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Hace rato que ya se dieron cuenta cómo manejar a esas  masas: Ud  consuma  y  viva para trabajar… que será feliz ¡¡¡Ni  por si acaso se le ocurra usar la matería gris… ¿Para qué quiere Andrónico Luksic un canal de televisión? La pregunta no sólo suena en el mercado: se la formularon directamente los pocos […]

Por Wari

26/08/2010

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Hace rato que ya se dieron cuenta cómo manejar a esas  masas: Ud  consuma  y  viva para trabajar… que será feliz ¡¡¡Ni  por si acaso se le ocurra usar la matería gris…

¿Para qué quiere Andrónico Luksic un canal de televisión? La pregunta no sólo suena en el mercado: se la formularon directamente los pocos interlocutores con los cuales el empresario ha conversado sobre el tema.
La historia dice que se «le puso» tener un canal hace, al menos, un año. De hecho, hay registros que dan cuenta de su interés. Un acercamiento con el mismo TVUC -el rumor del interés del grupo data, por lo menos, del 2007- y una oferta por Chilevisión durante el actual proceso de venta.

Pero hubo dos cosas que lo llevaron hace pocas semanas a golpear la puerta de la rectoría de la Pontificia: el alto precio de CHV y una pantalla -línea editorial- que no lo convencía. Canal 13 era una de esas oportunidades únicas: comprar acciones en baja de una marca prestigiada. Para la UC, se concretaba la idea de la venta como única salida, la que venía amasando desde hace tiempo Ignacio Sánchez. Luksic supo, a través de terceros, que el rector quería conversar. Se sentaron a la mesa en junio pasado. Y hubo acuerdo.

Luksic no niega que quiera hacer negocio con el canal, pero quienes lo conocen argumentan que si sólo fuera eso, habría insistido en comprar CHV, que exhibe gestión y utilidades aseguradas. El punto es que la pantalla del canal que dirige Jaime de Aguirre no lo llena, y aunque considera ideal ganar plata rápido, no está dispuesto a que sea «a ese costo», como dice un cercano. La fórmula final para él sería no perder e influir.

Aunque endeudado y en el cuarto lugar del rating general, la marca 13 guarda para Luksic atributos que podrían reinstalarla como influyente: credibilidad, confianza y cercanía. «Sigue siendo una marca poderosa, que ha sufrido malos períodos, pero se mantiene con gran potencial. Su historia pasada no es en vano: tiene un potencial de desarrollo que no poseería sin aquélla», comenta un cercano al proceso.

Aunque la UC sea minoría, gozará de un cuidado especial. El argumento de los nuevos socios mayoritarios es que tendrá peso, porque la intención es «cuidar al minoritario». Simplemente «porque no se puede cambiar la historia del canal», esgrimen.

Si a eso se suma la idea de mantener una estación con «sentido de misión», cobra sentido que la primera movida de Luksic haya sido dejar el canal en manos de dos hombres formados en la industria televisiva al alero de TVN: René Cortázar -como presidente del futuro directorio- y David Belmar, quien podría ocupar la dirección ejecutiva o la gerencia general de la futura sociedad anónima, que se formará una vez finalizado el proceso de venta.

El canal público no sólo representa la pantalla a la que el empresario aspiraría: también el modelo de gestión. TVN se mueve a partir de tres ejes: autonomía editorial con dosis de equilibrio político cuidado; apuesta por contenidos diversos con una pantalla conectada o «viva» (casi la mitad de la programación es en vivo) y muy nacional (80% de su oferta); y autonomía económica, que es la que finalmente le da «tranquilidad» al modelo.

Lo que se cree posible con el 13 parte de cierta claridad respecto de sus defectos. Y éstos derivan principalmente de haber sido un canal sobreexigido en términos de su misión, por mandato de la Iglesia y de la UC.
«Existe una contradicción permanente que nunca fue bien resuelta. El 13 no ha evolucionado ni ha desarrollado una adecuada percepción de los cambios en la sociedad. La misión es un marco de reglas amplio, que no puede medirse en el día a día ni entorpecer la marcha. Evangelizar la cultura es un ejercicio a 20 años plazo, no automático», resume un conocedor de las aspiraciones de Luksic.

«Él quiere tener un canal que le vaya bien y que sea de calidad. Eso quiere decir calidad en la pantalla, en la gestión, y que se pueda financiar. Esto dentro de una industria que será muy competitiva, con cuatro actores fuertes y muy exigentes», comenta un cercano al empresario.

Misión y resultados no son contradictorios, pero obligarán al equipo de Luksic a armar un discurso más conceptual, equivalente al que manejó Daniel Fernández en TVN y que apuntaba al «sentido» del canal más que a promesas concretas.

Por Cristóbal

Texto -colaboración externa- incorporado a esta web por (no es el autor):

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