Entrevista

Coordinador nacional del MST tras juicio a Lula: «Enfrentamos este resultado con la cabeza erguida»

"La situación ahora cambió e incluso sectores más a la izquierda se han unido en este proceso de defensa de la democracia y estamos construyendo un proceso de unidad, entendiendo que nadie tiene la verdad absoluta", expresa a El Ciudadano el dirigente brasileño, tras la ratificación de la candidatura presidencial del ex mandatario brasileño. Por José Robredo Hormazábal / @joserobredo

Por Jose Robredo

28/01/2018

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El pasado miércoles 24 el Tribunal Regional de Porto Alegre ratificó en forma unánime la condena contra el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva por corrupción pasiva y lavado de dinero, dictada contra él en julio de 2017, aumentando la pena a doce años y un mes de prisión, en el marco del caso Lava Jato.

El juicio a Lula, que hoy encabeza las preferencias en las encuestas presidenciales, ha generado una serie de manifestaciones de apoyo en todo Brasil, acusando de ilegítimo el proceso y apuntando a que es parte de una operación que busca sacarlo del camino con miras a las próximas elecciones presidenciales de octubre de este año.

A pesar de lo anterior, el Partido de los Trabajadores (PT), que lidera Lula, reafirmó su candidatura presidencial, la que también cuenta con el apoyo de otros movimientos y organizaciones de izquierda.

En este sentido, en conversación telefónica desde Brasilia con El Ciudadano, Gilmar Mauro, miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), sostiene que la ratificación de la candidatura de Lula se basa en que sin el ex presidente en la papeleta, el proceso «es un fraude porque impide que los sectores populares tengan a su candidato».

Junto con eso Gilmar recalca que la candidatura busca también «unificar las izquierdas, no sólo por programas electorales, sino para ayudar a todos los demócratas a promover un debate que permita crear un plan que enfrente la crisis económica y los problemas sociales«.

La unidad, insiste el dirigente del MST, es «la única forma de enfrentar a los adversarios comunes, y será un período de intensas luchas en Brasil para preparar las condiciones de profundizar los cambios«.

Gilmar Mauro, miembro de la Coordinación Nacional del MST

El contexto político-social en el que se da el juicio a Lula, ¿se puede entender cómo la segunda fase del golpe a Dilma para sacar del camino a adversarios de la élite de derecha?

Sí, es una continuidad del golpe. Para que ese golpe se realice y se consolide hay que quitar de la disputa electoral a Lula. En Brasil se rasgó la Constitución y, con la condena a Lula, se rasga el Código Penal brasileño, porque las acusaciones contra el ex presidente son infundadas. En este escenario el movimiento social igualmente designa a Lula como candidato presidencial. Creemos que la elección sin Lula es un fraude porque impide que los sectores populares tengan a su candidato.

¿Esta ofensiva es la respuesta de la derecha y los grupos económicos ante las reformas impulsadas en los últimos 12 o 14 años?

Claro, Brasil vivió un período de crecimiento económico, con alguna distribución de riqueza hacia la clase obrera en general. Ante esto el capital financiero, que es quien está detrás de toda esta operación, propuso y consolidó el derrocamiento de Dilma. Es una necesidad de la derecha recuperar el Ejecutivo para promover un retroceso histórico y por esa razón el impedir que Lula participe es fundamental.

¿Este escenario se relaciona con el giro a la derecha que se da en la región?

Tiene relación, ya que el mundo vive una crisis económica que quizás no se soluciona mientras haya capitalismo. La acumulación de riqueza y renta crecen de forma acelerada y por eso los sectores de derecha relacionados con el capital financiero necesitan un viraje a la derecha para garantizar sus ganancias en todo el mundo. Lo que vemos en América del Sur, en Estados Unidos y Europa es una oleada de derecha, neofascista. Por eso es fundamental unificar las izquierdas, no solo por programas electorales, sino que permita a todos los demócratas promover un debate que desarrolle un plan que enfrente la crisis económica y los problemas sociales. Pese a todas las contradicciones y lo caliente que está la actual coyuntura.

¿Eso significa tomar nota de los errores cometidos?

Es necesario hacer un balance crítico al respecto y aparece la necesidad de politizar la sociedad. Con algunas reformas sociales realizadas teníamos a un sector de la clase trabajadora en mejores condiciones, creando la ilusión de haber entrado a la clase media y se perdió la identidad de clase. Esperemos que en el próximo período podamos corregir esto con la elaboración de un nuevo programa para Brasil.

¿Qué consecuencias tiene la condena a Lula?

Crecerán las movilizaciones populares Brasil, los sectores organizados están movilizados pero la cantidad de desmontes realizados por los golpistas son rechazados por la población brasileña. La gente se dio cuenta que el golpe no era para solucionar un problema de corrupción, sino que era para dar mejores condiciones a quien ya es muy rico. Vamos a enfrentar este resultado del tribunal con la cabeza erguida y por eso lanzamos la candidatura de Lula. Vamos a disputar en las calles el próximo período, todo esto dentro de un proceso de repolitización ciudadana.

Y con las elecciones casi a la vuelta de la esquina.

Será un año corto políticamente, aunque nosotros lo iniciamos con muchas movilizaciones. Pero debemos tomar en cuenta que tenemos carnaval, que es un fiesta muy intensa, y la copa del mundo que también genera mucha movilización. Ante esto, el calendario electoral ya empezó a finales de 2017.

¿Cómo ve a la derecha brasileña?

Ellos aún no encontraron candidato. Ninguno ha logrado crecer y, a pesar de la campaña mediática en contra, Lula lidera las encuestas electorales.

¿La tensión política dominará estos meses?

Absolutamente. La mejora de las condiciones vida en el anterior período de Lula y Dilma hizo que los sectores populares se acomodaran. Lo mismo pasó con el Partido de los Trabajadores, que en un primer momento no salió en la defensa de su gente. La situación ahora cambió e incluso sectores más a la izquierda se han unido en este proceso de defensa de la democracia y estamos construyendo un proceso de unidad, entendiendo que nadie tiene la verdad absoluta. Esta es la única forma de enfrentar a los adversarios comunes y será un período de intensas luchas en Brasil para preparar las condiciones de profundizar los cambios. Lo que tendrá consecuencias en el país y en el resto del continente.

El Ciudadano

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