El cerebro olvida para ahorrar energía

Un estudio revela que el cerebro posee mecanismos para que olvidemos la información innecesaria

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Un estudio revela que el cerebro posee mecanismos para que olvidemos la información innecesaria. El informe fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y liderado por científicos de la Universidad de Lund (Suecia) en el que ha participado Riccardo Zucca, investigador del Grupo de Investigación en Sistemas Perceptivos Emotivos y Cognitivos y del Centro en Neuro-Robótica y Sistemas Autónomos del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Universidad Pompeu Fabra.

Una de las principales facultades cerebrales es la de ser capaz de asimilar nuevos estímulos, sin embargo el cerebro rechaza información nueva si la reconoce como similar a la ya existente. Así se da la paradoja de que “dos estímulos producen peores resultados que uno solo, aunque lo que está realmente pasando es que el cerebro activa mecanismos neuronales para evitar el gasto energético que supone el aprendizaje”.

La actividad neuronal encargada de memorizar información resulta ser un gasto energético adicional, por lo que el cerebro olvida de manera intencionada para ahorrar energía -a veces temporalmente. Cuando el cerebro ha aprendido una determinada asociación se activa el mecanismo de freno del aprendizaje, aunque nosotros no seamos conscientes de ello.

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Este fenómeno no tenía todavía una explicación fisiológica, aunque ya había sido descrito anteriormente en el modelo Rescorla-Wagner, que ha encabezado la investigación en ciencias de la conducta y la neurología durante décadas, por lo que este nuevo estudio viene a complementar el anterior.

En el artículo publicado en PNAS se describe el experimento diseñado por los científicos para extraer sus conclusiones. En una primera fase, se aplicaron dos estímulos al modelo experimental animal para que el cerebro los asociara: un tono acústico -o señal luminosa- junto con una ráfaga de aire que provocaba el parpadeo del ojo. En seguida, se vio que el sujeto parpadeaba el ojo en el momento en que escuchaba nuevamente el tono -o la señal luminosa, aun sin ráfaga de aire.

Finalmente, al aplicar de nuevo el tono acústico o la señal luminosa, a la vez con la ráfaga de aire, la asociación entre los estímulos se volvía confusa.

“Las conclusiones del estudio pueden explicar porqué una asociación más fuerte conduce a un valor de refuerzo menor, en el contexto de un experimento de comportamiento condicionado”, señala Zucca.

Los científicos del actual trabajo han estudiado células de Purkinje provenientes del córtex del cerebelo de hurones y han observado que las respuestas de las células de Purkinje, desencadenantes del parpadeo adaptativo condicionado temporal, suprimen el estímulo no condicionado gradualmente, proporcionando por primera vez una evidencia fisiológica del fenómeno descrito en el modelo de Rescorla-Wagner.

Fuente: Bio bio

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