Pasó de beber en las calles a ser deportista de primer nivel

La historia del golfista que salió del alcohol y se convirtió en figura

El australiano Jason Day, campeón del Campeonato de la PGA, califica su historia como “increíble. No sé qué hubiera sido de mí sin el golf".

Por Alex Ripne

19/08/2015

Publicado en

Deportes

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jason-day-wgc-match-play-2014-5t-960_t640A los 12 años vagaba por las calles borracho y encadenando peleas. Nunca asumió la muerte de su padre por un cáncer estomacal. Alvin Day había sido quien había regalado el primer palo de golf a Jason. Allí, en los campos públicos empezó la carrera del niño prodigo, un superdotado para este deporte que vio truncado su sueño enseguida por el adiós de su progenitor.

Donde se formaron el golfista Adam Scott y la atleta Cathy Freeman, entre otros, Jason se reencontró con el golf y la vida propia de un adolescente. Con 12 años y medio se hizo cargo de él Colin Swatton, que no sólo pulió su técnica y talento sino que se convirtió en un segundo padre para él. “Lo es todo para mí, mi mundo. Le amaré hasta la muerte”, proclamó el campeón sobre quien sigue a su lado como caddie, a la persona a quien primeró se abrazó, lloroso, en el hoyo 18 de Whistling Straits.

“Yo no sería lo que soy si mi padre no hubiera muerto: cerró una puerta, pero otra se abrió gracias a los sacrificios de mi madre”, que siguió a su hijo desde Queensland. Day se acordó de ella y de toda su familia, de la que perdió ocho miembros, incluida su abuela, en el tifón que asoló Filipinas en 2013.

“Estoy tan orgulloso de él como un padre lo estaría de su hijo”, subrayó el caddie Colin Swatton.

Un final feliz a una historia “que debe ser contada para que se comprenda lo que siento. Si no hubiera aceptado el desafío de ser mejor, no estaría rodeado de las personas que tengo hoy en día”

 

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