Caso Neruda: Todos los dardos apuntan a Draper

El abogado Eduardo Contreras presentó al ministro Mario Carroza -este miércoles 5 de mayo- un escrito con copias de publicaciones de prensa chilena y brasileña “que confirman la extraña conducta a lo largo de la presente investigación judicial del doctor Sergio Draper –que atendió a Neruda en sus últimas horas- que en nuestra opinión deberá […]

Por Director

06/06/2013

Publicado en

Justicia y DD.HH / Portada

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El abogado Eduardo Contreras presentó al ministro Mario Carroza -este miércoles 5 de mayo- un escrito con copias de publicaciones de prensa chilena y brasileña “que confirman la extraña conducta a lo largo de la presente investigación judicial del doctor Sergio Draper –que atendió a Neruda en sus últimas horas- que en nuestra opinión deberá en su momento ser sometido a proceso”.

Una de estas publicaciones es el diario Jornal do Brasil del 24 de septiembre de 1973 que publicaba en primera página la nota Neruda muere en Santiago, del periodista Paulo César de Arújo y del fotógrafo Evandro Texeira, despachada desde Chile a pocas horas del fallecimiento del poeta.

Allí el doctor Draper asegura que Neruda murió a las 22:30 horas –del 23 de septiembre- en la Clínica Santa María “víctima de una infección urológica crónica y flebitis”. Este periódico fue hallado por el periodista brasileño Frederico Fullgraf quien se lo entregó a Contreras. Estas declaraciones de Draper contrastan severamente con las vertidas a otros medios y en instancias judiciales por la muerte de Neruda.

Con ocasión del segundo aniversario de la muerte de Neruda, el diario chileno La Tercera publicó la nota titulada Postreros instantes y las últimas palabras del poeta Pablo Neruda, del periodista Orosmel Valenzuela, que aparece citada en el libro El doble asesinato de Neruda, de Francisco Marín y Mario Casasús.

Allí Draper, que es presentado como el médico de turno en la clínica Santa María que atendió al poeta hasta “su postrer instante”, sugiere que Neruda murió de cáncer y afirma que escuchó sus últimas palabras. Neruda le habría dicho cinco horas antes de morir: “Doctor, tengo la próstata podrida (…) póngame Amidona”. Draper dice haber accedido a esta solicitud para disminuir el dolor, tras lo cual Neruda esbozó su última frase: “Estoy muy bajo…”. Después habría entrado en estado “precomatoso” y nunca habría recuperado la conciencia.

Pero a la Justicia dio una versión completamente distinta. Según se señala en El doble asesinato de Neruda, Draper declaró en la causa 1038-2011 “Caso Neruda”, el 14 de noviembre de 2011, lo que sigue: “me recuerdo que el domingo 23 de septiembre del año 1973, me encontraba de turno en la Clínica Santa María y siendo alrededor de las 15 horas me llama la enfermera de turno, quien al parecer era la señora María Araneda Aguilera, quien me señala que el paciente Pablo Neruda se encontraba con dolor, en forma inmediata me dirijo a su habitación, la cual correspondía a un departamento y al ingresar saludo a su esposa, señora Matilde Urrutia y enseguida tomo las indicaciones dejadas por el médico Roberto Vargas, donde señala que en caso de dolor debe administrarse Dipirona intramuscular; seguidamente veo al señor Neruda, un paciente agónico, en anasarca (cuerpo hinchado producto de edema) y con una probable fractura patológica del fémur, al parecer derecho (producto de una metástasis). Enseguida tomo contacto con la citada enfermera, dándole las instrucciones para administrar el medicamento por vía intramuscular”.

Este médico asegura que al anochecer de ese día se retiro dejando el turno “al parecer al doctor Price”. Afirma que al otro día, al llegar a la Clínica se entera por los comentarios que Neruda había fallecido la noche anterior.

Draper hizo una segunda declaración judicial sólo con el fin de agregar que el doctor Price le contó que después de morir Neruda, él levantó las cubiertas de la cama para mostrarle a Matilde Urrutia que en su deceso no había ocurrido nada extraño.

Sergio Draper describió a Price como un hombre de «cabello corto, semiondulado, rubio», a quien nunca más vio en la clínica Santa María.

En vista de las contradicciones en las que ha incurrido Draper, el abogado Contreras se pregunta en su escrito judicial: “¿Hasta cuándo tantas mentiras y contradicciones que además pueden desvirtuar el sentido de las pericias?¿Qué razones movieron en su tiempo, y mueven hoy, a los adictos a la dictadura a dar distintas versiones respecto de la causa de muerte del poeta?¿Qué temen que se descubra?”.

Por Francisco Marín

Foto: Evandro Texeira

El Ciudadano

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