Tres chilenas inventan un dispositivo que permite “enchufar” tu celular a una planta para cargarlo

Dicen que tenemos teléfonos celulares por encima de nuestras posibilidades, o al menos, del de nuestras baterías

Dicen que tenemos teléfonos celulares por encima de nuestras posibilidades, o al menos, del de nuestras baterías. Quedarse sin energía se ha convertido uno de esos “dramas del primer mundo” para el que han inventado incluso una palabra: la nomofobia. Es una abreviatura de la expresión española “no-mobile-phone-phobia”, y fue acuñado durante un estudio realizado por la oficina de correos británica para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles cuando lo tienen desconectado, no tienen cobertura o están lejos de él.

Esto fue lo que les ocurrió a tres estudiantes chilenas, la ingeniera informática Camila Rupcich, la ingeniera electrónica Evelyn Aravena y la ingeniera industrial Carolina Guerrero, en la víspera de la entrega de un trabajo que tenían que presentar en la universidad. Tenían celulares y un computador portátil para realizar su proyecto pero la batería de ambos dispositivos se agotó y en el patio de la universidad no había enchufes, sólo “inútiles plantas”.

En ese momento se les ocurrió la idea:
“ojalá pudiéramos enchufarlas a las plantas”

energía plantas

En un ejercicio de innovación y creatividad, pensaron si realmente sería posible ese deseo y si se podría desarrollar una tecnología que permitiera usar recursos naturales como fuente de energía. Después de tres años de investigación crearon un cargador que, en lugar de enchufarlo a la corriente eléctrica, se introduce en la tierra de una planta sana.

«Nuestra tecnología se basa en aprovechar la energía de las plantas. Hemos creado un biocircuito que permite cargar dispositivos portables básicos y, además, proteger a la planta».

Las tres ingenieras destacan un detalle muy importante: que la carga de un dispositivo no daña la planta. El tiempo de carga es de hora y media, y por el momento, funciona para smartphones, tabletas, lámparas pequeñas y dispositivos USB. Las investigadoras siguen trabajando en el proyecto y esperan poder comercializarlo en un futuro. Su nombre: E-kaia.

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