En Colombia enseñan técnicas narrativas para que jóvenes cuenten historias del conflicto armado

170 niños y jóvenes han participado en los talleres cuya la finalidad es brindar un mecanismo de memoria y reparación para las víctimas.

Por Félix Eduardo Gutiérrez

13/03/2020

Publicado en

Colombia / Latinoamérica

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Con el fin de mitigar los estragos de la guerra, un conjunto de instituciones nacionales e internacionales desarrollan un proyecto que tiene como propósito ofrecer a niños y jóvenes herramientas para contar los dramas que ha dejado el conflicto armado en Colombia.

El escenario escogido actualmente es Jamundí, ubicado en el Valle del Cauca, uno de los municipios en ese departamento que más ha sufrido los estragos de la guerra.

A través de estrategias de educación para la paz, el British Council, la Fundación PLAN, la Fundación Gratitud y la agencia de innovación Poliedro encabezan talleres de narrativa, para que los participantes aprendan de “storytellers” del Reino Unido cómo contar los dramas que dejó el conflicto.

La finalidad de ese ejercicio es que sirva como mecanismo de memoria y reparación para las víctimas.   

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En Colombia enseñan técnicas de narrativas para que jóvenes cuenten historias del conflicto armado. Imagen: Telesur.

Según expertos que encabezan estos talleres, el storytelling más allá que contar historias ayuda a tener una experiencia colectiva y personal en la que se pueden liberar las emociones, reseñó el diario El Espectador.

Mara Menzies, una de las encargadas de las capacitaciones resalta que esta forma de educación para la paz ayuda a aprender lecciones sobre el pasado y ver «el mundo desde los zapatos del otro». 

En resumen estos espacios se desarrollan mediante técnicas de narración en un espacio de confianza; acudir a los momentos dolorosos, confidenciales y graciosos de sus experiencias; entendimiento y recuerdo de las tragedias.

Como construcción de tejido social, el objetivo de cada sesión de historias es que la jornada termine con abrazos y reflexiones por parte de los participantes.

En los dos años que este proyecto lleva vigente en territorio colombiano, el alcance ha sido cercano a 170 niños y jóvenes en Bolívar, Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Cundinamarca y algunos barrios de Bogotá.

Jamundí, situado en el Valle del Cauca, fue uno de los municipios en ese departamento que más sufrió los estragos de la guerra. Ubicado en un corredor estratégico para el paso de droga, entre Cauca y Buenaventura, permanentemente fue testigo del desarrollo de las economías ilícitas que se apoderaban de la tranquilidad de sus pobladores. 

Si bien el Acuerdo de Paz con las Farc fue un alivio temporal para una desescalada de violencia, en el transcurso del postconflicto, la presencia latente de otros grupos armados al márgen de la ley (Eln y Pelusos), enfocados en disputas territoriales, alteró el orden público de Jamundí. 

Desde el pasado mes de enero, reportes locales en la zona indican que al mapa de la violencia en el territorio ingresaron los grupos residuales de las antiguas Farc (Gaor).

La situación se complejiza en la medida que según la gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán, en Jamundí hay más de 3.000 hectáreas de cultivos ilícitos de drogas. 

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