Opinión

«Este podría ser fácilmente el fin de Donald Trump»

Si pierde las primarias en Wisconsin, las esperanzas de Trump de liderar el "mundo libre", podrían sufrir un daño terminal.

Por Sofia Olea

04/04/2016

Publicado en

Estados Unidos / Mundo / Política / Portada

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donald trump

Reportar una muerte puede parecer exagerado, pero responde a una avalancha de «obituarios» para la cautivante campaña política de Donald J. Trump. La cascada está programada para comenzar las primeras horas del miércoles.

Si pierde las primarias en Wisconsin con Ted Cruz (o ‘el aún más repulsivo’ Ted Cruz, para darle al tejano su título oficial), las esperanzas de Trump de liderar el mundo libre, podrían sufrir un daño terminal. Su oportunidad de obtener el 50% de los delegados republicanos, que requería de asegurar una nominación automática en la Convención Nacional Republicana (GOP) de julio, se va a esfumar; y si no es nominado automáticamente, seguramente no lo será se ninguna manera.

Pero, ¿cómo se ha llegado a esto? Hace una quincena, el enrojecido charlatán parecía tener la nominación en el bolsillo, con un 75% de las apuestas sobre él, como algo seguro.

Trump seguía diciendo cosas estúpidas o de mal gusto a cada hora, como si fuera imposible para él hacer vibrar su laringe sin que saliera una imbecilidad por su boca. Aún así, la creencia popular, que hace seis meses le daba la extremaunción cada vez que decía algo desquiciado o salvaje, se había moderado. Parecía que ninguna cosa que el candidato dijera –literalmente ninguna; ni una cita de Mein Kampf, ni una confesión de ser asesino en serie– podía desalentar a esa relativamente pequeña, pero desproporcionada masa ruidosa, o disimulada inmundicia racista, conocida como «la base republicana».

Y entonces, milagrosamente, el santo padre de la arrogante grandilocuencia se encontró con una bala suicida. Si otro fuera el contexto, Dios sabe cuál, uno podría empatizar con él. Luego de emerger ileso de todas sus incursiones en la misoginia –refiriéndose a la menstruación de una conductora de Fox News por su estilo interrogatorio y describiendo a Hillary Clinton como asquerosa por ir al baño, etc., ¿cómo podía derrotarlo su desprecio por las mujeres?

hillary

Y justamente eso fue lo que pasó. Su adorable observación acerca de que las mujeres debían «ser castigadas» por tener un aborto, fue el arriesgado paso que logró lo que parecía imposible. Ni siquiera las incendiarias republicanas evangélicas que podrían proscribir el aborto en caso de violación pudieron aguantar eso. Para ellas, una mujer que interrumpe un embarazo es una pecadora que debe arrepentirse, pero en ningún caso es una criminal (al contrario del médico que lo realiza).

Trump se retractó rápidamente, pero fue muy tarde. Desde ese momento, sus pronósticos empezaron a decaer y los intercambios de apuestas ahora lo consideran tan propenso a perder la nominación como a ganarla. De acuerdo con los cálculos electorales, si pierde Wisconsin, lo que parece seguro, le será extremadamente difícil conseguir a la mitad de los delegados.

En ese caso, damas y caballeros, prepárense para una convención abierta: uno de los más raros y entretenidos espectáculos democráticos que la política de cualquier parte de este condenado planeta nos pueda ofrecer. Si nadie ha ganado una mayoría antes de que empiece, los delegados son liberados de su función para votar de acuerdo a los resultados de las primarias y designaciones, después de la primera y decisiva votación. A partir de entonces, no están obligados a votar por un candidato existente, sino que pueden hacerlo por cualquiera que elijan.

Por décadas no ha habido una convención abierta en la vida real, pero a modo de útil guía desde la ficción, recomiendo la última temporada de House of Cards. Sin spoilers. Basta decir que concierne a la selección de vicepresidente para Frank Underwood, y da una idea de los descontrolados dimes y diretes tras bambalinas que se esperan para julio, cuando Trump no llegue con los 1237 delegados que necesita.

Debido a lo despreciado y sin amigos que es Ted Cruz, no se espera que él sea el beneficiado. El otro contendor actual, el gobernador de Ohio, John Kasich, quien en este campo pasa por moderado, podría tener una oportunidad. Mitt Romney podría aparecer con la esperanza de revertir su anterior derrota e intentar con la Casa Blanca. Aunque su compañero a la vicepresidencia de 2012, Paul Ryan, el inofensivamente ñoño vocero del palacio de gobierno, es visto como el probable candidato del oficialismo. Pero después de cuatro, cinco o seis votaciones, podría emerger cualquiera sobre 35 años, que respire y que tenga su pasaporte al día.

Quien quiera que sea elegido eventualmente, Hillary Clinton irá con su sonrisa más beata mientras el caos de desata. En el caso de que Trump gane una pluralidad, pero no una mayoría de delegados, y que después se le niegue la nominación, millones de fans –zopencos chillones y autocompasivos que no necesitan provocación para quejarse de haber sido engañados– hervirán en ira y se negarán a votar por el candidato republicano que se presente en noviembre.

Así es que, si el juego realmente ha comenzado para Donald Trump, el premio de consuelo viene envuelto en un lazo lujosamente irónico. Después de escupir tanta ponzoña misógina, el logro político por el cual su nombre hará historia será asegurar que quien ocupe el Despacho Oval sea, por primera vez, una señora presidenta.

Columna de Matthew Norman, publicada originalmente en The Independent.

Traducción, El Ciudadano

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