Mario Abdo Benítez y Efraín Alegre se disputan el mando en la nación centroamericana

¿Qué y quiénes juegan en las elecciones presidenciales de Paraguay el 22 de abril?

El reclamo por una mejor distribución de la tierra, en un país muy atrasado, lo llevan adelante varias organizaciones paraguayas que ante las elecciones presidenciales del 22 de abril aspiran soluciones a las complejas realidades de la nación suramericana, cuyos grupos de poder pareciera no estar dispuestos a conceder cambios. Conozca quiénes participan en esta contienda y bajo qué condiciones económicas y sociales asumirá el mandatario electo

Por Tatiana Villegas

17/04/2018

Publicado en

Latinoamérica / Política

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El socio más pobre del Mercosur, cuyo ingreso por habitante está por debajo de los cien primeros países del mundo, se enfrentará el 22 de abril próximo a unas elecciones en medio de serias dificultades estructurales, que siguen manteniendo al latifundio como uno de los  problemas económicos de esa nación.

Los candidatos

Mario Abdo Benítez, del gobernante Partido Colorado, integra la fórmula de la Asociación Nacional Republicana junto al candidato a vice Hugo Velázquez. La continuidad la expresa este candidato egresado con una especialización en Marketing en otra universidad de Estados Unidos, en su caso, en Connecticut. Es subteniente de Reserva de Aviación y paracaidista militar en las Fuerzas Armadas paraguayas, cuyo padre, Mario Abdo, fue secretario privado del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989).

Efraín Alegre, del Partido Liberal. Alianza Ganar, que suma al ex presidente y actual senador Fernando Lugo, cuya organización, Frente Guasu, aporta además al candidato a la vicepresidencia, el periodista Leonardo Rubin.

Retos económicos

  • El latifundio sigue siendo uno de los problemas estructurales a lo que se enfrentará quien gobierne esta nación tras las elecciones.
  • Paraguay es una de las naciones latinoamericanas con mayor proporción de latifundistas.
  • Apenas 2,5 a 3,0 por ciento de los propietarios concentran el 85 por ciento de las tierras productivas.
  • La concentración de la tierra está en manos de grandes hacendados, locales o extranjeros, que se dedican a la soja y al ganado bovino.
  • Enfrenta serios problemas estructurales de pobreza, poca diversificación en la actividad comercial y ganadera.
  • Una relativa expansión en 2016 y 2017 del PIB, con tasas superiores a 4 y a 3 por ciento en comparación con sus vecinos.
  • El agronegocio ya significa más de 30 por ciento del PIB; la siembra de pasto para las vacas y soja transgénica duplican en cantidad a las personas que viven en el país.
  • El informe “Yvy Jára. Los dueños de la tierra en Paraguay”, de la ONG Oxfam, dice que 15 propietarios poseen un total de 1,5 millones de hectáreas y que 75 mil familias campesinas aún esperan respuesta a sus pedidos de tierras
  • Se estima que el campesinado alcanza a un tercio de la población pero el 80 por ciento no tiene tierras.
  • Los mayores propietarios se encuentran los ligados a la Secta Moon así como hacendados  argentinos y brasileños.
  • Desplazamientos de hasta 1 millón de personas desde el campo hacia asentamientos muy precarios en la ciudad en una población total de 7 millones estima la Federación Nacional Campesina se han producido por esta problemática.
  • Según la ONG Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), sólo 6,3 por ciento de la tierra cultivable va a la producción familiar campesina.
  • En la última década, la hectárea de la región más productiva pasó a valer de 200 a 1200 dólares en promedio, pero en las mejores zonas puede llegar a 15.000 dólares.

Reclamos

Los movimientos campesinos centran sus aspiraciones en lograr la aprobación de una Ley de Emergencia de Agricultura Familiar Campesina y una Ley de Rehabilitación Económica a pequeños productores.

La Coordinadora Nacional Intersectorial, que desde 2016 lucha porque se condenen deudas y se apliquen políticas de apoyo a la agricultura campesina.

Esas acciones, apoyadas por entidades como Organización de Lucha por la Tierra, el Movimiento Campesino Paraguayo, la Coordinadora de Trabajadores Campesinos y Urbanos, la Federación Nacional de Campesinos y comunidades indígenas dominaron el escenario durante 2017 y lo que va de 2108.

Afinidades peligrosas

El presidente saliente, Horacio Cartes, un empresario formado en Estados Unidos, estuvo varios años prófugo  una estafa de 34 millones de dólares al Banco Central paraguayo.

Recibió en Asunción a la titular del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde, primera visita que el organismo hace a Paraguay en un cuarto de siglo, quien elogió la economía guaraní señalándola como  “una de las más fuertes en toda Latinoamérica”.

Violencia

La violencia sigue siendo una de las consecuencias del latifundio en Paraguay. Detrás del golpe parlamentario que terminó en 2012 con el gobierno de Lugo, el primero y único que intentó cambios progresistas en más de un siglo es el caso de Curuguaty, aún no esclarecido, que dejó 11 campesinos y 6 policías muertos por terrenos públicos en disputa.

La masacre de 2012 derivó en el final escandaloso de la breve experiencia de Fernando Lugo, una especie de “primavera paraguaya” en medio de décadas de injusticias y saqueos. Como antes en Haití (2004) y en Honduras (2009) o luego en Brasil (2016), además de otros intentos infructuosos y acciones destituyentes de gobiernos populares en otras naciones de la región, el poder no pareciera estar dispuesto a conceder cambios.

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