Veganismo y fines humanos: rechazo a la explotación

"Los demás animales también son personas, pero no porque tengan características humanas, sino porque sienten y son conscientes de sí mismos".

Por Pia

21/09/2015

Publicado en

Actualidad

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El veganismo es un principio ético que rechaza la explotación de los demás animales para fines humanos. El término fue creado por Donald Watson en 1944, para diferenciar el vegetarianismo (que es una dieta) de un principio que se abstuviera del consumo absoluto de animales no humanos. La definición oficial fue aclarada por Leslie Cross, publicada en 1951 por la Vegan Society. El veganismo busca la liberación de los demás animales de la dominación humana.

Es un principio que da tratamiento al prejuicio especista: la idea de que los demás animales existen para nuestro servicio, por no pertenecer a la especie humana. Quienes adopten dicho principio son “veganos”, todo lo demás es coherencia. Los veganos rechazamos la explotación de los animales no humanos, por tanto en nuestra vida cotidiana no somos partícipes de su explotación o utilización.

¿Son malas personas quienes usan o explotan a los demás animales?

En 1970 el psicólogo Richard Ryder creó el término “especismo”, para describir la discriminación moral basada en la especie. La forma de especismo más común en los humanos es el antropocentrismo; la creencia de que nuestra especie es superior o especial, por tanto tiene la facultad de usar y explotar al resto de animales.

El antropocentrismo hace creer a la gente que los demás animales sólo existen en el mundo para servir a los humanos, esta creencia se refleja en el estatus de propiedad que padecen. Ellos son considerados como meras cosas para fines humanos, no reconocemos otro valor que aquel que nosotros, dueños de sus vidas, queramos darles.

Los humanos que explotan o usan a los demás animales no son malas personas o tienen una maldad intrínseca. Fueron educados o adoctrinados en la cultura especista, de igual manera como fueron educados los racistas o sexistas. Tal como mediante la educación son inculcados los prejuicios, por medio de la educación estos pueden erradicarse.

Si queremos liberar a los demás animales de la opresión humana o de su esclavitud, debemos educar que ellos no son medios, cosas o recursos para nuestros fines. Esto puede ser comprendido por cualquier persona que esté interesada en esta cuestión, para alguien que le importe el resto de animales necesariamente aplica una coherencia. Esto es fundamental, porque la gente no hará cambios si sigue creyendo que ellos existen para nuestro servicio, sus acciones o decisiones tienen relación con su mentalidad. Por tanto, si cambiamos la mentalidad que hace creer que el resto de animales sólo existen en el mundo para satisfacer nuestros deseos, lo lógico es que la explotación animal no humana sea abolida.

¿Cuál derecho deberíamos considerar en los animales no humanos?

 

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La teoría de derechos animales desarrollada por el profesor y abogado estadounidense Gary Francione; todos los animales sintientes (humanos y nohumanos) tienen un derecho fundamental a no ser tratado como propiedad de los humanos, esto se deriva del principio fundamental de la lógica. Si los humanos tienen el derecho a no ser tratados como propiedades (esclavos o meras mercancías) ¿por qué negar ese derecho fundamental en los demás animales?

Los demás animales no tienen interés en ser tratados como propiedades de los humanos, no quieren estar sometidos a nuestra voluntad, por tanto negar este derecho fundamental supone una discriminación arbitraria y una flagrante violación al principio de igualdad.

Ser radical es lo correcto, si queremos solucionar un problema de raíz

Toda idea que cuestione lo establecido, las leyes o lo tradicional, en un principio será considerado como agresivo o ridículo. Históricamente ha sucedido con las minorías o con los abolicionistas de la esclavitud humana.
Se suele decir que los veganos tenemos una postura extremista o radical, además se nos acusa de imponer nuestro estilo de vida a otros. Al respecto, cabe precisar algunas cuestiones. Primero, cuando aseveran que el veganismo es “radical”, lo hacen atribuyéndole una connotación negativa a dicho concepto, no se tiene en cuenta su verdadero significado. Ser radical significa propender a atacar la raíz de un problema, y no sus consecuencias. En ese aspecto, efectivamente el veganismo es radical; da tratamiento a un prejuicio concreto que es el especismo y reivindica los derechos del resto de animales. Por otro lado, cuando nos dicen que tratamos de imponer a otras personas nuestro “estilo de vida”, ignoran el hecho que desde el especismo obligan a seres inocentes que no pueden defenderse, a ser sometidos a esclavitud y, entre otras consecuencias, a su asesinato.

Es necesario aclarar que el veganismo no es un estilo de vida, sino un principio ético: es un deber moral. De la misma manera que estamos obligados moralmente a respetar a las mujeres, a los homosexuales, a los humanos de piel negra, o a cualquier ser humano sin distinción, estamos obligados a respetar a los demás animales; porque al igual que los humanos, valoran su vida, su integridad y libertad, aunque nadie más lo hiciera.

¿Es compatible la práctica del veganismo en nuestra vida diaria?

Absolutamente. De igual forma como es compatible respetar a las mujeres, a la gente de piel negra o a los homosexuales, también es compatible respetar a otros animales. Simplemente se requiere información para llevarlo a cabo.

En el ámbito de la alimentación, no hay ninguna necesidad de utilizar otros animales para obtener los nutrientes que requerimos. La alimentación 100% vegetal está respaldada por numerosas instituciones o asociaciones de la salud, entre ellas, la AND (American Nutricion and Dietetic) la más importante del mundo, que reúne a más 75 mil profesionales de la salud. Se ha respaldado científicamente la alimentación 100% vegetal, sólo requiere una planificación adecuada e informarse de manera básica sobre nutrición.

En el ámbito de la vestimenta, entretención o consumo de productos testeados, es completamente reemplazable por productos sintéticos, orgánicos o actividades que no involucren la utilización de animales no humanos. Por tanto, no existe una necesidad real de explotarlos y aunque existiese una necesidad, no está justificado moralmente someterlos a nuestra voluntad, como tampoco está justificado someter a humanos, aunque esto signifique beneficiarnos.

Igualdad para los demás animales

Lo único relevante para considerar moralmente a alguien, es su capacidad de sentir. La sintiencia nos hace distintos de las cosas u objetos, nos hace poseer conciencia de nosotros mismos y de lo que nos rodea. Pero a pesar de que la sintiencia y la conciencia está demostrada o deducida en la mayoría de los animales no humanos, se les trata como algo que no son: cosas o recursos para nuestros fines.

Si realmente nos tomamos en serio el principio de igualdad, no deberíamos hacer discriminaciones en función de la especie. La especie no tiene relevancia moral, es una abstracción que usamos para identificar a individuos evolutivamente o genéticamente distintos.

El veganismo es una extensión del principio de igualdad; los intereses iguales o similares deben ser tratados de la misma manera, sin importar la raza, sexo, condición económica o especie del individuo. Los demás animales poseen los mismos intereses básicos que los humanos: el interés por vivir, el interés por no sufrir y el interés por vivir en libertad, por tanto no hay razón para negarles los mismos derechos básicos que reconocemos en los humanos, si son los mismos intereses.

Todos los días, se asesinan millones de animales no humanos. Se les somete anualmente a un dolor, sufrimiento y angustia enormes.

Por Nicole Sandoval Cañas

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