Ataques de falsa bandera admitidos

El primero de una serie de artículos en los que hablaremos de los ataques de falsa bandera que han sido admitidos por todo tipo de potencias mundiales a lo largo de la historia. Saber de estos incidentes nos abre los ojos sobre cómo el poder actúa de forma caprichosa de acuerdo a sus intereses, sean cuales sean y tengan las consecuencias que tengan.

Por Marta Ubeda

10/02/2015

Publicado en

Justicia y DD.HH / Mundo

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 El incidente de Manchuria

Incidente Mukden

En septiembre de 1931, un tramo del ferrocarril del sur de Manchuria, gestionado por una compañía japonesa, fue dinamitado por las mismas tropas japonesas para culpar de la explosión a los soldados chinos y, alegando legítima defensa, invadir al día siguiente la ciudad de Manchuria. A este hecho se le conoce históricamente como ‘el incidente de Mukden‘ o ‘el incidente de Manchuria’. Varios de los partícipes en el plan admitieron en varias ocasiones su implicación en la trama y declararon que el objeto del incidente era inventar una excusa para justificar la ocupación de Manchuria. Hashimoto fue uno de los oficiales de alto rango que estuvo involucrado en este acto de falsa bandera.

El incidente Gleiwitz

 Operación HimmlerEl incidente Gleiwitz u operación Himmler es una operación de falsa bandera llevada a cabo por las fuerzas nazis en 1939 para justificar la invasión de Polonia. La operación consistió en un ataque llevado a cabo por tropas alemanas vestidas con el uniforme polaco hacia la emisora de radio alemana de Gleiwitz para luego difundir un mensaje en el que se animaba a los polacos a tomar las armas contra Hitler. Un importante militar de las SS nazis admitió durante los juicios de Nuremberg que, siguiendo órdenes, él y otros agentes nazis falsificaron ataques contra su propio pueblo y contra sus propios recursos con el fin de culpar a los polacos y justificar la invasión de Polonia.

El indendio de Reichstag

Berlin,  Reichstagsbrand
El general nazi Franz Halder también testificó en los juicios de Nuremberg que el líder nazi Hermann Goering admitió prender fuego a la sede del Parlamento alemán -el Reichstag- en 1933 para luego culpar a los comunistas de haber provocado el incendio. En la noche del 27 de febrero de 1933, el Reichstag se incendió y Marinus van der Lubbe, un comunista radical, fue acusado como único responsable de la provocación del fuego. Los nazis aprovecharon este hecho para promulgar el Decreto del incendio del Reichstag, que anulaba las principales libertades civiles de los ciudadanos alemanes y permitía las detenciones arbitrarias sin necesidad de juicio. Las actividades del Partido Comunista aleman fueron suprimidas y miles de sus miembros resultaron detenidos bajo este nuevo decreto surgido como fruto de un incendio que los mismos alemanes provocaron, según las confesiones de los juicios de Nuremberg.

El incidente de Mainila

Incidente de Mainila

El incidente de Mainila tuvo lugar en noviembre de 1939 cuando el Ejército Rojo de la Unión Soviética bombardeó la aldea rusa de Mainila para culpar del ataque a Finlandia, país con el que compartía tratados de no agresión. Ese suceso sirvió a la Unión Soviética como un impulso propagandístico y sentó las bases para el lanzamiento de la Guerra de Invierno que comenzó cuatro días después. Los finalndeses llevaron a cabo una investigación que concluyó en que ninguna artillería finlandesa había podido llegar a la aldea de Mainila, por lo que encontraron que el bombardeo de la aldea fue todo un montaje soviético. En 1994, el presidente ruso de entonces, Boris Yeltsin reconoció que Rusia había sido el agresor que había provocado el inicio de la Guerra de Invierno.

El Golpe de Estado en Irán

Golpe de estado Iran

La CIA admite que durante la década de 1950 contrató a iraníes para que se hicieran pasar por comunistas y provocaran el derrocamiento de gobierno iraní en 1953. Un documento secreto de la CIA que data de 1954 detalla cómo Estados Unidos y funcionario británicos trazaron milimétricamente el golpe militar que derrocó al primer ministro de Irán que había sido elegido democraticamente por el pueblo iraní. En el escrito aparece una Gran Bretala que, temerosa de los planes de Irán para nacionalizar su industria petrolera, ideó el golpe de estado y instó a Estados Unidos para cooperar y construir juntos la operación que derrocaría al primer ministro iraní que resultaba molesto para las economías y el poder de estos países. Así, iraníes que trabajaban para la CIA se hicieron pasar por comunistas para acosar a líderes religiosos y organizar el atentado contra la casa de un clérigo, actividades que formaban parte de una campaña destinada a volver a la comunidad religiosa del país en contra del gobierno de Mossadegh.

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