuda, Dominica, Belice, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago Bolivia y  Nicaragua rechazaron la medida y la consideran una violación a la Carta de la OEA y a la soberanía de Venezuela.

https://www.youtube.com/watch?v=8FFZwisLxpU

Jorge Lomónaco, embajador y representante permanente de México en la OEA, fue enfático al afirmar que la aprobación de la resolución es una «victoria pírrica para un grupo de países sin efectos reales (…) Con el potencial de generar consecuencias negativas para la OEA y su institucionalidad».

Desespero de Washington

A horas de que se formalice la salida de Venezuela de la OEA, la administración Trump impuso sanciones contra el canciller venezolano, Jorge Arreaza, y la juez Carol Padilla.

Las sanciones aplicadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro, congelan cualquier activo que las personas incluidas en su lista pudieran tener bajo la jurisdicción de Estados Unidos y prohíbe a ciudadanos y empresas que operen dentro de su país mantener alguna relación comercial con estos funcionarios.

Al respecto, el titular de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, señaló que esta medida muestra la desesperación de Washington ante el fracaso de sus planes golpistas y el desvanecimiento político del autoproclamado Juan Guaidó.

«Nos vamos de la OEA y el imperialismo profundiza su fase de desespero contra la patria, pasan de las amenazas a los señuelos y trampas caza bobos, tratan de convencer a los guabinosos (indecisos) para que dividan el chavismo. ¡No han podido ni podrán, y nosotros venceremos!», escribió en un mensaje publicado en Twitter.

Pese a las sanciones, amenazas y agresiones, miles de venezolanos saldrán este sábado a las calles de Caracas para celebrar la salida de su país de la OEA.

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https://www.elciudadano.cl/politica/adios-oea-en-venezuela-marcharan-en-respaldo-a-salida-del-organismo-internacional/04/23/

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