Opinión

Nicaragua nuestra

A lo largo de más de un siglo, el pueblo de Nicaragua ha luchado por la libertad, la justicia y la democracia

Por Onel Ortiz

17/01/2022

Publicado en

Columnas / México / Puebla

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Desde la izquierda no podemos cerrar los ojos ante lo que ocurre en Nicaragua. Daniel Ortega juró por cuarta vez consecutiva como presidente y su esposa como vicepresidenta, tras unas elecciones sin competencia, tras encarcelar a sus oponentes. La fachada de la democracia y una impostada legalidad no alcanzan para esconder el autoritarismo que se instaló en esa hermana nación.

Recordemos algunos de los hechos más significativos de este tiempo.

En 1926, Estados Unidos invadió Nicaragua.

En 1933, Augusto Sandino, al frente de un ejército popular logró la expulsión de los estadunidenses. Éste fue asesinado un año después por la Guardia Nacional, al mando de Anastasio Somoza García, con lo cual inició una de las dictaduras familiares más largas del continente. Una familia, los Somoza, llegaron a ser dueños de más de la mitad de las tierras cultivables de ese país.

En 1956, Rigoberto López asesinó a Anastasio Somoza García.

En 1961, un grupo de jóvenes, inspirados por la figura de Sandino, fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezado entre otros por Carlos Fonseca, Tomás Borge, Santos López, Silvio Mayorga, Julio Buitrago, Germán Pomares, Rigoberto Cruz y Jorge Navarro.

En 1963, se les unió un joven estudiante de derecho: Daniel Ortega.

En 1967, Anastasio Somoza Debayle asumió el poder y aplicó mano dura contra los guerrilleros y opositores políticos. 

En 1976, Carlos Fonseca fue asesinado por la dictadura.

De 1970 a 1979, el FSLN, sin importar las tres tendencias que convivían es su seno (Guerra Popular Prolongada, Tendencia Proletaria o los Terceristas), realizó operaciones que fueron ganando terreno y lo más importante, el apoyo popular.

A mediados de 1979, se dio la batalla final y Somoza huyó a Miami. La Revolución Sandinista triunfó.

De 1980 a 1984, Nicaragua fue gobernada por una Junta de Reconciliación Nacional, integrada, entre otros, por Daniel Ortega.

En 1985, Ortega asumió la presidencia, buscó hacer realidad los ideales de la revolución Sandinista y resistió los embates de la “Contra”, financiada por Estados Unidos, a través de una de las operaciones más oscuras de la CIA, en el llamado escándalo Irán-Contras.

En 1990, Violeta Barrios de Chamorro fue electa presidenta.

En 1997, Arnoldo Alemán Lacayo.

En 2002, Enrique Bolaños y desde 2007, a la fecha, Daniel Ortega, el cual terminará su cuarto periodo consecutivo en 2027.

Que peculiar es la historia y la vida de los hombres. El tiempo los hace héroes o villanos. El joven revolucionario, idealista y estratega que fue Daniel Ortega no existe. Ahora gobierna Nicaragua con mano dura, un hombre obsesionado con mantenerse él y su familia en el poder.

El nombre de Sandino, de Fonseca y del resto de los que fueran sus compañeros en el FSNL suena a falsedad y a la demagogia más ruin en su boca. Cierto, enfrentó y resistió a la Contra, pero no puede culpar a Estados Unidos de sus errores o utilizarlos como fachada para sus ambiciones.

La decisión inicial del Gobierno mexicano de no enviar a un representante a la toma de posesión de Ortega había sido correcta, la rectificación y el envío de un representante fue error. Desde la izquierda debe reafirmarse la total solidaridad con el pueblo nicaragüense, pero de ninguna manera Daniel Ortega representa a dicho pueblo.

La política es de bronce.

@onelortiz

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