Boric: la pulsión centrista
El estallido fue no sólo una reacción contra la desigualdad y la pobreza, contra el arribismo innato de las nuevas religiones morales del neoliberalismo—el couching, la “buena presentación”, el dialoguismo, la meritocracia—sino también contra la pulsión centrista. Las consignas políticas de esta pulsión están a la vista: el gradualismo, la “gobernabilidad”, el diálogo y sus promesas, el cuidado de las formas, la condena unilateral a todas las violencias y—lo que Gabriel Boric ha encarnado de una forma casi lisonjera—el llamado “condenismo".