Represión brutal en Haití: isleños mantienen lucha para destituir al presidente Moïse

Las protestas fueron provocadas principalmente por las denuncias de que altos cargos, entre ellos al primer Mandatario, podrían estar implicados en el desvío de hasta 2.000 millones de dólares estadounidenses robados del Petrocaribe

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Las masivas protestas en Haití están por culminar su séptima semana consecutiva en las calles del país y exigiendo la renuncia del presidente Jovenel Moïse. Su lucha es lograr un cambio en el modelo social, político, económico y laboral de la nación caribeña, víctima de altos índices de extrema pobreza, miseria, desempleo y una profunda desigualdad.


Desde que comenzaron las protestas masivas, al menos 42 personas han sido asesinadas, según el registro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Al respecto, Amnistía Internacional (AI) publicó este viernes un informe en el que verifica el uso excesivo de la fuerza por parte de los elementos de seguridad contra los manifestantes.

En ese sentido, Amnistía recalcó que las autoridades de Haití deben poner fin al uso ilegítimo de la fuerza contra manifestantes y garantizar el derecho a la vida. La petición de este organismo se da luego de que verificaran «múltiples casos de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía durante seis semanas de protestas antigubernamentales, en las que al menos 35 personas perdieron la vida».

Amnistía sostiene, además, que en muchas de las muertes «estuvo implicada la Policía Nacional». «Las imágenes que hemos verificado arrojan luces sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por las autoridades haitianas. Las fuerzas de seguridad bajo el mando del presidente Jovenel Moïse han hecho uso de la fuerza excesiva. Esos incidentes deben investigarse de manera inmediata, exhaustiva y efectiva”, precisó Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de AI.

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Manifestantes trasladan a una de las víctimas de la represión en un féretro durante las protestas. Foto: Agencias

«El presidente Moïse debe tomar medidas urgentes para garantizar que quienes protestan contra su gobierno pueden hacerlo de forma segura, sin poner su vida en peligro. La policía debe dejar de utilizar armas de fuego cargadas con munición real en el contexto de las protestas, y debe tomar medidas especiales para garantizar la seguridad de los periodistas que informan sobre la situación política y de derechos humanos en Haití», cita el informe.

Asimismo, agrega que el personal de investigación de Amnistía y el Cuerpo de Verificación Digital de la organización verificaron videos de varios incidentes en los que la policía utiliza armas menos letales de forma indiscriminada e ilegal, incluidos casos en los que se ha lanzado gas lacrimógeno desde un vehículo policial en marcha contra personas que manifestaban pacíficamente.

«Se ha disparado contra manifestantes con munición menos letal a una distancia extremadamente corta, y se ha golpeado a un manifestante. Amnistía Internacional ha verificado también casos en los que la policía, armada con rifles semiautomáticos, ha disparado munición real durante las protestas, contrario a lo establecido por el derecho internacional de los derechos humanos y las normas internacionales relativas al uso de la fuerza».

El estudio también revela que entre el 16 de septiembre y el 17 de octubre, la ONG haitiana Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) documentó al menos 35 muertes en el contexto de las protestas, incluidas al menos nueve a manos de la policía.

En ese mismo período, la ONG informó de que más de 200 personas habían resultado heridas, entre ellas -al menos- ocho periodistas.

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La indignación y el hambre mantienen movilizados a los haitianos en la calle. Foto: Agencias

Violaciones a DD. HH. verificados por Amnistía

De acuerdo con Amnistía, se verificaron dos problemas centrales contra los derechos humanos de los haitianos durante las protestas. El primero es el uso indiscriminado de armas menos letales, mientras que el segundo es el uso de munición real en el contexto de protestas.

Según el derecho y las normas internacionales de derechos humanos, el uso de las armas menos letales —como el gas lacrimógeno, los cañones de agua o las balas de goma— debe limitarse a situaciones específicas, tras someterlas a un cuidadoso examen y sólo cuando sea necesario y proporcionado a un objetivo policial legítimo, ya que pueden causar lesiones graves o la muerte.

Ejemplo 1: Un vehículo policial en marcha lanza lo que se sospecha que es gas lacrimógeno contra personas que se manifiestan pacíficamente. «El 11 de octubre, en torno a la Route de Delmas, en Puerto Príncipe, un vehículo policial en marcha arrojó imprudentemente lo que se sospecha que era gas lacrimógeno contra personas que se manifestaban pacíficamente, y las obligó a dispersarse».

Ejemplo 2: La policía dispara a quemarropa contra dos hombres. «El 4 de octubre, en el contexto de las protestas de Puerto Príncipe, Haití, unos funcionarios encargados de hacer cumplir la ley que empuñaban armas de fuego dispararon sin cuidado lo que se sospecha que eran balas de goma contra dos hombres mientras éstos huían y escalaban una valla».

Ejemplo 3: Un policía golpea a un manifestante que huye de cañones de agua. «El 11 de octubre, en torno a la Route de Kenscoff, Puerto Príncipe, un agente golpeó en el estómago a un manifestante que huía de los cañones de agua».

Con respecto al «Problema 2: Uso de munición real en el contexto de protestas», el informe de AI cita: «El derecho y las normas internacionales disponen que la munición real sólo debe utilizarse como último recurso y cuando sea estrictamente necesario para proteger frente a una amenaza inminente para la vida o una amenaza inminente de lesiones graves».

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Una de las protestas masivas

«Las armas de fuego cargadas con munición real no son adecuadas para utilizarlas durante manifestaciones públicas o en otras concentraciones de personas. Si se requiere el uso de la fuerza para dispersar reuniones públicas violentas, este uso debe cumplir los principios de estricta necesidad y proporcionalidad», denuncia el organismo.

Ejemplo 4: La unidad de seguridad del Palacio Presidencial utiliza armas militares durante protestas. «El 16 de octubre, en la plaza Jean-Jacques Dessalines, Puerto Príncipe, Haití, unos miembros de la Unidad General de Seguridad del Palacio Nacional, instancia especializada de la Policía Nacional de Haití para garantizar la seguridad del Presidente y del Palacio Nacional, interrumpieron el funeral de una persona que presuntamente había perdido la vida en el contexto de las protestas. Según medios locales, ese mismo día se celebraron funerales similares en todo el país».

«Los agentes iban armados con modernos rifles israelíes Galil ACE, un arma adecuada para operaciones de combate, no para el control policial de manifestaciones masivas, y un policía disparó munición real al aire cerca de donde se encontraban los manifestantes. Según la RNDDH, dos personas resultaron heridas durante el incidente. Amnistía Internacional no ha podido verificar cómo resultaron heridas», cita el informe.

Ejemplo 5: Un policía dispara munición real contra manifestantes que huyen. «El 11 de octubre, al menos un funcionario encargado de hacer cumplir la ley disparó munición real con una pistola contra manifestantes que huían en Petion-Ville, cuando no existía un riesgo evidente o inmediato para el agente (único caso en el que habría una justificación legítima y proporcionada para el uso de esa fuerza). Otro vídeo tomado en la zona sugiere que las protestas eran pacíficas».

El informe de Amnistía también destaca como «información complementaria» el hecho que las protestas masivas tienen más de un año en las calles de forma intermitente, justo antes de la reciente avalancha que ya va para su octava semana consecutiva.

Las protestas, de acuerdo al informe, fueron «provocadas principalmente por las denuncias de que altos cargos, entre ellos el presidente Jovenel Moïse, podrían estar implicados en el desvío de hasta 2.000 millones de dólares estadounidenses robados del Petrocaribe».

«En febrero, 41 personas murieron y 100 resultaron heridas en el contexto de protestas similares, según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. En septiembre, el Comité para la Protección de los Periodistas condenó los disparos recibidos por Chery-Dieu-Nalio, quien resultó herido después de que un senador realizara un disparo al aire cerca del edificio del Senado. El 10 de octubre, Néhémie Joseph, periodista de Radio Mega, fue hallado muerto en su automóvil.

ONU confirma 42 personas asesinadas en las protestas

Este viernes, la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Marta Hurtado, advirtió a través de un comunicado que al menos 42 personas han sido asesinadas y otras 86 han resultado heridas desde que se desató la última seguidilla de protestas en Haití, el pasado 15 de septiembre, en medio de una fuerte crisis social, económica y política.

Hurtado señaló que entre las víctimas fatales hay un periodista y destacó que otros nueve reporteros terminaron heridos en medio de los disturbios. Además, se conoció que varios cronistas han sido amenazados, razón por la que la oficina de la ONU instó a los actores involucrados «abstenerse de atacarlos y respetar la libertad de los medios de comunicación para informar sobre la situación».

De acuerdo con reportes de medios locales y denuncias deorganizaciones sociales, en los últimos días la tensión en el país creció debido a los reclamos de la sociedad haitiana, que ahora cuenta con los que hace los propios funcionarios policiales, quienes exigen mejores condiciones laborales o de lo contrario dejarán las armas.

Mientras se agrava el conflicto y continúan las movilizaciones contra el presidente Moise, quien se niega a dejar el cargo, el miércoles de esta semana cientos de médicos y trabajadores de la salud se sumaron a las multitudinarias protestas para exigir su dimisión.

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El presidente Jovenel Moise es un aliado cercano al Gobierno de Estados Unidos. Foto. Agencias

La ONU también expresó su preocupación porque muchos hatianos no pueden acceder a servicios básicos, y que la inestabilidad social ha generado que «la mayoría de los niños» no asistan a sus escuelas.

Otra motivo de preocupación para la ONU es que la ciudadanía presenta «serias dificultades para obtener alimentos, agua potable, medicinas y combustible», lo que perjudica el normal desarrollo de la vida cotidiana.

Por ejemplo, en los centros de salud se registra «escasez de electricidad, combustible, suministros y la incapacidad de muchos médicos para llegar a sus lugares de trabajo».

La funcionaria de la ONU (Hurtado) también expresó su preocupación porque muchas sedes judiciales cerraron por motivos de seguridad, debido al exceso de detenidos en forma preventiva. Además, la situación complica a la ONU para realizar sus tareas de asistencia humanitaria, las cuales se han visto disminuidas.

Debido a la fuerte ola de protestas, el país vecino, República Dominicana, desplegó alrededor de 10 mil militares en cuatro puntos claves de la frontera. Por el momento, no se reportaron situaciones violentas en esa otra nación caribeña.

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Una mujer pide un alto al fuego de las fuerzas de seguridad en medio de las manifestaciones. Foto. Agencias

La crisis en Haití alcanza nuevas dimensiones

En un análisis del internacionalista Lautaro Rivara, publicado por TeleSUR, las movilizaciones en Haití han tomado nuevas dimensiones y cada vez más señalan a la injerencia e invasión estadounidense como una de sus principales preocupaciones y motivo de lucha.

«Las organizaciones populares reclaman, junto a otros sectores de oposición, la dimisión inmediata del presidente Jovenel Moïse y la resolución de la interminable crisis haitiana, que no deja de profundizarse, alcanzando día a día nuevas dimensiones», describe Rivara.

El analista destaca que durante esta séptima semana de protestas «y a cien años del asesinato de Charlemagne Peralta, el héroe de la resistencia a la invasión norteamericana entre 1915 y 1934, las mayorías haitianas se movilizan en todo el país. En la capital, Puerto Príncipe, marchan, significativamente, hasta la embajada norteamericana, denunciando la continuidad de su injerencia en los asuntos domésticos de la nación».

«Por otro lado, el Foro Patriótico, espacio que aglutina a más de 62 movimientos sociales y partidos políticos, se movilizan en siete grandes ciudades repartidas por toda la geografía nacional: Jérémie, Les Cayes, Miragoâne, Jacmel, Port-de-Paix, Hinche y Mirebalais», destaca Rivara.

Asimismo, también hace referencia a la situación alimentaria del país y recuerda que el pasado 18 de octubre, «el Gobierno haitiano solicitó asistencia alimentaria a Estados Unidos, a través de una misiva firmada por el Ministro de Asuntos Exteriores, Bocchit Edmond, dirigida al Secretario de Estado, Mike Pompeo».

La carta expresa: «Hago a su país, a nombre del Gobierno de la República, un pedido de ayuda urgente y del soporte logístico correspondiente para su distribución. Esta asistencia podría inscribirse así mismo en el marco del importante programa “Food for Peace” (Comida por Paz).

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Con el pasar de las semanas las protestas aumentan de intensidad. Foto: Agencias

En la misiva se añade que, respecto a las políticas estatales en materia alimentaria, «los mecanismos establecidos, carentes de los medios financieros adecuados, aún no han producido, infelizmente, los resultados esperados».

El hambre alcanza en Haití a 49,3 % de la población, según un informe de la FAO. «Hoy, la crisis energética en curso, el desabastecimiento de combustibles, la paralización del transporte a nivel nacional y el cierre de mercados, imposibilita que el campesinado coseche y comercialice su producción agrícola, que ya comienza a pudrirse en los campos», narra Rivara.

Además, agrega que consecuentemente la población rural ve afectado su único medio de subsistencia, a la par que los precios de los alimentos alcanzan precios exorbitantes en las grandes ciudades.

«Por último, el bloqueo casi permanente de regiones enteras del país y el control territorial de grupos criminales, impide la distribución de alimentos y agua por parte de las organizaciones internacionales que brindan asistencia a las poblaciones más vulnerables».

Sin embargo, diferentes sectores del país alertan sobre la utilización de la crisis alimentaria como una excusa para promover una “invasión humanitaria”, dado que la contraparte logística de la ayuda solicitada sería el despliegue de militares norteamericanos alrededor del territorio nacional.

«No sería la primera operación de estas características, si atendemos al hecho de que luego del terremoto del 2010, mientras países como República Dominicana, Colombia, Venezuela y Cuba enviaban rescatistas, médicos e ingenieros para socorrer a las víctimas, Estados Unidos aprovechó la debacle para ocupar el Aeropuerto Internacional y desplegar a miles de marines por todo el territorio».

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Un manifestante reza mientras son reprimidos por la policía. Foto: Agencias

Crisis política e institucional, una dictadura en vísperas

En octubre pasado correspondían las elecciones parlamentarias para renovar las bancas de los senadores. «La gravedad de la crisis, la inestabilidad política y el rechazo unánime a un sistema electoral viciado, fraudulento y controlado técnica y políticamente por Estados Unidos y organismos internacionales, provocaron que las elecciones no fueran ni siquiera sopesadas por el Gobierno y las fuerzas de oposición», explica Rivara.

«Desde la renuncia del ex primer ministro Jean-Michel Lapin, Haití carece de gobierno. La propia Constitución establece un régimen híbrido compuesto por un presidente, en el rol de Jefe de Estado, y de un Primer Ministro, encargado de la jefatura de gobierno».

«Si a esto sumamos el hecho de que las bancas de los senadores vencen en enero próximo, el país se enfrenta a una profundización dramática de la dimensión política e institucional de la crisis», agrega Rivara.

Carente de Gobierno y de presupuesto oficial, Haití, un país semiparlamentario, tampoco tendrá un parlamento válido y en funciones al comenzar el año entrante. Esto habilitará, de facto, un procedimiento aún más discrecionales en la toma de decisiones, dado que el Presidente comenzaría a gobernar el país por decreto, sin contrapesos ejecutivos ni legislativos de ninguna índole.

«La estrategia dilatoria de Moïse y sus aliados norteamericanos consiste en capear el temporal hasta enero, para socavar la de por sí escasa legitimidad del grupo de senadores opositores del Sector Democrático y Popular», denuncia Rivara.

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Manifestantes mantienen el país paralizado para lograr la renuncia de Moise

Crisis y guerra psicológica

Rivara también resalta que en los últimos días se ha desplegado una serie de operaciones de desinformación y guerra psicológica bien orquestadas por el régimen de Moise. En primer lugar, estas maniobras buscaron instalar en repetidas ocasiones la siempre desmentida renuncia del presidente Moise.

«El 29 de octubre, en un breve discurso subido a sus redes sociales, éste ratificó su continuidad en el poder y volvió a convocar a un diálogo imposible, rechazado de plano por todos los sectores de la vida nacional. Consumando una extraña contorsión discursiva, e intentando reflotar su antigua imagen de “outsider” de la política tradicional, el empresario bananero comenzó a criticar el sistema político y económico del que es, sin embargo, su más alto representante».

En segundo lugar, diferentes fake news (noticias falsas), atribuidas a líderes de la oposición al tradicional periódico Le Nouvelliste y a periodistas reconocidos en el país, buscaron instalar que sectores de la oposición conservadora habrían decidido tomar las armas para forzar la dimisión de Moise.

«El peligro de estas operaciones de río revuelto es que pretenden estimular la violencia callejera, que lejos de ser intrínseca a las movilizaciones de masas, es monopolizada por sectores criminales ligados al poder político, tal y como pudimos ver en algunos estremecedores tiroteos que fueron captados por ciudadanos y subidos a las redes sociales en los últimos días», describe el analista.

Por último Rivara precisa que «la política de terror mediático sólo puede resultar provechosa para quiénes pretenden intimidar a la población para que abandonen las calles, o para quiénes quieren generar un escenario de guerra civil que dé la coartada a una intervención norteamericana que arbitre las disputas entre las diferentes fracciones de la burguesía y la oligarquía. Los movimientos sociales han sido muy enfáticos al garantizar el carácter pacífico de las protestas, en rechazar la violencia externa al proceso de movilización popular y todo tipo de intervención odiosa».

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