Entrevista a Fernando García Naddaf

Analista sobre protagonismo de Berlusconi en elecciones en Italia: «Sorprende que siendo condenado y vinculado a la mafia, todavía respire»

"Cuando él levanta su grupo para instalarse en el poder, vuelve a decir lo mismo, que es evitar que los izquierdistas suban y eso en los sectores más conservadores populares es atractivo y movilizador", sostiene el académico de la UDP. Por Diego Chandía

Por Diego Chandia

04/03/2018

Publicado en

Entrevistas / Mundo / Política / Portada

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Este domingo se realizan en Italia las elecciones en donde se escogerán 630 diputados y 315 senadores. Un proceso marcado por la mediática intervención del ex primer ministro y líder del partido derechista Forza Italia, Silvio Berlusconi, quien aún estando inhabilitado para ocupar un cargo público por estar condenado por fraude fiscal, podría volver al poder -en las sombras- en caso de que su sector obtenga una buena votación.

Conversamos con el director del Magíster en Política y Gobierno de la Universidad Diego Portales, Fernando García Nadaff, quien analiza este particular escenario y sostiene que lo que ocurre con personajes como Berlusconi o Donald Tramp, es que «desde los ’80 en adelante, buena parte de los liderazgos que se encarnan, están anclados a la ‘espectacularización’ de la política».

– Respecto a la reaparición mediática de Silvio Berlusconi, siendo un impulsor de la derecha en estas elecciones parlamentarias y considerando todos los escándalos y condenas que ha tenido, ¿cómo se reinventa un personaje de estas características para seguir teniendo notoriedad?

Fernando García Naddaf

Para mí esto es un símbolo o una expresión de estos tiempos que aparentan ser más participativos, más racionales o más democráticos en muchos sentidos, pero en realidad lo que estamos viendo es que la política-espectáculo que se inauguró en los años ’80, sigue muy vigente con su mismo lenguaje y representaciones.

Con un tipo como Berlusconi, que realmente representa todo lo antipolítico del siglo 20 -en el siglo XX el político tenía que ser un tipo que tenía cierta ética, que tenía cierto discurso ideológico, que era capaz de representar ideas y población, clases, en fin-, nos damos cuenta que desde los ’80 en adelante, buena parte de los liderazgos que se encarnan, están anclados a la «espectacularización» de la política, es decir, a una lógica que está al servicio de la mediatización. Por lo tanto, ocupa las leyes y los lenguajes de los medios de comunicación masivos. Esto es lo que hace Trump, por cierto. Como ellos saben ocupar bien los medios de comunicación reciben hartos niveles de visibilidad, son muy conocidos, mucho más que otros políticos tradicionales que uno podría valorar en términos de ética o en otros términos más tradicionales o normativos de la política. Berlusconi es sorprendente en ese sentido; un tipo que ha sido condenado, vinculado con la mafia, con malas prácticas, que el tipo todavía respire, eso es lo raro.

– Berlusconi tiene una condena por fraude al Fisco que le impide acceder a cargos públicos hasta 2019, pero fue él como líder de Forza Italia quien nominó a Antonio Tajani como candidato a Premier. ¿Qué te parece esta fórmula para mantener su influencia?

Cuando se ha querido hacer ese tipo de experimentos, al final el que ostenta el poder legítimo es el que lo empieza a ejercer realmente. Lo que ocurrió con (Rafael) Correa en Ecuador, no es una garantía de nada. Al final, el poder se va a anclar, se va a ejercer desde la legitimidad del voto parlamentario.

– Si consideramos que reaparece con tanta fuerza una imagen de la «vieja política» y que se espera un alto porcentaje de abstención del electorado más joven en Italia, ¿qué pasa con ello de aquí en más?

La baja participación de los rangos etarios más jóvenes es algo que está pasando en todas partes del mundo. Eso forma parte de una matriz ideológica que está operando muy orientada a un mercantilismo utilitarista muchas veces; que hace que el tipo que esté más ideologizado, más politizado en definitiva, sea el que vaya y vote, y esos son los más viejos. Los jóvenes solamente enganchan con algunos temas que son capaces de movilizarlos, porque la forma de ver la política de ellos es muy parecida a la forma del mercado, es decir, que entran y salen, no hay muchos cuestionamientos.

– ¿Crees que este es un caso exclusivo italiano o una situación generalizada en el mundo?

Hay que entender que vivimos en un mundo cargado por ciertas características, la Guerra Fría, la globalización de los mercados, la digitalización. Estos tres elementos permiten que surjan liderazgos no solo como el de Berlusconi, sino también como el de Trump. Hay una erosión de las formas tradicionales de poder que se iniciaron en el siglo XX, eso lo vemos en todas partes. Esos eran liderazgos de tipo tradicional, marcados en Europa y Estados Unidos por la Guerra Fría. A los políticos se les pedía un tipo de actitudes y atributos. Ese mundo terminó y nos estamos adaptando a estos nuevos liderazgos que entran en conflicto con el deber ser del político que todos tenemos en la cabeza. Lo que pasa es que todavía nos tenemos que adaptar. Pero este es un proceso que viene de los ’90 para acá. El mismo Berlusconi, cuando empezó a ser político, viene de esta época. Estamos viendo crecientemente este tipo de personajes –políticos pop se les ha llamado alguna vez- que en cierta manera renuncian a las formas representativas tradicionales, legítimas. En cierta manera, al renunciar a ellas se convierten en liderazgos carismáticos que buscan representar a la población de forma casi directa, resignificando la política.

Los populismos, en general, son así, de derecha o izquierda. Podemos (partido) en España, Jean-Luc Mélenchon en Francia, Beatriz Sánchez en Chile, son gente que viene de los medios de comunicación y que en cierta manera reniegan de los partidos políticos tradicionales. Al renunciar a todas estas formas intermedias, se vuelven catalizadores de ciertas demandas sociales más populares, pero con un fuerte énfasis en la utilización de los medios de comunicación. Berlusconi profita de esa situación.

El voto popular representa eso también. Cuando Berlusconi surge, viene con la idea del anticomunismo. Hoy día cuando él levanta su grupo para instalarse en el poder, vuelve a decir lo mismo, que es evitar que los izquierdistas suban, y eso en los sectores más conservadores populares es atractivo y movilizador.

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