Estudiantes y docentes marcharon por segunda ocasión contra el gobierno de Jair Bolsonaro

Las jornadas de protestas contra los recortes presupuestarios en educación, implementados por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, continuaron este jueves en distintos puntos de Brasil.

En esta ocasión, la segunda en menos de un mes, el acto se denominó Día Nacional de Defensa de la Educación, y contó con la presencia de activistas de la Unión Nacional de Estudiantes y de la Asociación de Docentes de la Universidad de Brasilia.

El sector demanda una revisión del recorte del 30 por ciento del presupuesto educativo, anunciado por el presidente y el ministro de Educación, Abraham Wintraub, debido a la falta de recursos.

El recorte aplicado alcanza los 1.450 millones de dólares en la educación y afecta a todos los niveles de enseñanza en la nación amazónica.

Durante la primera gran marcha, efectuada el pasado 15 de mayo, Bolsonaro criticó las movilizaciones del sector, que llegó a congregar más de un millón de estudiantes y docentes en al menos 200 localidades de Brasil.

En abril pasado, el ministro Weintraub dijo que el Gobierno recortaría el presupuesto de tres universidades: la Universidad de Brasilia, la Universidad Federal de Río de Janeiro y la Universidad Federal de Bahía.

Precisamente, las principales ciudades del país fueron el escenario de actos que contaron con el respaldo de partidos políticos de izquierda, sindicatos y organizaciones estudiantiles.

Guerra ideológica

En la víspera de la movilización de este jueves, el titular de la cartera para la Educación dijo que recibió denuncias por supuestos casos de profesores de entidades públicas que presionaron a sus alumnos para que participaran de las manifestaciones.

«Es ilegal, no puede suceder. El ambiente escolar no puede ser perjudicado por una guerra ideológica que perjudica el aprendizaje de los alumnos«, dijo Weintraub en un video publicado en su cuenta de Twitter.

Weintraub instó a la población a denunciar a profesores y alumnos que “divulguen las protestas durante horario escolar”.

Ambas marchas son la antesala a la gran protesta que fue convocada para el próximo 14 de junio, cuando los sectores se manifestarán contra la reforma jubilatoria y todos los retrocesos sociales que representa Bolsonaro en apenas cinco meses de gestión.

Bolsonaro advierte que, de ser aprobada esta reforma, aumentará los ingresos y “volverá el presupuesto”. Tal afirmación es valorada como un “chantaje” desde distintos sectores.

Contra el “marxismo cultural”

Para el Gobierno brasileño, los universitarios son “tontos útiles” y las universidades fomentan desde sus espacios la ideología marxista en los estudiantes, lo que ha estimulado la cruzada contra el “marxismo cultural” en el área de la educación, mientras los alumnos aseguran que Bolsonaro se opone a la democracia.

En sus descalificativos, Bolsonaro afirma que los estudiantes son usados como masa de maniobra de grupos con intereses políticos.

En contraparte, la Unión de Estudiantes Brasileños, principal organización que llamó a protestar en todo el país, dijo que el Gobierno intenta generar miedo para que los estudiantes no se manifiesten.

«Estuve en la Cámara de Diputados en una audiencia pública la última semana para tratar de argumentar con el ministro de Educación contra los cortes, pero él rechaza oírnos. Entonces tendrá que entenderlo a través de las calles», afirmó la presidenta de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), Marianna Dias, en un comunicado de la organización que recogió La Jornada.

La diputada Maria Isabel Noronha, presidenta licenciada del Sindicato de los Profesores de la Red Estadual (Apeoesp), asevera que el presidente Bolsonaro no entiende el valor de la educación, y por eso tantos cortes y ataques al sector, estudiantes y profesores.

Pero “vamos a mostrarle la importancia que tenemos, porque seremos la mayor crisis que enfrentará», señaló.

El director nacional de la UNE, Hélio Barreto, afirmó por su parte que la convocatoria es una continuación de la pauta levantada el día 15 de mayo, en la cual se cuestiona el recorte de fondos que llegó hasta la educación básica.

“Las instituciones educativas de Brasil están en riesgo”, denunció.