No participaron estudiantes ni civiles

Fuerzas castrenses y policiacas desfilan por el centro de Puebla

Oficiales de Tránsito Municipal abrieron la parada, seguidos por 152 soldados y 55 miembros de la Guardia Nacional

A pesar de la pandemia y de la hora, cientos de personas salieron a las calles del centro histórico para presenciar un desfile distinto a los anteriores, al que no acudieron escuelas o instituciones más que algunos miembros de la 25 Zona Militar, así como de la Guardia Nacional y de la Policía Municipal.

Eran las 9:40 de la mañana del 16 de septiembre, ante un zócalo resguardado por policías de traje azul y guantes blancos, las personas observaban el paso de los vehículos militares por las calles empedradas.

Recuerdo del Ejército Trigarante

La primera vez que los mexicanos presenciamos algo similar fue el 27 de septiembre de 1821, cuando Agustín de Iturbide y los más de 16 mil jinetes del Ejército Trigarante galoparon por las calles de la Ciudad de México, pero no fue sino hasta 1825 que Guadalupe Victoria instauró la tradición de conmemorar la independencia con un desfile.

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Este año se cumplirán 200 años de una tradición arraigada en la mayoría de los mexicanos, observar el paso lento de las fuerzas armadas, ir con la familia desde temprano a buscar un lugar entre la multitud, uno que tenga la suficiente sombra, pero que permita apreciar con lujo de detalle los uniformes, vehículos y armas de los militares.

Recorrido de 45 minutos

Hoy los poblanos fueron parte de ese ritual y ante sus ojos avanzaron 152 soldados de tropa, 28 vehículos blindados, ocho ambulancias, todos con su particular camuflaje verde, café y blanco; seguidos por 55 miembros de la Guardia Nacional, 21 vehículos de sus fuerzas terrestres y una de sus ambulancias.

Los encargados de abrir el desfile fueron oficiales de Tránsito Municipal, que en sus motocicletas revisaron que las calles estuvieran libres para los blindados que venían detrás de ellos.

El paso de las fuerzas armadas por el zócalo poblano duró alrededor de 45 minutos, en los que quienes acudieron a la cita pudieron ver de cerca algunos vehículos blindados que, como mencionó la oficial a cargo de la narración del evento, la mayor parte del tiempo se encuentran resguardados dentro de los cuarteles o se utilizan únicamente en casos de desastre.

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Mientras las personas disfrutaban del espectáculo detrás de unas vallas anaranjadas que resguardaban el perímetro; la presidenta Claudia Rivera Vivanco y los miembros de su gabinete miraban felices y por última vez el desfile desde los balcones del Palacio Municipal.

Al final, luego de que se anunciara el fin del desfile, los asistentes decidieron quedarse un poco más, mirando desde sus lugares un centro histórico distinto, con las calles vacías y las aceras llenas de personas con cubrebocas, hasta que, poco a poco, se marcharon, algunos a disfrutar de su mañana en compañía de su familia, otros, a seguir con su trabajo y su vida normal.

FOTO: Abraham Reyes/EL CIUDADANO

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