La historia B que no sale en los libros de texto:

Primera organización política mapuche: La Sociedad Caupolicán defensora de la Araucanía

Considerada como la primera organización política mapuche fundada en el año 1910

Por CVN

09/09/2014

Publicado en

Chile / Cultura / Pueblos

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Considerada como la primera organización política mapuche fundada en el año 1910. Su presidente: Manuel Neculman, profesor normalista de Temuco.

Luego de la guerra de ocupación llamada «Pacificación de la Araucanía», el pueblo mapuche utiliza la vía de la lucha política y así se forma la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía» (SCDA), organización nacida en el contexto de la reciente ocupación de Wallmapu y que como resultado dio la posterior elección de diputados mapuche por primera vez en la historia.

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La SCDA es considerada como la primera organización mapuche aun cuando en 1906 existió otra organización de corto alcance para metas en el contexto de elecciones presidenciales: «Sociedad indígena de protección mutua».

EL PASO DE LA GUERRA A LA POLÍTICA

La manera en que se desarrolla el debate y diálogo tiene un contexto que es el de las reducciones mapuche, el contexto posterior a la ocupación de La Araucanía en Chile en 1883 y El Desierto (las pampas) en Argentina en 1885.

El tema es que desde 1833 en adelante y de manera especialmente intensa desde 1852 (durante el gobierno de Manuel Montt) el pueblo mapuche que tuvo que verse forzado a ir a la guerra como su último recurso en la fase de defensa de sus fronteras y luchó contra los invasores en las campañas militares «Pacificación de la Araucanía» de parte de Chile y con la «Campaña del Desierto» por parte de Argentina para ocupar las pampas.

Finalizó en 1883 en Chile y 1885 en Argentina y esto tuvo como fin la anexión de los territorios mapuche a los estados de Argentina y Chile.

Recién en ese momento se fundaron ciudades que por lo que vemos son muy recientes en ambos países.

LA VÍA POLÍTICA MAPUCHE

Frente a ese escenario, la reflexión del pueblo mapuche fue que ya que no se podía hacer una defensa bélica, sí se podía hacer una defensa política usando los instrumentos del derecho que les correspondía al ser obligados a ser ciudadanos de los nuevos países. Necesidad imperiosa ya que se estaba frente a una indefensión frente a la ley.

Así es cómo nacieron las organizaciones políticas que son parte del proceso de diálogo del mapuche frente al Estado. Se reedita una tradición de diálogo de ideas como siempre fue antes con los Koyaqtun o parlamentos.

Los antiguos longkos, viejos ya en ese momento, habían sido educados en escuelas de las misiones en Araucanía y así habían podido tener acceso a la alfabetización (en tiempos en que la mayoría de la población chilena era analfabeta por ser en su mayoría inquilinos y peones de fundo).

Esos longko que representaban a diversos territorios, tuvieron descendientes que a principios de siglo XX obtuvieron una educación en lo mapuche y en lo occidental. Se transformaron entonces en portavoces mapuche que tomaron el mando de la responsabilidad de continuar con la tradición y la cultura.

La generación de posguerra mapuche formó organizaciones mapuche en defensa de su pueblo. Nacen así la SCDA (1910), la Federación Araucana con el deslumbrante líder Manuel Aburto Panguilef (FA, 1916) y muchas otras que fueron ejemplo de determinación a seguir existiendo en pleno nacimiento de los pueblos de Temuco, Lautaro, Nueva Imperial y otras en los primeros años del siglo XX.


LA MEMORIA DE UN PUEBLO

Un ejemplo de determinación a seguir existiendo como pueblo aun cuando el destino ofrece obstáculos que parecen definitivos. La búsqueda del diálogo siempre se dio en las relaciones entre mapuche de diversos territorios.

Existe una continuidad de la antigua diplomacia mapuche de los longko que mediante la palabra encontraba soluciones pacíficas y humanas a las divergencias.

Así pues, ha habido y hay una tradición de diálogo en el pueblo mapuche que es un honor conocer y es necesario señalarlo una vez más.

Hay una historia y una memoria que permanece en el recuerdo mapuche. Recordar una y otra vez es la constante.

Feley may.

Por Ignacio Kallfvkvra

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