Orquesta Típica Fernández Fierro: El bandoneón es un arma

El tango ha tenido un resurgimiento en la población más cabra y solo es cosa de asomarse a los locales en donde suena esta música acá en la capital y la población que abunda en ellos es tanto joven como de la vieja guardia.

Personalmente, con frecuencia huyo de los lugares comunes que impone la moda, porque siempre resultan sospechosos, leves, como si en ese alcance notorio que convierte en tendencia cualquier cosa se escondiera secreto un final próximo y burdo. Sin embargo, hay viejas formas que cobran vida y que se instalan en una silente vanguardia, distante de hashtags y rankings y desde hace mucho que el tango es una de ellas. Porque el tango siempre ha habitado entre nuestras nuevascancioneschilenas, nuestras rancheras, nuestras cumbias y tropicales.

Si es casero, es mucho mejor

La Orquesta Típica Fernández Fierro –para efectos de lo que venga, OTFF-, es un colectivo en la absoluta dimensión del concepto. Nacida en 2001, esta agrupación de 13 músicos se comporta con las dinámicas de una tribu: autosuficiencia –cuentan con una radio, editan sus propios discos, armaron su propio espacio para tocar, el Club Atlético Fernández Fierro-, creatividad, riesgo, hermandad.

En tiempos en donde el corporativismo es el escenario por donde transitamos y da lo mismo estar acá que en cualquier parte, la OTFF es una honesta rescatista del detalle que nos define, de ese pecho caliente y esa cabeza fría -como decía Parra-, de esa escena en que habitamos entre lo sublime y lo iracundo. Nuestra ira y nuestra roja sangre.

Porque lo que pasa en «Demolición» por ejemplo, es la primera prueba de que las convenciones dejaron de ser un lugar seguro, configurando una canción en formato tango que se desmarca de lugares comunes y nos habla, como si el sonido hubiese sido parido en un riff rockero, que «De ahora en más no hablará el corazón / gritará la violencia su lenguaje de oscuro rencor». ¡Y qué ira más bella! -recuerdo a Zach de la Rocha que susurra que «la rabia es un regalo»-, porque históricamente se nos confinó a ser parte de la fila inamovible antes del himno, del jumper más abajo de la rodilla, del silencio frente al jefe de mierda. Esta canción es la entrada a un universo de desajustes en donde -en exquisita clave tango- las pachotadas y las formas de resistencia a muchos lugares carajos encuentran una perfecta respuesta.

¿Tradición?

Chino Laborde, el cantante -o cantor, según se quiera-, dejó de estar en esta numerosa agrupación hace algún tiempo y en su reemplazo llegó la contundente voz de una mujer, Julieta Laso. Y hasta este giro confirma la claridad en el espíritu que alimenta a la OTFF a través de los años: el desparpajo, una intensa actitud de incomodidad y una encantadora insolencia llena de bandoneones y violines.

En tiempos en donde el mundo que nos importa muere y muere, esta Orquesta se encarga de revertir las viejas prácticas de acomodo en donde se busca un formato habitual para escuchar la música, haciendo una patuda herida en la dura piel de la tradición y oír -más encima en vivo- en mitad de un tango frases como «Dando vueltas y vueltas como un pájaro ciego / destruyendo las cosas que no tienen repuesto», confirmando que este colectivo se hace cargo de entender el pulso creativo como una un camino carente de pies forzados y que la música siempre, siempre es la excusa perfecta para decir o para sonar como ella quiera.

Viejas palabras, nuevas voces

Lo repito y sí que es cierto. Los históricos han empezado a morir, aquellos que nos enseñaron a escuchar y vivir la música como si fuera una religión, han empezado a largarse del mundo de los vivos y es por eso que hay que entender de nuevo cómo es la cosa.

La tradición es siempre una tentadora y hermosa imagen, pero eso no significa que esa linda foto cierre los tratos del sonido que se configura en estos tiempos y eso es justamente lo que tiene tan claro la OTFF. Las viejas canciones siguen viviendo -también- porque las nuevas excusas las visitan y las colorean con los tonos de estos convulsos tiempos.

Este «En vivo» es simplemente un grito antiguo en boca de un sujeto que habla en estos tiempos.