La manipulación mediática está a la orden del día

Protestas violentas en Nicaragua y Venezuela utilizan tácticas similares para generar terror

Este tipo de guerra urbana busca generar muertes y más muertes para inculpar a los gobiernos y así llenar dudosos expedientes sobre "violación de derechos humanos".

Por Luis Yañez

05/06/2018

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Si en algo se parecen las protestas violentas que, desde el pasado 18 de abril, tienen lugar en Nicaragua con los ocurridos en Venezuela durante más de 100 días en 2017, es en los métodos de «lucha», los actores, la manipulación mediática y en sus intenciones de derrocar a gobiernos legítimamente electos.

En primer lugar, en ambas naciones los métodos de lucha se caracterizan por una violencia inusitada, tácticas paramilitares , cierre de vías públicas, amenazas de muerte a quienes rechazan sus acciones, quema de unidades de transporte público e infraestructura institucional. El objetivo final: generar terror en la población.

Igualmente, entre los protagonistas de estas acciones encontramos también coincidencias, por lo menos extrañas. Los actos vandálicos los cometen grupos etarios jóvenes que, aunque mantienen exigencias de orden reivindicativas para la sociedad, no aceptan el llamado a diálogo con las autoridades. Al contrario, día tras día aumentan el nivel de violencia.

Asimismo, los manifestantes violentos se apoyan en la manipulación mediática y diariamente buscan generar el mayor impacto posible en los medios nacionales e internacionales que les permita aumentar el nivel de aceptación dentro de la sociedad, la misma sociedad que todos los días recibe un parte de guerra elaborado por unacanalla mediática aliada a intereses trasnacionales.

También, tanto en Nicaragua como en Venezuela, las noticias falsas (fake news) circulan por redes sociales y son replicadas en medios de comunicación, desde donde victimizan a manifestantes y muestran escenas de represión gubernamental, pero sin mostrar a quienes utilizan todo tipo de armas para provocar enfrentamientos con los cuerpos de seguridad del Estado.

En las simbologías de los guarimberos venezolanos y nicaragüenses también hay similitudes, al intentar apropiarse de los símbolos patrios  y de consignas cargadas de un nacionalismo poco común en clases sociales con estilos de vida proimperialista. Sin embargo, lo hacen para intentar captar a sectores de la población que pudieran estar confundidos con este enrarecimiento de la situación política del país.

Ahora, no se debe olvidar que para que estas operaciones que promueven el golpe de Estado se ejecuten, se necesita un brazo económico fuerte que financie estos combates. Sectores empresariales, transnacionales, Organizaciones No Gubernamentales que reciben recursos de  organismos estdounidenses y grupos políticos de la ultraderecha mundial son responsables de proveer logística, recursos económicos, alimentos, drogas y pertrechos a quienes se les puede denominar «carne de cañón» en estos enfrentamientos.

Líderes del «showbusiness»

Tampoco pueden faltar las campañas de «solidaridad» a través las redes sociales que tienen como protagonistas a líderes e influenciadores de la farandula, quienes aprovechan su popularidad para amplificar la estrategia y crear zozobra y pánico mundial. Sin manejar información veraz, estos actores avalan la manipulación de cifras de muertos, los saqueos y daños a la propiedad pública y privada y hasta la glorificación de la muerte.

A todo lo anterior se le suma el apoyo del clero católico a los «manifestantes», la «preocupación» del Gobierno de Estados Unidos, el uso de francotiradores, la contratación de delincuentes para infiltrarlos en las protestas y la continua justificación y patrocinio de medios de comunicación y élites empresariales promovidos por Washington.

Al final, este tipo de guerra urbana busca generar muertes y más muertes para inculpar al Gobierno y así llenar un dudoso expediente sobre «violación de derechos humanos».

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